domingo, 24 de agosto de 2025

Relato número 2

EN UN TREN DE CERCANÍA

 

 

Hoy no viaja tanta gente. Al parecer todo el mundo se ha ido de vacaciones, se decían dos amigos que volvían de un pueblo cerca del suyo, cuando se dieron cuenta de una mujer que estaba en el andel para subir en el tren. Era una mujer mayor… bueno, no se sabe si en realidad era mayor o era la forma de vestir y el peinado, pero llamaba la atención. Se subió al vagón y se sentó frente a los dos amigos, no sin antes saludarlos con respeto y educación.

-Buenas tardes. ¿Está ocupado?

-No. Puede sentarse si lo desea.

Los dos hombres cogieron dos bolsas que había sobre los asientos y se disculparon. La mujer no era una mujer mayor, sino todo lo contrario. Era joven y muy guapa.

-Perdone. Como no había nadie lo hemos hecho servir nosotros, pero ya está.

El hombre que hablaba se quedó impresionado por la belleza que tenía frente a él y tubo que disimular para que su amigo no se diera cuenta. La mujer sacó un abanico y empezó a hacerse aire. El hombre comentó.

-Hoy hace mucho calor y el aire acondicionado del tren se ha estropeado y no funciona.

-Siempre pasa eso, que cuando lo necesitamos se estropea -dijo la mujer-. He venido de prisa porque si no es así lo hubiese perdido y ahora estoy acalorada por el esfuerzo.

El otro hombre observaba a su amigo y a la mujer y pensaba en la conversación tan simple que habían sacado. Y todo para hablar de algo y mirarla mientras hablaba, porque de guapa tenía un rato… valla, que era bonita y joven como a su amigo le gustaba.

-¿Vas lejos? -proseguía el hombre.

-No, voy aquí cerca por asuntos de trabajo.

-Ah. Pensaba que eras de aquí y resulta que vienes en busca de trabajo.

-Sí, empiezo en septiembre de maestra.

-¿De maestra? -preguntó el hombre que hasta entonces iba callado-. ¿No Irás a la pobla?

-Sí. ¿Ustedes también van al mismo sitio?

-Somos y vivimos en la Pobla -se apresuró el hombre primero antes que su compañero contestara, con la alegría en la cara sin poderla disimular.

-A lo mejor tendremos la ocasión de vernos cuando valla a buscar a mis hijos.

-Pues si tiene hijos lo más probable es que nos veamos.

Los tres rieron como si se conocieran toda la vida.

-Me voy a presentar. Me llamo Alberto y mis hijos Iván y sara.

-Yo me llamo Javier y soy soltero.

-Yo me llamo María y… soy viuda.

-Valla, cuanto lo siento.

Contestaron los dos amigos a la vez. La sonrisa de María desapareció de su rostro que dio paso al de la tristeza, que le acompañaba siempre desde aquella noche que jamás olvidaría.

-¿De enfermedad? -preguntó Javier.

-No. Murieron de accidente de tráfico nuestro hijo y él. Yo tenía reunión en el colegio y mi marido fue a casa de sus padres. Al volver un camión se le echó encima…

-Esto sí que es triste -añadió Alberto-, por eso, vamos a cambiar de tema y darle la bienvenida a esta hermosa mujer, que además de bonita es buena y se merece nuestro apoyo, que aunque no lo olvide, se sienta bien con nuestros hijos y pueda enseñarles y educarlos como si fueran suyos.

-Sí, eso me ayudará. He pedido el traslado aconsejada por el psicólogo, a ver si me siento mejor y lo olvido un poco.

-Con nuestra ayuda lo va a conseguir. Con nuestra ayuda y la ayuda de mi amigo Javier, aquí presente, que es una buena persona y simpático.

Tan entusiasmados estaban, que no se dieron cuenta que se habían pasado de estación.

 

Piedad Martos Lorente

 

sábado, 2 de agosto de 2025

UN RELATO

AMNESIA

 

-¿Paula? -Llamó el director del centro, amable como ya era por costumbre en él- hoy va a venir un joven médico a visitar a nuestros enfermos, para investigar sobre la enfermedad y el tratamiento que se les aplica a los desmemoriados… bueno, quiero decir con amnesia. Es muy joven, pero tiene ganas de trabajar e investigar sobre el tratamiento. Esto le llevará unos días y he pensado en ti. Tú serás la persona que le acompañe mientras dure su estancia.

