miércoles, 28 de mayo de 2025

Aprendí

De nuevo estoy con todos ustedes para decirles que el problema que tenía con el ordenador y dejar los comentarios ahora va bien, pues parece ser que mis quejas al señor Blogger a surtido efecto.
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UNOS OJOS SIN LUZ

 

Aprendí a ser paciente

cuando la paciencia no tiene espera,

esperan la luz de unos ojos

que a los míos nunca llega.

Aprendí a tocar las flores

cuando estas estaban en su esplendor,

pero no aprendí los colores

que vestían con amor.

Aprendí a no mirar al cielo

ni a las nubes blancas,

ni a los pájaros en sus vuelos

ni sus nidos en las ramas.

Aprendí a no mirar al horizonte

con un nuevo amanecer,

que me lleva a los recuerdos

de un dulce anochecer.

Aprendí a no mirar las estrellas

ni a los astros que le acompañan,

ni al brillo que en la noche dejan

buscando la madrugada.

Aprendí a no mirar a las montañas

ni en sus cupulas la nieve,

ni la espesura del bosque

ni los acantilados que la sierra tiene.

Aprendí a no mirar las imágenes

aunque mucho me gustaban,

hoy las guardo en mi mente

donde se guarda las cosas amadas.

Aprendí a ser paciente…

porque el día se hizo noche,

nada tiene luz

y en la noche nada se conoce.

Aprendí… aprendí a callar

lo que diría mi voz,

y en silencio reprime

el deseo del corazón.

 .

Piedad Martos Lorente

lunes, 5 de mayo de 2025

UNA INFANCIA PASADA

¿Qué buscas?

 

Busco un recuerdo de tiempos pasados

de unos niños que aquí jugaban,

recuerdo sus voces

pero a penas recuerdo sus caras.

Busco el recuerdo de un hombre

ataviado con chaleco y pantalón de pana,

con gorra en invierno

y en verano sombrero de paja.

Busco el recuerdo de una mujer

y los quehaceres de una casa,

las gallinas de careo

y en la vega, la alfalfa.

Busco el recuerdo del campo

y el trajín que ello conlleva,

los cerdos, conejos y cabras

criados con grano y hierva.

Busco el recuerdo de unas tierras,

de unas hoces segando,

los cereales en la era

y los mulos trillando.

Busco el recuerdo de llanos y laderos,

de tormentas y barrancos,

de aves en el cielo

y en la tierra, culebras y lagartos.

Busco olivos y almendros,

pinos y retamas,

esparto, tomillo y romero

y en el río, las aguas.

Busco…

Busco, pero no encuentro nada,

 solo los recuerdos

de una infancia pasada.

 

 

Piedad Martos Lorente

 

