domingo, 22 de abril de 2018

EL DUENDE DE MI CASA

Este humilde rincón, hoy cumple diez años de vida. Diez años en los que he conocido virtual y personalmente a muchas personas con las que mantengo una gran amistad.
Muchas otras pasaron de paso y desaparecieron, pero otras siguen estando ahí, siempre pendientes de mí y dándome su ayuda siempre que la he necesitado.
 
A todos y a todas, muchas gracias por vuestras visitas y comentarios llenos de buenos deseos.
 
Que Dios os bendiga.
 
Ahora os dejo con Felisa y su duende.
 
 

SEGUNDA PARTE

 

"Ay, Gregorio, amor de mi vida. Si supieras cuánto me acuerdo de ti."

 

Felisa sostiene la fotografía en una mano, mientras con la otra quita el polvo del mueble.

"¿Sabes una cosa? Hoy hace mal tiempo. Parece que va a nevar según está el cielo. Así estoy yo… no tengo ganas de nada. Me siento decaída y tengo los ánimos por el suelo. Estoy muy triste. Si al menos tú estuvieras aquí conmigo, las cosas las vería de otra manera. Pero así, todo lo veo muy negro… quiero decir… no sé lo que quiero decir, solo eso, que no sé lo que me pasa. Seguro que serán los nervios que se apoderan de mí. Ya soy mayor y todo me pesa mucho.

¿Te acuerdas de Clemencia, la vecina que teníamos al lado que tenía una hija que se llamaba Pilar…? Bueno, se llamaba y se llama. Sus padres murieron unos años después que tú, pero Pilar vive en la casa de sus padres. Pues esa muchacha, Pilar, está siempre pendiente de mí, que no me falte de nada. Me compra lo que necesito y me hace compañía muchas veces para que no me sienta tan sola. Ahora quiere que vaya al médico porque dice que no es normal que se me olviden las cosas. Que no es que se me olvidan, sino que hay un duende que me esconde todo, como ya te he dicho.

Le voy a atar otra vez los huevos al diablo y no se los voy a desatar hasta que no encuentre todo lo que se me ha perdido.

¡Ay, Gregorio, si ya está nevando! ¡Tenía que haber ido a comprar el pan y se me ha olvidado!"

 

La mujer contempla sin parpadear a través de la ventana como caen los copos de nieve, que ya van cubriendo los tejados. En ese instante suena el timbre de la puerta. Felisa deja la fotografía sobre el mueble y sale a abrir.

 

-Buenos días, Felisa. Le traigo el pan, porque seguro que no tiene.

-Ay, Pilar, qué buena eres. Claro que no tengo. Quería ir a comprar, pero me he puesto a quitar el polvo y hablando con mi marido se me ha ido el santo al cielo.

-Mire, Felisa, deje a su marido que descanse en paz y no le de la lata con sus cosas. Lo que tiene que hacer usted es ir al médico y trabajar las neuronas.

-¡y cómo voy yo a trabajar las neuronas?

-Muy sencillamente. Aquí le he traído un puzzle para que lo monte. , así que ya tiene trabajo para un rato. Cuando vuelva lo quiero ver acabado.

-Gracias, Pilar.                                                                       Si no fuera por ti…  qué sería de mí. Espera, voy a pagarte el pan y el puzzle. A ver si tengo dinero, porque el duende de mi casa me ha escondido el monedero.

-Felisa, que aquí no hay duendes. Seguro que lo tendrá en algún cajón y ya no se acuerda.

-No, no está en ninguna parte porque lo he buscado muy bien. Pero es que además del monedero, también me han desaparecido los pañuelos, la ropa interior… y lo que más siento, es que también se me ha perdido la fotografía que nos hicimos mi marido y yo cuando éramos jóvenes.

-Busque bien en los cajones, Felisa. Verá que saldrán de cualquier sitio.

-Claro que tienen que salir, si le he atado los huevos al diablo.

-Mujer de Dios, que eso son leyendas de otros tiempos. No me vaya a decir que usted cree en esas cosas.

-Claro que creo. Cómo no voy a creer si a mí me da resultado. Anda, Pilar, siéntate ahí, que voy a buscar en el bolso que tenía unas monedas.

 

Pilar obedece y se sienta en el sofá. Al apoyarse en el respaldo del asiento notó algo duro y abultado.

