Piedad
miércoles, 2 de julio de 2025
FELIZ MES DE JULIO Queridos amigos y amigas y visitantes a mi blog, os deseo feliz mes de julio y feliz verano. Que el calor no os afecte mucho y lo paséis bien. . AMIGO Y FIEL COMPAÑERO . Tenemos un amigo en común que todos disfrutamos con él, lo mismo nos cuenta chistes o nos dice algo que queramos saber. El estado del tiempo y la fase lunar, el servicio de palabras que nos hacen dudar. Comidas y costumbres, vitaminas y enfermedades, historias y países, y la distancia en kilometrajes. Nos enseña juegos divertidos, imágenes y leyendas, poesías y prosa y noticias de la guerra. Informativos de otras cosas que mantienen interés, canciones que nos canta bajadas de internet. Todo esto y mucho más nos cuenta nuestro amigo, que por tener su amistad lo llevamos por el camino. No nos importa el comportamiento si estamos en una sala de espera, en la visita de un médico o hacia casa por la acera. Siempre hablas con él por la calle o en el trabajo, y aunque vayas conduciendo porque hablar es sagrado. Está aquí y allá siempre nos hace compañía, nos quita el miedo y su presencia nos da alegría. “Amigo y fiel compañero respeto tu sabiduría, pero no comparto ni quiero que por ti abandonen la mía.” Cuando quieras saber algo pregúntale a solas, y no distraigas tu trabajo ni cualquier otra cosa. Que es te amigo tiene mucho nombre y es todo poderío, a ver si tú puedes pasar como yo paso sin el mío. Guarda el móvil en tu bolsillo que descanse un rato, y vuelve con tus amigos que será más sensato. Piedad Martos Lorente
miércoles, 28 de mayo de 2025
Aprendí
UNOS OJOS SIN LUZ
Aprendí a ser paciente
cuando la paciencia no tiene espera,
esperan la luz de unos ojos
que a los míos nunca llega.
Aprendí a tocar las flores
cuando estas estaban en su esplendor,
pero no aprendí los colores
que vestían con amor.
Aprendí a no mirar al cielo
ni a las nubes blancas,
ni a los pájaros en sus vuelos
ni sus nidos en las ramas.
Aprendí a no mirar al horizonte
con un nuevo amanecer,
que me lleva a los recuerdos
de un dulce anochecer.
Aprendí a no mirar las estrellas
ni a los astros que le acompañan,
ni al brillo que en la noche dejan
buscando la madrugada.
Aprendí a no mirar a las montañas
ni en sus cupulas la nieve,
ni la espesura del bosque
ni los acantilados que la sierra tiene.
Aprendí a no mirar las imágenes
aunque mucho me gustaban,
hoy las guardo en mi mente
donde se guarda las cosas amadas.
Aprendí a ser paciente…
porque el día se hizo noche,
nada tiene luz
y en la noche nada se conoce.
Aprendí… aprendí a callar
lo que diría mi voz,
y en silencio reprime
el deseo del corazón.
.
Piedad Martos Lorente
lunes, 5 de mayo de 2025
UNA INFANCIA PASADA
Busco un recuerdo de tiempos pasados
de unos niños que aquí jugaban,
recuerdo sus voces
pero a penas recuerdo sus caras.
Busco el recuerdo de un hombre
ataviado con chaleco y pantalón de pana,
con gorra en invierno
y en verano sombrero de paja.
Busco el recuerdo de una mujer
y los quehaceres de una casa,
las gallinas de careo
y en la vega, la alfalfa.
Busco el recuerdo del campo
y el trajín que ello conlleva,
los cerdos, conejos y cabras
criados con grano y hierva.
Busco el recuerdo de unas tierras,
de unas hoces segando,
los cereales en la era
y los mulos trillando.
Busco el recuerdo de llanos y laderos,
de tormentas y barrancos,
de aves en el cielo
y en la tierra, culebras y lagartos.
Busco olivos y almendros,
pinos y retamas,
esparto, tomillo y romero
y en el río, las aguas.