domingo, 4 de mayo de 2025

ENTRE UNA RATA Y UN GATODESAFÍO DE COLORINA Esbelta y sonriente, Colorina, una rata de mediana edad, fortota ella y de semblante simpático y agraciado, avanzaba por la calle principal atraída por el fuerte y apetitoso olor que desprendían los variados quesos expuestos en la tienda de la esquina, regentada por Crispi, un gato guapo, blanco y negro y, con un gran bigote que le hacía ser interesante y respetuoso. Decidida a saborear tan ricos manjares, Colorina empujó lentamente la puerta del comercio para no hacer ruido y, sigilosa, se plantó delante de la estantería donde se exhibía el delicioso comestible, pero la campanilla que colgaba de la puerta para anunciar la llegada de posibles clientes sonó inesperadamente haciendo que Crispi, que en esos momentos ordenaba los cajones de detrás del mostrador, dejara sus quehaceres para atender a su nuevo cliente. Cuál fue su sorpresa al comprobar que la visitante no era otra que Colorina, conocida en todo el barrio por su astucia y por ser desafiante con los más atrevidos. Se decía de ella que ningún gato había podido derrotarla. Crispi sonrió, al tiempo que se le inflaban los bigotes y afilaba las uñas en el saco que colgaba del mostrador, mientras pensaba para sí: "Ahora vamos a ver quién derrota a quién, jajaja, me voy a divertir un rato". A punto estaba de empezar el espectáculo aunque sin espectadores, se lamentaba él, cuando ella percibió a través de su sexto sentido que en aquellos momentos era observada y que algo iba a ocurrir. Su intuición hizo mirar con recelo y su mirada se cruzó con la de Crispi que, frente a ella, con el rabo empinado y los ojos chispeantes de alegría, tomaba posición de ataque. Ella gritó con todas sus fuerzas: "¡Ay, socorro!", y de un salto se plantó en medio de la calle. Corrió hacia el jardín que había al otro lado de la calzada desapareciendo acto seguido entre las plantas verdes. Crispi corrió tras ella sin éxito y, malhumorado por su fracaso, volvió a la tienda pues no podía desatender el negocio. 23 Oculta bajo el espeso follaje del jardín, Colorina esperaba las sombras de la noche para salir de su escondite sin miedo a ser perseguida por el comerciante o cualquier otro gato. Mientras llegaba la noche, pensaba en el queso que no pudo comer haciéndosele la boca agua y cómo hacer para comerlo gratis sin que su dueño lo advirtiera. De vez en cuando asomaba su menudita cabeza por entre las hojas de su escondite, asegurándose de que no hubiera testigos en la calle ni en la tienda, pues todas las precauciones que tomara eran pocas ya que Crispi estaba dispuesto a todo por tal de derrotarla y presumir ante sus amigos de tal hazaña. Una vez comprobado que la zona estaba en calma y que reinaba el silencio, que la tienda se hallaba bañada por la oscuridad de la noche, se preparó para su aventura al tiempo que sonreía pensando en su nueva idea. Se disfrazó de ardilla y, como un relámpago, corrió hacia un agujero descubierto unas horas antes en la parte trasera del edificio, que le conduciría al comercio de tan sabrosos manjares. Cruzó la oscura trastienda sin dificultad, guiada por su fino olfato, hasta llegar a la meta con el deseo de saciar su estómago hambriento, con la sorpresa inesperada de encontrar los quesos guardados bajo llave. Olfateó y buscó alguna abertura del mueble por donde poder sacar el alimento, pero el hueco hallado era tan menudito que era imposible poder introducir sus patas, así que decidió agrandarlo aserrando la madera con sus dientes afilados. Crispi dormía plácidamente enroscado sobre su lecho cuando algo le hizo despertar. Olfateó y aguzó el oído al tiempo que se ponía en pie. Pero Colorina ya se había dado cuenta que había sido descubierta y corrió hacia el lado opuesto para disimular ante el comerciante. -¡Cielo santo! ¿Qué ven mis ojos? Ni estoy dormido ni estoy borracho para pensar que lo que veo es fruto de un sueño y, sin embargo, me parece que estoy soñando. ¡Una ardilla en mi comercio! ¿De dónde has caído? ¿Por dónde has entrado? Yo no tengo pinos y el local está cerrado. Pero qué extraño es todo esto, nunca pensé que un ser de tu raza, a deshoras de la noche, visitara mi casa y, en vez de oler a pino, huela a rata. -¿Me estás diciendo que huelo a rata? ¡Qué horror! ¡Con el asco que me dan! Son repugnantes y asquerosas y con