-Bueno, espero no defraudarlo y hacer las cosas bien en todo lo que necesite.

-Paula, tú estás bien, ya te lo hemos dicho todos y tu trabajo en este centro es excelente. Si no fuera así no estarías de enfermera.

-Ya lo sé, pero… quién soy… de donde vine… tengo familia… Llevo toda una vida en este centro y en realidad todavía no sé quién soy.

-Tienes razón. Si al menos tuviéramos papeles… la documentación… tu familia, porque tendrás familia digo yo, pero a lo largo de todos estos años nadie ha venido ni a preguntado por ti, y claro, no podemos hacer más de lo que emos hecho. En su momento publicamos la noticia con una foto barias veces, pero nadie dijo nada. También es verdad que el accidente lo llevabas en la cabeza y en la cara y como no teníamos ninguna foto anterior…

-Por eso digo yo… Estoy bien, pero me falta algo para completar mi vida.

Paula se despidió del director no sin antes agradecerle todo lo que había hecho por ella. Habían salido con ella a visitar todas las calles de la ciudad, esperando encontrar en sus visitas algo que le devolviera la memoria, así como los pueblos de alrededor. Viendo que no adelantaba nada decidió quedarse en el centro, ya que el centro era para ella su casa y su familia.

En el centro hospitalario le llamaban Paula X X, y siempre iba con las enfermeras y médicos hasta el punto que llegó a interesarse por la enfermería. Estudió la carrera en un apartado dedicado a ello, sin necesidad de salir del centro si no se quería.

Al día siguiente, Paula le mostraba al doctor Carmona el historial de los enfermos y lo que tomaban cada uno, haciendo una breve visita de presentación.

Ya en su despacho, el médico le preguntó.

-Y usted, Paula, ¿Cómo se encuentra?

-Muy bien, doctor. En este centro hospitalario me siento querida, me gusta lo que hago y vivo aquí como si estuviera en familia.

-¿Y no recuerda nada de su vida anterior?

-Nada, absolutamente nada. Esa es la pena que tengo, no saber quién soy. No sé si tengo familia o no, pero nadie preguntó por mí. Ahora después de tantos años…

-Bueno, eso no importa, el día menos pensado le viene la memoria. Cualquier cosa, por insignificante que sea le puede ayudar.

-Dios lo quiera.

El doctor Carmona hizo su trabajo en los días previos a su partida. Paula le ayudó en todo lo que necesitaba.

-Bueno, mi estancia ha llegado a su final, en cuanto termine esto que estoy haciendo me voy de prisa. Tengo a mi padre… abuelo muy mayor y enfermo. Creo que no saldrá de esta.

-Lo siento mucho. Pero que ha querido decir con "mi padre… abuelo". No lo entiendo.

-No se lo he dicho, pero a mí me criaron mis abuelos. No conocí a mis padres.

-¿Qué pasó con ellos?

-Mi madre se fue de mi casa cuando yo era muy pequeño, que ni siquiera la recuerdo. Mi padre murió poco después y tampoco sé en las condiciones, solo sé que no los conocí a ninguno de los dos.

Aquella historia que el médico le había contado con aquellas palabras la dejaron sin aliento. Como podía ser que una madre abandonara a su hijo y lo dejara con los abuelos y nunca más supieran de ella.

-Bueno, Paula, como ya le he dicho, lo que estaba haciendo ha llegado a su final. Pronto me voy a ver la abuela, Mame para los amigos -Paula cambió de color esperando que continuara. El médico la miró y se sorprendió al verla-. ¿Le pasa algo? Está blanca.

-Mame… Repítalo por favor. Dígame como es su nombre, el nombre de su abuelo y el de sus padres.

El médico, tan nervioso como ella, repitió los nombres uno a uno, con la esperanza de ayudar a la mujer.

-Mi abuela se llama María de las Mercedes, Mame para la familia y allegados.

-Mame…Mame…No sé, pero… Pensaba que iba a recuperar la memoria, pero no, no recuerdo nada.

-Mi abuelo se llama Fernando -continuó el médico-, mis padres Ricardo y Lucía y yo, el más pequeño de la casa, Daniel. Dani para los abuelos que son mis padres, como ya le he dicho.