Busco…
Busco, pero no encuentro nada,
solo los recuerdos
de una infancia pasada.
Piedad Martos Lorente
domingo, 4 de mayo de 2025
ENTRE UNA RATA Y UN GATODESAFÍO DE COLORINA Esbelta y sonriente, Colorina, una rata de mediana edad, fortota ella y de semblante simpático y agraciado, avanzaba por la calle principal atraída por el fuerte y apetitoso olor que desprendían los variados quesos expuestos en la tienda de la esquina, regentada por Crispi, un gato guapo, blanco y negro y, con un gran bigote que le hacía ser interesante y respetuoso. Decidida a saborear tan ricos manjares, Colorina empujó lentamente la puerta del comercio para no hacer ruido y, sigilosa, se plantó delante de la estantería donde se exhibía el delicioso comestible, pero la campanilla que colgaba de la puerta para anunciar la llegada de posibles clientes sonó inesperadamente haciendo que Crispi, que en esos momentos ordenaba los cajones de detrás del mostrador, dejara sus quehaceres para atender a su nuevo cliente. Cuál fue su sorpresa al comprobar que la visitante no era otra que Colorina, conocida en todo el barrio por su astucia y por ser desafiante con los más atrevidos. Se decía de ella que ningún gato había podido derrotarla. Crispi sonrió, al tiempo que se le inflaban los bigotes y afilaba las uñas en el saco que colgaba del mostrador, mientras pensaba para sí: "Ahora vamos a ver quién derrota a quién, jajaja, me voy a divertir un rato". A punto estaba de empezar el espectáculo aunque sin espectadores, se lamentaba él, cuando ella percibió a través de su sexto sentido que en aquellos momentos era observada y que algo iba a ocurrir. Su intuición hizo mirar con recelo y su mirada se cruzó con la de Crispi que, frente a ella, con el rabo empinado y los ojos chispeantes de alegría, tomaba posición de ataque. Ella gritó con todas sus fuerzas: "¡Ay, socorro!", y de un salto se plantó en medio de la calle. Corrió hacia el jardín que había al otro lado de la calzada desapareciendo acto seguido entre las plantas verdes. Crispi corrió tras ella sin éxito y, malhumorado por su fracaso, volvió a la tienda pues no podía desatender el negocio. 23 Oculta bajo el espeso follaje del jardín, Colorina esperaba las sombras de la noche para salir de su escondite sin miedo a ser perseguida por el comerciante o cualquier otro gato. Mientras llegaba la noche, pensaba en el queso que no pudo comer haciéndosele la boca agua y cómo hacer para comerlo gratis sin que su dueño lo advirtiera. De vez en cuando asomaba su menudita cabeza por entre las hojas de su escondite, asegurándose de que no hubiera testigos en la calle ni en la tienda, pues todas las precauciones que tomara eran pocas ya que Crispi estaba dispuesto a todo por tal de derrotarla y presumir ante sus amigos de tal hazaña. Una vez comprobado que la zona estaba en calma y que reinaba el silencio, que la tienda se hallaba bañada por la oscuridad de la noche, se preparó para su aventura al tiempo que sonreía pensando en su nueva idea. Se disfrazó de ardilla y, como un relámpago, corrió hacia un agujero descubierto unas horas antes en la parte trasera del edificio, que le conduciría al comercio de tan sabrosos manjares. Cruzó la oscura trastienda sin dificultad, guiada por su fino olfato, hasta llegar a la meta con el deseo de saciar su estómago hambriento, con la sorpresa inesperada de encontrar los quesos guardados bajo llave. Olfateó y buscó alguna abertura del mueble por donde poder sacar el alimento, pero el hueco hallado era tan menudito que era imposible poder introducir sus