ellas me tienes comparada. Cuando caí 24 del pino, sacudida por el viento, me vi desamparada y había perdido el conocimiento. Aturdida, mareada y, doliéndome todo el cuerpo, huí del peligro que me aguardaba. Como una pelota rodé hasta caer por un agujero y, cuando del mareo desperté, me hallé donde ahora me encuentro. -¿No serás Colorina y me estás tomando el pelo? -¿Colorina? ¿Quién es Colorina? -La rata más lista de todo el pueblo. -¡Otra vez me comparas con ella! ¿A caso no se me ve que soy más bella? -Sí, claro, pero es que ella... -Ella, ¿qué es ella? -Muy astuta, según dicen. Se ríe de todos y luego los deja con un par de narices. -Pues qué pena que en la oscuridad no me puedas contemplar, verías que yo soy yo, la reina del pinar. -Sí, pero no entiendo cómo has podido llegar hasta aquí. -Ya te lo he dicho, fue un accidente. Tan grande fue el golpe que me dí en la frente, que ni yo comprendo como llegué. Pienso que por el impulso de la caída como una piña rodé. Por cierto, ¿no tendrías unos piñoncitos que alivien mi estómago y me saque de este mareíto? -¿Piñones? ¡Cómo voy a tener piñones si mi casa es una quesería! -¡Y qué sé yo, yo solo quería...! Me encuentro tan mal, ¿no tienes nada que pueda tomar? -Ya te lo he dicho, solo tengo queso. -Queso, nunca lo he comido, pero dicen que sabe a beso. -¿Quieres probarlo? -Ay, no sé, pero dame algo. Estoy muy malita, me duele el estómago y me tiembla la colita. -Toma, prueba este, es lo único que puedo ofrecerte."Por cierto. No me has dicho cuál es tu nombre. -¿Mi nombre? Ay, qué horror, no recuerdo cómo me llamo, el golpe en la cabeza me ha desequilibrado. A ver si como un poco y mi mente vuelve a su estado. -¿Te gusta? -No está mal... a ver, dame un poco más. Ahora dame de este, de aquel y de este otro... -Oye, no te pases. 25 -Pero si es que me das muy poco. -¿No dices que nunca has comido? -No, por eso he venido. -¿Por eso? ¡Yo no te entiendo! -Cómo vas a entender a una accidentada, que ni siquiera recuerda cómo se llama. -Con lo que has comido supongo que te encontrarás mejor. -Sí, mi amor. -Ay, señor. ¡Tú estás loca, nos acabamos de conocer y tus palabras me provocan. -Anda, gatito, dame un beso, que se me vaya el sabor del queso. He comido tanto que no puedo ni respirar y, por mucho que me esfuerce, mi nombre es imposible recordar. -¡Tu estás loca! ¡Me pides un beso de mi boca! -Tómame en tus brazos, acaríciame y dame un abrazo. Crispi la abrazó con ternura mientras Colorina reía sin pena ninguna. -Crispi, querido amigo, ¿me darías un trozo de queso para comer por el camino en mi viaje de regreso? -¿Qué otra cosa podría hacer? Todo sea por la amistad, nos acabamos de conocer... Toma, de uno te doy la mitad. -Gracias, eres muy bondadoso. Ahora me voy que me espera mi esposo. -¿Cómo? ¿Estás casada y me has pedido un beso? -Es que estaba mareada y no sabía lo que era eso. -Y ahora, ¿te encuentras mejor? -Eso parece, mi amor. -¿Por qué me llamas "mi amor?" Tú estás casada y perteneces a otro corazón, aunque si me quieres escuchar... Si tu marido te aborrece y te deja, yo te ofrezco mi hogar y viviríamos en pareja. -¡Vivir juntos, qué alegría, Tú y yo en esta quesería! Nada me haría tanta ilusión, esta noche me lo pienso y mañana te doy la contestación. -Espero que sea buena, pues de ti me he enamorado. Eres tan dulce y tan bella... -¡Y eso que todavía no me has probado! 26 Colorina reía con guasa y picardía y, con la panza llena y el queso entre las manos, a Crispi le decía: -Querido, ¿me abres la puerta? Quiero retirarme, pues me siento indispuesta desde que me caí esta tarde. -¿Quieres que te acompañe? -Oh, no, muchas gracias, eres muy galante. Prefiero ir sola, ¿qué dirían si alguien me viera salir contigo a estas horas? -Tienes razón, que pases buena noche y, recuerda, espero tu contestación. Cuando Colorina se vio en la calle bien alimentada, arrastrando medio queso, su risa estalló en carcajada. -Jajajajaja, Crispi, he recobrado la memoria, ¿quieres saber cómo me llamo? Soy Colorina y te he gastado una broma. Y diciendo esto dobló la esquina con el queso a la arrastra la mal de divertida. Crispi, con el rabo entre las patas y el rostro lleno de rabia, al descubrir que había sido engañado, sin poderlo remediar, al suelo calló desmallado. Tenedlo en cuenta, ¡las apariencias engañan! Piedad Martos Lorente