La enfermera escuchaba al joven médico sin atreverse a pronunciar palabra alguna, hasta que acabó con los nombres. Era un torbellino de palabras y nombres, que le iban y venían a la cabeza, en una despedida triste, pero necesaria por el amor que un día los unió a su marido y ella, para separarlos después. No pudo aguantar más y gritó con todas sus fuerzas entre lágrimas y risa. Se abrazó al doctor al tiempo que le decía llorando.

-Tú eres mi hijo, el bebé que dejé en casa de los abuelos mientras iba a buscar a tu padre.

Los médicos y enfermeras que estaban pasando consulta acudieron al despacho del doctor Carmona, así como las auxiliares y demás servicios, a traídos por las risas y llantos del médico y la enfermera.

 

Con lágrimas en los ojos, Paula contaba lo sucedido aquel día que la tragedia la apartó de los suyos. Con el dolor de su corazón, tuvo que dejar a su bebé, aquí presente, con la única familia que tenía, sus suegros, para ir en busca de su marido.

-Estaba a punto de cruzar la frontera, cuando un grupo de encapuchados me atacaron por sorpresa. Me golpearon sin piedad en la cabeza y cara, hasta que perdí el conocimiento. Lo demás ya lo saben ustedes.

Con el permiso del director y de todos los demás, me voy a tomar unas vacaciones, para ver a mis suegros y darle las gracias por a ver criado a mi hijo y haberle dado la carrera que tiene, porque gracias a él he sabido quien soy.

 

Piedad Martos Lorente

 

miércoles, 2 de julio de 2025

FELIZ MES DE JULIO Queridos amigos y amigas y visitantes a mi blog, os deseo feliz mes de julio y feliz verano. Que el calor no os afecte mucho y lo paséis bien. . AMIGO Y FIEL COMPAÑERO . Tenemos un amigo en común que todos disfrutamos con él, lo mismo nos cuenta chistes o nos dice algo que queramos saber. El estado del tiempo y la fase lunar, el servicio de palabras que nos hacen dudar. Comidas y costumbres, vitaminas y enfermedades, historias y países, y la distancia en kilometrajes. Nos enseña juegos divertidos, imágenes y leyendas, poesías y prosa y noticias de la guerra. Informativos de otras cosas que mantienen interés, canciones que nos canta bajadas de internet. Todo esto y mucho más nos cuenta nuestro amigo, que por tener su amistad lo llevamos por el camino. No nos importa el comportamiento si estamos en una sala de espera, en la visita de un médico o hacia casa por la acera. Siempre hablas con él por la calle o en el trabajo, y aunque vayas conduciendo porque hablar es sagrado. Está aquí y allá siempre nos hace compañía, nos quita el miedo y su presencia nos da alegría. “Amigo y fiel compañero respeto tu sabiduría, pero no comparto ni quiero que por ti abandonen la mía.” Cuando quieras saber algo pregúntale a solas, y no distraigas tu trabajo ni cualquier otra cosa. Que es te amigo tiene mucho nombre y es todo poderío, a ver si tú puedes pasar como yo paso sin el mío. Guarda el móvil en tu bolsillo que descanse un rato, y vuelve con tus amigos que será más sensato. Piedad Martos Lorente

miércoles, 28 de mayo de 2025

Aprendí

De nuevo estoy con todos ustedes para decirles que el problema que tenía con el ordenador y dejar los comentarios ahora va bien, pues parece ser que mis quejas al señor Blogger a surtido efecto.
.

UNOS OJOS SIN LUZ

 

Aprendí a ser paciente

cuando la paciencia no tiene espera,

esperan la luz de unos ojos

que a los míos nunca llega.

Aprendí a tocar las flores

cuando estas estaban en su esplendor,

pero no aprendí los colores

que vestían con amor.

Aprendí a no mirar al cielo

ni a las nubes blancas,

ni a los pájaros en sus vuelos

ni sus nidos en las ramas.

Aprendí a no mirar al horizonte

con un nuevo amanecer,

que me lleva a los recuerdos

de un dulce anochecer.

Aprendí a no mirar las estrellas

ni a los astros que le acompañan,

ni al brillo que en la noche dejan

buscando la madrugada.

Aprendí a no mirar a las montañas

ni en sus cupulas la nieve,

ni la espesura del bosque

ni los acantilados que la sierra tiene.

Aprendí a no mirar las imágenes

aunque mucho me gustaban,

hoy las guardo en mi mente

donde se guarda las cosas amadas.