patas, así que decidió agrandarlo aserrando la madera con sus dientes afilados. Crispi dormía plácidamente enroscado sobre su lecho cuando algo le hizo despertar. Olfateó y aguzó el oído al tiempo que se ponía en pie. Pero Colorina ya se había dado cuenta que había sido descubierta y corrió hacia el lado opuesto para disimular ante el comerciante. -¡Cielo santo! ¿Qué ven mis ojos? Ni estoy dormido ni estoy borracho para pensar que lo que veo es fruto de un sueño y, sin embargo, me parece que estoy soñando. ¡Una ardilla en mi comercio! ¿De dónde has caído? ¿Por dónde has entrado? Yo no tengo pinos y el local está cerrado. Pero qué extraño es todo esto, nunca pensé que un ser de tu raza, a deshoras de la noche, visitara mi casa y, en vez de oler a pino, huela a rata. -¿Me estás diciendo que huelo a rata? ¡Qué horror! ¡Con el asco que me dan! Son repugnantes y asquerosas y con ellas me tienes comparada. Cuando caí 24 del pino, sacudida por el viento, me vi desamparada y había perdido el conocimiento. Aturdida, mareada y, doliéndome todo el cuerpo, huí del peligro que me aguardaba. Como una pelota rodé hasta caer por un agujero y, cuando del mareo desperté, me hallé donde ahora me encuentro. -¿No serás Colorina y me estás tomando el pelo? -¿Colorina? ¿Quién es Colorina? -La rata más lista de todo el pueblo. -¡Otra vez me comparas con ella! ¿A caso no se me ve que soy más bella? -Sí, claro, pero es que ella... -Ella, ¿qué es ella? -Muy astuta, según dicen. Se ríe de todos y luego los deja con un par de narices. -Pues qué pena que en la oscuridad no me puedas contemplar, verías que yo soy yo, la reina del pinar. -Sí, pero no entiendo cómo has podido llegar hasta aquí. -Ya te lo he dicho, fue un accidente. Tan grande fue el golpe que me dí en la frente, que ni yo comprendo como llegué. Pienso que por el impulso de la caída como una piña rodé. Por cierto, ¿no tendrías unos piñoncitos que alivien mi estómago y me saque de este mareíto? -¿Piñones? ¡Cómo voy a tener piñones si mi casa es una quesería! -¡Y qué sé yo, yo solo quería...! Me encuentro tan mal, ¿no tienes nada que pueda tomar? -Ya te lo he dicho, solo tengo queso. -Queso, nunca lo he comido, pero dicen que sabe a beso. -¿Quieres probarlo? -Ay, no sé, pero dame algo. Estoy muy malita, me duele el estómago y me tiembla la colita. -Toma, prueba este, es lo único que puedo ofrecerte."Por cierto. No me has dicho cuál es tu nombre. -¿Mi nombre? Ay, qué horror, no recuerdo cómo me llamo, el golpe en la cabeza me ha desequilibrado. A ver si como un poco y mi mente vuelve a su estado. -¿Te gusta? -No está mal... a ver, dame un poco más. Ahora dame de este, de aquel y de este otro... -Oye, no te pases. 25 -Pero si es que me das muy poco. -¿No dices que nunca has comido? -No, por eso he venido. -¿Por eso? ¡Yo no te entiendo! -Cómo vas a entender a una accidentada, que ni siquiera recuerda cómo se llama. -Con lo que has comido supongo que te encontrarás mejor. -Sí, mi amor. -Ay, señor. ¡Tú estás loca, nos acabamos de conocer y tus palabras me provocan. -Anda, gatito, dame un beso, que se me vaya el sabor del queso. He comido tanto que no puedo ni respirar y, por mucho que me esfuerce, mi nombre es imposible recordar. -¡Tu estás loca! ¡Me pides un beso de mi boca! -Tómame en tus brazos, acaríciame y dame un abrazo. Crispi la abrazó con ternura mientras Colorina reía sin pena ninguna. -Crispi, querido amigo, ¿me darías un trozo de queso para comer por el camino en mi viaje de regreso? -¿Qué otra cosa podría hacer? Todo sea por la amistad, nos acabamos de