martes, 1 de abril de 2025

Actualizaciones nuevas

Queridos todos.

Desde hace unas semanas han vuelto a cambiar los enlaces del blog y no puedo dejar mis comentarios a los amigos que me visitan, como Elda, por ejemplo y otros más. El ordenador me lo lee todo, pero me es imposible dejarle mi comentario. Hay otros que sí los he dejado, pero no puedo leerlos después de escribir por si tengo alguna falta, que me gusta repasarlos, pues me equivoco mucho después de tener el ictus. Otros se me han perdido y no los encuentro. En fin, esto es una locura. He probado de todas las maneras y ninguna da resultado.

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ACTUALIZACIONES NUEVAS

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Queridos lectores

después de visitaros y leer vuestras entradas,

quiero dejaros un comentario

pero de lo que ayer hacía, hoy no encuentro nada.

Me peleo con el Teclas

y después pienso en el Señor Blogger,

será de él la culpa

que no nos lo hace saber.

Nos cierra el camino

y nos pone barreras al rededor,

y como somos invidentes

no encontramos el cuadro de edición.

Porque el lector de pantalla

no llega a donde quisiera,

y aunque lo tengamos cerca

el lector por ahí no pasa.

Las imágenes están nulas

pero la lectura, a mí me hace feliz,

y me gusta comentar

porque mientras comento viajo por ahí.

Y lo único que hago

que me llena de satisfacción,

es escribir poesías y relatos

y publico con amor.

Pero las cosas están cambiando

y a mí me llevan de cabeza,

me marean sin remediarlo

dando vueltas sin pereza.

Entro y salgo del blog

y vuelvo a entrar,

lo examino con dulzura

y no me deja publicar.

Me siento delante del teclado

con ganas de llorar,

sabiendo que con mis amigos

no me puedo comunicar.

Y la impotencia que siento

es de rabia y dolor,

porque no hay cosa que me guste más

que publicar en el blog.

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Muchas gracias.

Un abrazo muy fuerte.

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Piedad Martos Lorente

 