Aprendí a ser paciente…

porque el día se hizo noche,

nada tiene luz

y en la noche nada se conoce.

Aprendí… aprendí a callar

lo que diría mi voz,

y en silencio reprime

el deseo del corazón.

 .

Piedad Martos Lorente

lunes, 5 de mayo de 2025

UNA INFANCIA PASADA

¿Qué buscas?

 

Busco un recuerdo de tiempos pasados

de unos niños que aquí jugaban,

recuerdo sus voces

pero a penas recuerdo sus caras.

Busco el recuerdo de un hombre

ataviado con chaleco y pantalón de pana,

con gorra en invierno

y en verano sombrero de paja.

Busco el recuerdo de una mujer

y los quehaceres de una casa,

las gallinas de careo

y en la vega, la alfalfa.

Busco el recuerdo del campo

y el trajín que ello conlleva,

los cerdos, conejos y cabras

criados con grano y hierva.

Busco el recuerdo de unas tierras,

de unas hoces segando,

los cereales en la era

y los mulos trillando.

Busco el recuerdo de llanos y laderos,

de tormentas y barrancos,

de aves en el cielo

y en la tierra, culebras y lagartos.

Busco olivos y almendros,

pinos y retamas,

esparto, tomillo y romero

y en el río, las aguas.

Busco…

Busco, pero no encuentro nada,

 solo los recuerdos

de una infancia pasada.

 

 

Piedad Martos Lorente

 