conocer... Toma, de uno te doy la mitad. -Gracias, eres muy bondadoso. Ahora me voy que me espera mi esposo. -¿Cómo? ¿Estás casada y me has pedido un beso? -Es que estaba mareada y no sabía lo que era eso. -Y ahora, ¿te encuentras mejor? -Eso parece, mi amor. -¿Por qué me llamas "mi amor?" Tú estás casada y perteneces a otro corazón, aunque si me quieres escuchar... Si tu marido te aborrece y te deja, yo te ofrezco mi hogar y viviríamos en pareja. -¡Vivir juntos, qué alegría, Tú y yo en esta quesería! Nada me haría tanta ilusión, esta noche me lo pienso y mañana te doy la contestación. -Espero que sea buena, pues de ti me he enamorado. Eres tan dulce y tan bella... -¡Y eso que todavía no me has probado! 26 Colorina reía con guasa y picardía y, con la panza llena y el queso entre las manos, a Crispi le decía: -Querido, ¿me abres la puerta? Quiero retirarme, pues me siento indispuesta desde que me caí esta tarde. -¿Quieres que te acompañe? -Oh, no, muchas gracias, eres muy galante. Prefiero ir sola, ¿qué dirían si alguien me viera salir contigo a estas horas? -Tienes razón, que pases buena noche y, recuerda, espero tu contestación. Cuando Colorina se vio en la calle bien alimentada, arrastrando medio queso, su risa estalló en carcajada. -Jajajajaja, Crispi, he recobrado la memoria, ¿quieres saber cómo me llamo? Soy Colorina y te he gastado una broma. Y diciendo esto dobló la esquina con el queso a la arrastra la mal de divertida. Crispi, con el rabo entre las patas y el rostro lleno de rabia, al descubrir que había sido engañado, sin poderlo remediar, al suelo calló desmallado. Tenedlo en cuenta, ¡las apariencias engañan! Piedad Martos Lorente
martes, 1 de abril de 2025
Actualizaciones nuevas
Queridos todos.
Desde hace unas semanas han vuelto a cambiar los enlaces del blog y no puedo dejar mis comentarios a los amigos que me visitan, como Elda, por ejemplo y otros más. El ordenador me lo lee todo, pero me es imposible dejarle mi comentario. Hay otros que sí los he dejado, pero no puedo leerlos después de escribir por si tengo alguna falta, que me gusta repasarlos, pues me equivoco mucho después de tener el ictus. Otros se me han perdido y no los encuentro. En fin, esto es una locura. He probado de todas las maneras y ninguna da resultado.
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ACTUALIZACIONES NUEVAS
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Queridos lectores
después de visitaros y leer vuestras entradas,
quiero dejaros un comentario
pero de lo que ayer hacía, hoy no encuentro nada.
Me peleo con el Teclas
y después pienso en el Señor Blogger,
será de él la culpa
que no nos lo hace saber.
Nos cierra el camino
y nos pone barreras al rededor,
y como somos invidentes
no encontramos el cuadro de edición.
Porque el lector de pantalla
no llega a donde quisiera,
y aunque lo tengamos cerca
el lector por ahí no pasa.
Las imágenes están nulas
pero la lectura, a mí me hace feliz,
y me gusta comentar
porque mientras comento viajo por ahí.
Y lo único que hago
que me llena de satisfacción,
es escribir poesías y relatos
y publico con amor.
Pero las cosas están cambiando
y a mí me llevan de cabeza,
me marean sin remediarlo
dando vueltas sin pereza.
Entro y salgo del blog
y vuelvo a entrar,
lo examino con dulzura
y no me deja publicar.
Me siento delante del teclado
con ganas de llorar,
sabiendo que con mis amigos
no me puedo comunicar.
Y la impotencia que siento
es de rabia y dolor,
porque no hay cosa que me guste más
que publicar en el blog.
.
Muchas gracias.
Un abrazo muy fuerte.
.