lunes, 10 de marzo de 2025

CAPITULO DOS DE MOGINES Y SUS PATINES

¿Os acordáis del gato Mogines? Os dejo otro capítulo.
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CAPÍTULO 2: LA TORMENTA
Cascabel es un perro joven,
guapo y presumido
que pasea con arrogancia
por el barrio donde ha nacido.
Antes de salir a la calle
se mira en el espejo,
se da media vuelta derecho y tieso,
se relame el hocico
y se ríe al pensar que, como él,
no hay otro perrito.
Se coge la cola
y se vuelve a mirar,
da dos pasos hacia adelante
y dos hacia atrás.
Cambia de gesto,
saca la lengua,
enseña los dientes,
levanta las orejas
y se mira de frente.
Soy guapo y vanidoso,
cuanto más me miro
me veo más hermoso.
Me he enamorado de Perla,
a ver si ella me acepta por esposo.
Y así, con aire de grandeza,
se va en busca de su enamorada
que, ante su belleza,
se queda embobada.
Se encuentra con el gato Mojines
que pasea con sus patines.
Cascabel lo mira desafiante
y se abalanza hacia él
con intención de echarle el guante.
Mojines arquea el lomo,
levanta el rabo,
lo mira y sale disparado.
¿Qué le pasa a Cascabel?,
se pregunta Mojines,
¡no me puede ver!
Yo siempre lo saludo,
le hablo con educación
y él me enseña los dientes
y me mira con traición.
Cascabel se siente el rey del Universo,
todas sus amigas le piden un beso.
Coquetean con él las hembras de su raza,
pero, él a todas les da calabaza.
Él quiere a Perla, la hembra más fina
y distinguida que por allí pasa.
Perla y Cascabel hacen buena pareja,
se quieren y se llevan bien y
él, de ella, nunca se aleja.
Un día, él le dijo:
-Perla, perrita mía,
¿te apetece dar un paseo
con este día tan romántico
a la verita mía?
-Ay, Cascabel,
lo que hace el amor,
está a punto de llover
y tú con esa ilusión.
No me quiero mojar el pelo,
que luego huelo mal
y me gusta estar bella
para cuando nos vayamos a casar.
-No te preocupes, mi amor,
tengo un paraguas
que nos cubre a los dos.
Y cogiditos por la cintura,
te diré piropos bonitos
mientras paseamos bajo la lluvia.
Así lo hicieron,
los dos enamorados
por el sendero pasearon.
Se cruzaron con Mojines
que volvía de regreso.
Este, al pasar por su lado,
los saluda con respeto.
-Hola, parejita,
os vais a mojar,
la tarde se pone fea
y llueve sin cesar.
Cascabel le planta cara,
levanta las orejas,
enseña los dientes
y parece comérselo con la mirada.
Mojines se detiene
y a Cascabel le pregunta,
ya que no entiende
el porqué de su conducta.
-Cascabel,
¿por qué me enseñas los dientes
cada vez que me ves?
Yo no me meto contigo,
soy buen gato que ayudo a mis vecinos.
-Porque me divierte verte correr.
-Pues tu actitud me asusta,
parece que me quieras morder.
-De buena gana lo haría,
pero vete y no molestes mi paseo,
¿no ves que estoy con mi querida?
-Perdona si te he ofendido,
con ella lo pases bien,
que yo me retiro.
Bajo el paraguas,
Perla y Cascabel
felices hablaban
y, entre besos y risas,
de su casa se alejaban.
La lluvia caía con ímpetu,
el viento soplaba fuerte
y allí donde estaban,
no había nada donde protegerse.
Cascabel se acordó
del consejo de su vecino,
aunque él se ofendió
y lo tomó por un enemigo.
Cogidos del paraguas
intentaron regresar,
pero éste subía por los aires
por la fuerza del temporal.
El paraguas se elevaba
y la pareja, con él, volaba.
Al principio lo encontraban divertido,
pero después Perla exclamaba en un chillido:
-¡Ay, Cascabel, amor mío!
Nos matamos,
¡el viento nos lleva al río!
-Cógete fuerte al paraguas,
mi vida, no te vayas a caer,
que cuando cese la tormenta
bajaremos otra vez.
Cada vez soplaba más el viento,
el paraguas parecía un globo
aerostático aunque sin cesto.
La pareja estaba en peligro,
de eso no había duda.
Mojines, desde su refugio,
contemplaba la escena con amargura.
A pesar de que Cascabel
siempre lo miraba mal,
le daba pena verlos sufrir
sabiendo que, en cualquier momento,
la pareja podría morir.
-Sé que le caigo mal
a ese perro orgulloso
y, total, él no es mejor que yo,
aunque se vea más hermoso.
Yo podría salvarles la vida
poniendo la mía en peligro…
¿Y si después me asusta
y se divierte conmigo?
¡Ay, Dios mío, no sé qué hacer,
el viento los sacude y van a fallecer!
Sin apartar la mirada,
el gato se afrenta a un dilema.
En su interior suena
la voz de su conciencia:
haz bien y no mires a quién.
Se frota las manos
y se pone en marcha
sin pérdida de tiempo,
busca en su cabaña
el material que precisa
para el salvamento.
Un chubasquero,
una cuerda que ata a su cintura
y rápidamente se sube
al árbol de más altura.
Se sujeta a él con ella
y hace un lazo en el otro extremo,
lanzándolo al paraguas
que sube al cielo.
Mojines grita energético:
-¡Perla, Cascabel, sujetaos bien!
¡Voy a tirar de la cuerda
para traeros al árbol
y, si lo consigo, estáis salvados!
Cascabel no podía creer
lo que sus ojos estaban viendo.
Mojines, en medio de la tormenta,
por ellos estaba sufriendo.
Empezó la lucha
entre el gato y el viento,
¿quién podrá más, la astucia del gato
o la fuerza de la tempestad?
Mojines de la cuerda tiraba,
que enganchada del paraguas,
al árbol doblaba.
El gato se tambalea,
casi pierde el equilibrio,
los perros, en el aire,
son conscientes del peligro.
La lucha se hace intensa,
el viento racheado
dificulta el rescate,
y el paraguas, elevado,
no hay quien lo alcance.
Pero Mojines no se rinde,
su condición de servir a los demás
no lo abandona,
manteniéndose firme
en lo alto de la copa.
Tira de la cuerda
con las dos manos,
se le escapa una pata…
¡Suerte que está atado!
Por fin vence al viento,
el paraguas desciende altura
y el gato se siente contento.
Los perros llegan al árbol,
el gato ata sus cuerpos con la cuerda
y, tirando de ella, baja a tierra.
Se desliza con sus patines
sobre el suelo mojado,
con la cuerda atada a su cintura,
remolca a los enamorados.
El viento no cesa,
los tira al suelo
y se golpean la cabeza.
Mojines, con sus patines,
tiene mucha maña
y, aunque el viento lo cimbrea,
logra llegar a su cabaña.
Atiende a Perla,
que del susto se ha desmayado.
Cascabel tirita de frío
y se siente emocionado.
¡Gracias a Dios,
los tres se han salvado!
Después de la tormenta llega la calma,
Cascabel organiza una fiesta
y adorna la plaza.
Pone una foto de Mojines,
cuelga cintas de colores
y en todas las esquinas
pone ramos de flores.
Quiere homenajear a su vecino,
el gato que sus vidas salvó
y que sepa el barrio entero,
que no existe un felino mejor.
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Piedad Martos Lorente