domingo, 4 de mayo de 2025

ENTRE UNA RATA Y UN GATODESAFÍO DE COLORINA Esbelta y sonriente, Colorina, una rata de mediana edad, fortota ella y de semblante simpático y agraciado, avanzaba por la calle principal atraída por el fuerte y apetitoso olor que desprendían los variados quesos expuestos en la tienda de la esquina, regentada por Crispi, un gato guapo, blanco y negro y, con un gran bigote que le hacía ser interesante y respetuoso. Decidida a saborear tan ricos manjares, Colorina empujó lentamente la puerta del comercio para no hacer ruido y, sigilosa, se plantó delante de la estantería donde se exhibía el delicioso comestible, pero la campanilla que colgaba de la puerta para anunciar la llegada de posibles clientes sonó inesperadamente haciendo que Crispi, que en esos momentos ordenaba los cajones de detrás del mostrador, dejara sus quehaceres para atender a su nuevo cliente. Cuál fue su sorpresa al comprobar que la visitante no era otra que Colorina, conocida en todo el barrio por su astucia y por ser desafiante con los más atrevidos. Se decía de ella que ningún gato había podido derrotarla. Crispi sonrió, al tiempo que se le inflaban los bigotes y afilaba las uñas en el saco que colgaba del mostrador, mientras pensaba para sí: "Ahora vamos a ver quién derrota a quién, jajaja, me voy a divertir un rato". A punto estaba de empezar el espectáculo aunque sin espectadores, se lamentaba él, cuando ella percibió a través de su sexto sentido que en aquellos momentos era observada y que algo iba a ocurrir. Su intuición hizo mirar con recelo y su mirada se cruzó con la de Crispi que, frente a ella, con el rabo empinado y los ojos chispeantes de alegría, tomaba posición de ataque. Ella gritó con todas sus fuerzas: "¡Ay, socorro!", y de un salto se plantó en medio de la calle. Corrió hacia el jardín que había al otro lado de la calzada desapareciendo acto seguido entre las plantas verdes. Crispi corrió tras ella sin éxito y, malhumorado por su fracaso, volvió a la tienda pues no podía desatender el negocio. 23 Oculta bajo el espeso follaje del jardín, Colorina esperaba las sombras de la noche para salir de su escondite sin miedo a ser perseguida por el comerciante o cualquier otro gato. Mientras llegaba la noche, pensaba en el queso que no pudo comer haciéndosele la boca agua y cómo hacer para comerlo gratis sin que su dueño lo advirtiera. De vez en cuando asomaba su menudita cabeza por entre las hojas de su escondite, asegurándose de que no hubiera testigos en la calle ni en la tienda, pues todas las precauciones que tomara eran pocas ya que Crispi estaba dispuesto a todo por tal de derrotarla y presumir ante sus amigos de tal hazaña. Una vez comprobado que la zona estaba en calma y que reinaba el silencio, que la tienda se hallaba bañada por la oscuridad de la noche, se preparó para su aventura al tiempo que sonreía pensando en su nueva idea. Se disfrazó de ardilla y, como un relámpago, corrió hacia un agujero descubierto unas horas antes en la parte trasera del edificio, que le conduciría al comercio de tan sabrosos manjares. Cruzó la oscura trastienda sin dificultad, guiada por su fino olfato, hasta llegar a la meta con el deseo de saciar su estómago hambriento, con la sorpresa inesperada de encontrar los quesos guardados bajo llave. Olfateó y buscó alguna abertura del mueble por donde poder sacar el alimento, pero el hueco hallado era tan menudito que era imposible poder introducir sus patas, así que decidió agrandarlo aserrando la madera con sus dientes afilados. Crispi dormía plácidamente enroscado sobre su lecho cuando algo le hizo despertar. Olfateó y aguzó el oído al tiempo que se ponía en pie. Pero Colorina ya se había dado cuenta que había sido descubierta y corrió hacia el lado opuesto para disimular ante el comerciante. -¡Cielo santo! ¿Qué ven mis ojos? Ni estoy dormido ni estoy borracho para pensar que lo que veo es fruto de un sueño y, sin embargo, me parece que estoy soñando. ¡Una ardilla en mi comercio! ¿De dónde has caído? ¿Por dónde has entrado? Yo no tengo pinos y el local está cerrado. Pero qué extraño es todo esto, nunca pensé que un ser de tu raza, a deshoras de la noche, visitara mi casa y, en vez de oler a pino, huela a rata. -¿Me estás diciendo que huelo a rata? ¡Qué horror! ¡Con el asco que me dan! Son repugnantes y asquerosas y con ellas me tienes comparada. Cuando caí 24 del pino, sacudida por el viento, me vi desamparada y había perdido el conocimiento. Aturdida, mareada y, doliéndome todo el cuerpo, huí del peligro que me aguardaba. Como una pelota rodé hasta caer por un agujero y, cuando del mareo desperté, me hallé donde ahora me encuentro. -¿No serás Colorina y me estás tomando el pelo? -¿Colorina? ¿Quién es Colorina? -La rata más lista de todo el pueblo. -¡Otra vez me comparas con ella! ¿A caso no se me ve que soy más bella? -Sí, claro, pero es que ella... -Ella, ¿qué es ella? -Muy astuta, según dicen. Se ríe de todos y luego los deja con un par de narices. -Pues qué pena que en la oscuridad no me puedas contemplar, verías que yo soy yo, la reina del pinar. -Sí, pero no entiendo cómo has podido llegar hasta aquí. -Ya te lo he dicho, fue un accidente. Tan grande fue el golpe que me dí en la frente, que ni yo comprendo como llegué. Pienso que por el impulso de la caída como una piña rodé. Por cierto, ¿no tendrías unos piñoncitos que alivien mi estómago y me saque de este mareíto? -¿Piñones? ¡Cómo voy a tener piñones si mi casa es una quesería! -¡Y qué sé yo, yo solo quería...! Me encuentro tan mal, ¿no tienes nada que pueda tomar? -Ya te lo he dicho, solo tengo queso. -Queso, nunca lo he comido, pero dicen que sabe a beso. -¿Quieres probarlo? -Ay, no sé, pero dame algo. Estoy muy malita, me duele el estómago y me tiembla la colita. -Toma, prueba este, es lo único que puedo ofrecerte."Por cierto. No me has dicho cuál es tu nombre. -¿Mi nombre? Ay, qué horror, no recuerdo cómo me llamo, el golpe en la cabeza me ha desequilibrado. A ver si como un poco y mi mente vuelve a su estado. -¿Te gusta? -No está mal... a ver, dame un poco más. Ahora dame de este, de aquel y de este otro... -Oye, no te pases. 25 -Pero si es que me das muy poco. -¿No dices que nunca has comido? -No, por eso he venido. -¿Por eso? ¡Yo no te entiendo! -Cómo vas a entender a una accidentada, que ni siquiera recuerda cómo se llama. -Con lo que has comido supongo que te encontrarás mejor. -Sí, mi amor. -Ay, señor. ¡Tú estás loca, nos acabamos de conocer y tus palabras me provocan. -Anda, gatito, dame un beso, que se me vaya el sabor del queso. He comido tanto que no puedo ni respirar y, por mucho que me esfuerce, mi nombre es imposible recordar. -¡Tu estás loca! ¡Me pides un beso de mi boca! -Tómame en tus brazos, acaríciame y dame un abrazo. Crispi la abrazó con ternura mientras Colorina reía sin pena ninguna. -Crispi, querido amigo, ¿me darías un trozo de queso para comer por el camino en mi viaje de regreso? -¿Qué otra cosa podría hacer? Todo sea por la amistad, nos acabamos de conocer... Toma, de uno te doy la mitad. -Gracias, eres muy bondadoso. Ahora me voy que me espera mi esposo. -¿Cómo? ¿Estás casada y me has pedido un beso? -Es que estaba mareada y no sabía lo que era eso. -Y ahora, ¿te encuentras mejor? -Eso parece, mi amor. -¿Por qué me llamas "mi amor?" Tú estás casada y perteneces a otro corazón, aunque si me quieres escuchar... Si tu marido te aborrece y te deja, yo te ofrezco mi hogar y viviríamos en pareja. -¡Vivir juntos, qué alegría, Tú y yo en esta quesería! Nada me haría tanta ilusión, esta noche me lo pienso y mañana te doy la contestación. -Espero que sea buena, pues de ti me he enamorado. Eres tan dulce y tan bella... -¡Y eso que todavía no me has probado! 26 Colorina reía con guasa y picardía y, con la panza llena y el queso entre las manos, a Crispi le decía: -Querido, ¿me abres la puerta? Quiero retirarme, pues me siento indispuesta desde que me caí esta tarde. -¿Quieres que te acompañe? -Oh, no, muchas gracias, eres muy galante. Prefiero ir sola, ¿qué dirían si alguien me viera salir contigo a estas horas? -Tienes razón, que pases buena noche y, recuerda, espero tu contestación. Cuando Colorina se vio en la calle bien alimentada, arrastrando medio queso, su risa estalló en carcajada. -Jajajajaja, Crispi, he recobrado la memoria, ¿quieres saber cómo me llamo? Soy Colorina y te he gastado una broma. Y diciendo esto dobló la esquina con el queso a la arrastra la mal de divertida. Crispi, con el rabo entre las patas y el rostro lleno de rabia, al descubrir que había sido engañado, sin poderlo remediar, al suelo calló desmallado. Tenedlo en cuenta, ¡las apariencias engañan! Piedad Martos Lorente