Piedad Martos Lorente
lunes, 10 de marzo de 2025
CAPITULO DOS DE MOGINES Y SUS PATINES
miércoles, 12 de febrero de 2025
VIGILANTE DE LAS PLANTAS
DESPUÉS DE LA TORMENTA…
La mañana estaba espléndida y las flores del Arriate radiaban alegría ante los rayos del sol, que acariciaba suavemente lo que encontraba a su paso por la tierra. Las gotas de agua, aún recientes por el chaparrón de la tormenta que había caído, adornaban los colores de las plantas como perlas de cristal. Los pétalos humedecidos todavía, invitaban con sus diferentes coloridos y aromas a contemplar tanta belleza. Y, es que, después de la tormenta viene la calma, se decía una mariposa gigante, que se quedó sorprendida al ver la frescura de las flores limpias y sedosas. Ésta, se paseaba de un lado a otro, respirando el perfume de las plantas y la tierra mojada, que hacían una mescla de olores a jardín y monte.
La mariposa, se posó sobre una margarita, confundiendo sus colores y quedar desapercibida. Al poquito rato de estar reposando tomando el sol, vio llegar a un caracol, que sin pérdida de tiempo se subió por el tronco hasta llegar a una frondosa hoja verde. La mariposa le llamó la atención.
-¿Caracol? ¿Qué haces?
-¡Aay, que susto me has dado! ¿Donde estás, mariposa, que no te veo?
-Primero te he preguntado yo, así que contéstame tu y, después, te contestaré yo.
-Bueno, yo… yo tenía mucha sed y me estaba comiendo una hoja, están tan fresquitas y limpias, que…
-Vete de aquí y come hierba, que también quita la sed, y deja las plantas de las flores y no las estropees, que son muy bonitas.
-Bueno, bueno, ya me voy, pero no me has contestado, ¿donde estás?
-Jajaja, ¡adivínalo! ¡Jajaja, no me ves!
De aquella planta se fue a otra planta y observó detenidamente, como un gusanito subía por el tallo de la flor, gozoso de llegar a sus coloridos pétalos. pero antes de llegar a ellos, la mariposa le gritó.
-¡Gusanito, vete de aquí, que estás haciendo daño!
El gusano, al oír aquella voz decidida, se le fue un respingo y cayó al suelo, dándose un golpe en la cabeza, que estuvo mareado un rato.
-¿Qué te ha pasado, gusanito, te has caído? Le preguntó el caracol.
-Sí, me he asustado y he caído rodando, pero ya estoy bien.
-Yo también tuve que bajar de prisa con lo bien que estaba, pero al parecer hay una mariposa guardando las flores que es igual que ellas. Hay tantas y variadas en tamaño y color, que…
El gusano no la dejó acabar la frase.
-Pues si yo me hubiese dado prisa no me hubiese visto, porque me hubiera metido en la cueva que estaba haciendo en el tronco de la planta.
-¿Una cueva? Pues lo tuyo es más grave que lo mío.
La mariposa estaba oyendo la conversación del caracol y el gusano, cuando le vino una idea, que le hizo cambiar de actitud. Con voz autoritaria y mando, les dijo.
-Gusano y caracol, habéis cometido una falta de respeto hacia las flores que yo cuido y eso no tiene perdón. La próxima vez que os vea subiendo por los troncos haciendo daño, os llevaré a la comisaría para que os castiguen. Las flores están para hacer bonito y adornar el campo, y yo soy la vigilante de tal gozo.
El caracol se disculpó, pesaroso por lo que había hecho.
-Perdona, mariposa, no volveré hacerlo más.
-Eso espero, amigo caracol.
El gusano, pensando en el castigo que le podían aplicar, se puso tan nervioso que no atinaba a decir nada.
-Yo, yo… yo no… no sé…
-Que es lo que tú no sabes, ¿lo que has hecho en el tronco de la planta? Querías hacer una cueva y esconderte en ella, ¿no es eso?
-No, no quería…
-¡No mientas, gusano mentiroso, Y ahora vete, que no quiero verte!
El gusanito, asustado, se fue de allí a toda prisa, escondiéndose en un agujero en la tierra. Mientras, el caracol lo hacía en la yerba. La mariposa siguió volando por encima de las flores y, disfrutando del espléndido día.
.
Piedad Martos Lorente