miércoles, 12 de febrero de 2025

VIGILANTE DE LAS PLANTAS

Hola, amigos y amigas. Os dejo un cuento para vuestros nietos, esperando que le gusten.
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DESPUÉS DE LA TORMENTA…

 

La mañana estaba espléndida y las flores del Arriate radiaban alegría ante los rayos del sol, que acariciaba suavemente lo que encontraba a su paso por la tierra. Las gotas de agua, aún recientes por el chaparrón de la tormenta que había caído, adornaban los colores de las plantas como perlas de cristal. Los pétalos humedecidos todavía, invitaban con sus diferentes coloridos y aromas a contemplar tanta belleza. Y, es que, después de la tormenta viene la calma, se decía una mariposa gigante, que se quedó sorprendida al ver la frescura de las flores limpias y sedosas. Ésta, se paseaba de un lado a otro, respirando el perfume de las plantas y la tierra mojada, que hacían una mescla de olores a jardín y monte.

La mariposa, se posó sobre una margarita, confundiendo sus colores y quedar desapercibida. Al poquito rato de estar reposando tomando el sol, vio llegar a un caracol, que sin pérdida de tiempo se subió por el tronco hasta llegar a una frondosa hoja verde. La mariposa le llamó la atención.

-¿Caracol? ¿Qué haces?

-¡Aay, que susto me has dado! ¿Donde estás, mariposa, que no te veo?

-Primero te he preguntado yo, así que contéstame tu y, después, te contestaré yo.

-Bueno, yo… yo tenía mucha sed y me estaba comiendo una hoja, están tan fresquitas y limpias, que…

-Vete de aquí y come hierba, que también quita la sed, y deja las plantas de las flores y no las estropees, que son muy bonitas.