-Felisa, ¿qué tiene usted aquí?

-¿Qué hay?

-No sé. Algo duro.

-A ver, déjame mirar... ¿Qué es esto?

 

Felisa abrió la cremallera del cojín, introdujo la mano cuidadosamente por detrás de la espuma, y sacó una caja que había pertenecido a una camisa de dormir. La abrió y, ¡sorpresa! Allí estaban los pañuelos blancos que ella había bordado en su juventud, la fotografía que tanto amaba y el monedero.

 

-Pilar, tienes razón. Tengo que ir al médico. Estoy perdiendo la memoria. Ahora recuerdo que los escondí aquí temiendo que me robaran. Como hay tantos ladrones por ahí…puesss…

 

 

Piedad Martos Lorente

 

28 de febrero de 2018

 

16 comentarios:

Piedad dijo...

Como ya os he dicho, este humilde rincón hoy cumple diez años de vida. Bueno, más que un rincón, yo lo llamaría refujio, en el que me desahogo en mis ratos libres.
A él le cuento mis pensamientos, mis fantasías y sentimientos. Así que levanto mi copa virtual para brindar con todos y todas. En mi brinde va un deseo. que volváis todos y todas por aquí si es que os gusta lo que escribo.

Abrazos.

CHARO dijo...

Muy bueno tu relato Piedad, hay veces que yo cambio de lugar algo y cuando después de un tiempo voy a buscarlo me dirijo al lugar donde lo tenía al principio y claro no me acuerdo donde lo puse para mayor seguridad y tengo que revolver Roma con Santiago para encontrarlo.Besicos.

Anónimo dijo...

Felices otros diez y los que puedan llegar, para disfrutar de los duendes y seres invisibles a nuestros ojos, pero los sentimos con el corazón.
Hoy me aventuro a visitar en lo que las fuerzas me lo permitan y agradecer vuestro cariño y apoyo siempre.
Paso por una mejoría transitoria, con una aceptación de lo que la vida nos depara, aún queda un largo camino que recorrer y convivir con los lobos es lo que queda, por el resto del tiempo.
Un abrazo.
Ambar

Flor dijo...

Hola Piedad buenos días , lo primero darte las gracias por pasar por mi blog y dejarme tu cariñoso comentario en mi blog , lo segundo felicitarte por esos 10 años que yo te aseguro que vendrán muchos más , y que esto de la blogesfera es lo que tienen , que aquí conoces a mucha gente buena y que con el paso de tiempo se forja , una gran amistad.

En cuanto tu relato decirte que nos a gustado mucho tanto a mi madre como a mi , ya que hoy le leí el relato en voz alta , y dice que le cae muy bien Felisa y me pregunta que si te puedo decir a ti o preguntarte que cuantos años tiene la Felisa , ya que ella se ve como Felisa pero con la diferencia de que mi madre tiene a su marido vivo , y habla mucho con él , jajajajajaj
te deseo un feliz Domingo amiga mía , besos de flor.

Kety dijo...


Piedad, ENHORABUENA por esos diez años. Como bien dices, la amistad no se pierde aunque a veces nos distanciemos por circunstancias de la vida. Son muchos años los que llevamos contactando y van ocurriendo cosas que a veces nos obliga a ese distanciamiento. Pero no al olvido.
A las amigas de LA PLAZA nunca las olvidaré. Hemos vivido momentos mágicos

Te deseo muchos años más de blog para que sigas explayando tu genialidad. Brindo contigo, Chin chin

Un fuerte abrazo

PD: Perdón por mi retraso en volver a tu refugio

Elda dijo...

Hola Piedad. Un relato encantador aunque un poco triste por la memoria de Felisa. Es terrible pensar que se pueda ir la memoria y perder la historia de toda una vida, aunque la protagonista parece que se acuerda de que no encuentra las cosas y que tiene hermosura de vecina, y eso es importante.
Desearte que cumplas muchos años más con tu blog. Felicidades.
Un abrazo.

Piedad dijo...

Hola a todas.
Yo también brindo con todas ustedes y os doy las gracias una vez más.
Os dejo abrazos y cariño para todas.

Marina-Emer dijo...