martes, 1 de abril de 2025

Actualizaciones nuevas

Queridos todos.

Desde hace unas semanas han vuelto a cambiar los enlaces del blog y no puedo dejar mis comentarios a los amigos que me visitan, como Elda, por ejemplo y otros más. El ordenador me lo lee todo, pero me es imposible dejarle mi comentario. Hay otros que sí los he dejado, pero no puedo leerlos después de escribir por si tengo alguna falta, que me gusta repasarlos, pues me equivoco mucho después de tener el ictus. Otros se me han perdido y no los encuentro. En fin, esto es una locura. He probado de todas las maneras y ninguna da resultado.

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ACTUALIZACIONES NUEVAS

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Queridos lectores

después de visitaros y leer vuestras entradas,

quiero dejaros un comentario

pero de lo que ayer hacía, hoy no encuentro nada.

Me peleo con el Teclas

y después pienso en el Señor Blogger,

será de él la culpa

que no nos lo hace saber.

Nos cierra el camino

y nos pone barreras al rededor,

y como somos invidentes

no encontramos el cuadro de edición.

Porque el lector de pantalla

no llega a donde quisiera,

y aunque lo tengamos cerca

el lector por ahí no pasa.

Las imágenes están nulas

pero la lectura, a mí me hace feliz,

y me gusta comentar

porque mientras comento viajo por ahí.

Y lo único que hago

que me llena de satisfacción,

es escribir poesías y relatos

y publico con amor.

Pero las cosas están cambiando

y a mí me llevan de cabeza,

me marean sin remediarlo

dando vueltas sin pereza.

Entro y salgo del blog

y vuelvo a entrar,

lo examino con dulzura

y no me deja publicar.

Me siento delante del teclado

con ganas de llorar,

sabiendo que con mis amigos

no me puedo comunicar.

Y la impotencia que siento

es de rabia y dolor,

porque no hay cosa que me guste más

que publicar en el blog.

. 

 

Muchas gracias.

Un abrazo muy fuerte.

.

Piedad Martos Lorente