-Bueno, bueno, ya me voy, pero no me has contestado, ¿donde estás?

-Jajaja, ¡adivínalo! ¡Jajaja, no me ves!

De aquella planta se fue a otra planta y observó detenidamente, como un gusanito subía por el tallo de la flor, gozoso de llegar a sus coloridos pétalos. pero antes de llegar a ellos, la mariposa le gritó.

-¡Gusanito, vete de aquí, que estás haciendo daño!

El gusano, al oír aquella voz decidida, se le fue un respingo y cayó al suelo, dándose un golpe en la cabeza, que estuvo mareado un rato.

-¿Qué te ha pasado, gusanito, te has caído? Le preguntó el caracol.

-Sí, me he asustado y he caído rodando, pero ya estoy bien.

-Yo también tuve que bajar de prisa con lo bien que estaba, pero al parecer hay una mariposa guardando las flores que es igual que ellas. Hay tantas y variadas en tamaño y color, que…

El gusano no la dejó acabar la frase.

-Pues si yo me hubiese dado prisa no me hubiese visto, porque me hubiera metido en la cueva que estaba haciendo en el tronco de la planta.

-¿Una cueva? Pues lo tuyo es más grave que lo mío.

La mariposa estaba oyendo la conversación del caracol y el gusano, cuando le vino una idea, que le hizo cambiar de actitud. Con voz autoritaria y mando, les dijo.

-Gusano y caracol, habéis cometido una falta de respeto hacia las flores que yo cuido y eso no tiene perdón. La próxima vez que os vea subiendo por los troncos haciendo daño, os llevaré a la comisaría para que os castiguen. Las flores están para hacer bonito y adornar el campo, y yo soy la vigilante de tal gozo.

El caracol se disculpó, pesaroso por lo que había hecho.

-Perdona, mariposa, no volveré hacerlo más.

-Eso espero, amigo caracol.

El gusano, pensando en el castigo que le podían aplicar, se puso tan nervioso que no atinaba a decir nada.

-Yo, yo…  yo no… no sé…

-Que es lo que tú no sabes, ¿lo que has hecho en el tronco de la planta? Querías hacer una cueva y esconderte en ella, ¿no es eso?

-No, no quería…

-¡No mientas, gusano mentiroso, Y ahora vete, que no quiero verte!

El gusanito, asustado, se fue de allí a toda prisa, escondiéndose en un agujero en la tierra. Mientras, el caracol lo hacía en la yerba. La mariposa siguió volando por encima de las flores y, disfrutando del espléndido día.

 .

Piedad Martos Lorente

viernes, 10 de enero de 2025

DESPUES DE FIESTAS

Espero que os encontréis bien después de fiestas. Yo sigo bien, que ya es mucho.
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FRÍO Y CALOR

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Un día de invierno

bajo un cielo gris,

los árboles desnudos

sin hojas que le hagan sonreír.

El viento racheado,

el sol escondido,

la gente paseando

con bufanda y abrigo.

Se visten de blanco

las montañas de los alrededores,

haciendo bello el campo

para nuevas felicitaciones.

En estas fechas vividas

con la ilusión de los niños,

de hacer grande la fiesta

que nos mantenga unidos.

Los copos de nieve

van tapando el sendero,

donde en verano se busca

el cantar del jilguero.

En árboles frondosos

de ricos follajes,

ahora vestidos de blanco

y luego de verde ramaje.

Porque todo es necesario

el frío y el calor,

la lluvia y la nieve

y los rayos del sol.

 

Por eso, siempre doy gracias

por el día que amanece,

por ver los cereales crecer

y las plantas que florecen.

Ver el agua en los arroyos

y los insectos en las flores,

los pajarillos volando

sobre un manto de colores.

Por eso y muchas cosas más

yo doy las gracias, Señor,

porque amanezca un nuevo día

con frío o calor.

 

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Piedad Martos Lorente