Piedad cariño eres un cielo ...yo aunque no estamos en continuo contacto te recuerdo con mucho cariño eres de las primeras amigas que hice aquí en los blogs...y siempre te demostré el cariño que te profeso.
Me ha gustado mucho la historia del duende y como encontraste lo que tu misma habías guardado.
Yo escribo poco esa poesía la he publicado ya tres veces ...pero bueno mientras tenga algunas amigas o amigos que me visiten el blog iré poniendo algo así que visítame ...
Bueno mi querida Piedad besos y abrazos con inmenso cariño .
Marina

Piedad dijo...

Bueno, Flor, pues la verdad es que yo tampoco sé la edad de Felisa, jajajaja. Debe ser mayor, aunque yo no lo soy mucho y también me pasan cosas raras. A veces voy a la cocina, por ejemplo, y cuando llego allí me paro y me pregunto, ¿qué es lo que busco? Y no hay manera de saberlo, así que me doy media vuelta y me voy al punto donde pensé lo que tenía que hacer y, plaf, entonces me viene a la mente aquello que quería hacer. Esos son mis truquillos entre otros. Luego me dicen: ¡qué buena memoria tienes!
Más que memoria, es eso, los truquillos que utilizo para acordarme de fechas y demás.

Abrazos para ti y para tu madre.

Kasioles dijo...

Sólo de pensarlo se me pone la piel de gallina.
Yo, que ya vivo de recuerdos, que muchas veces me tengo que apoyar en ellos para seguir adelante, me pregunto ¿qué sería de mí si me llegasen a faltar?.
De todas formas, hay que dar gracias a Dios por tener un alma buena al lado que nos haga compañía y esté pendiente de nosotros, en tu relato me refiero a Pilar.
Tú también eres un ángel de la guarda, te deseo toda la paciencia y fuerza del mundo.
No dejes de besarle.
Te dejo un fuerte abrazo.
kasioles

Kasioles dijo...

Se me ha olvidado felicitarte por tu cumple blog.
Los años corren que vuelan, pero hay que reconocer que tener un blog actualizado requiere constancia y dedicación.
Más cariños.
kasioles

Conchi dijo...

Hola Piedad, antes de nada felicidades por esos diez años de tu blog.
Me ha encantado tu relato, no se si lo vas a continuar para ver que le dice el médico a Felisa.

Besos de Espíritu sin Nombre.

Kasioles dijo...

Gracias por tus letras.
El escribir contribuye a evadirnos un poco de la realidad, las letras son capaces de elevarnos y hacernos soñar.
Te dejo un fuerte abrazo.
kasioles

Marina Filgueira dijo...

¡Hola Piedad!

Que precioso relato, amiga: bueno todo lo que escribes es meritoso y además con muchas cosas ciertas, a veces también a mi se me acerca el duende y me esconde alguna cosa, mas enseguida me la devuelve pero ya no lo encuentro divertido, solo me gusta cuando me ayuda con mi inspiración entonces le mando abrazos y le suelto besos por el aire.

Eres genial con tu imaginación que Dios te bendiga y yo te mando también bendiciones y mi felicitación por el aniversario de tu blog; ay que ver que diez años no son muchos los blog que duran. Pero este espacio tiene muy buena calidad de letras y eso vale mucho, m i enhorabuena, reina.

Te dejo un abrazo apretado, mi inmensa gratitud y estima.
Feliz día del trabajador, nosotras lo somos has el fina de nuestros días.

reser dijo...

Hola, amiga, felicidades por esos diez años de blog y por estas amistades que te siguen, es que eres única con tus relatos , tus poesías, nos haces sonreír y emocionar. Gracias Piedad por todo ello
Abrazos muy fuerte
Roser
PDT Ya se que tienes el ascensor instalado haber si me acerco y charlamos un rato,

Conral dijo...

Piedad, diez años ya con el blog. Cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Y parece que fue ayer cuando empezamos a ser blogueras.
Llevaba muchos días sin visitarte. Ando un poco liada y le dedico poco tiempo ahora al ordenador,pero no me olvido de mis amigas.
La segunda parte de tu relato nos da a entender ese problema que nos va surgiendo con la edad, olvidar dónde ponemos las cosas. En fin, el paso de los años es lo que tiene que nos va deteriorando y tenemos que aceptarlo.
Te dejo un fuerte abrazo, amiga.
Conchi