sábado, 31 de agosto de 2019

EL ANCIANO Y EL NIÑO MISTERIOSO

Felicidades a los que lleven el nombre de Ramón, como el protagonista de esta historieta

 

EL NIÑO MISTERIOSO

 

-¿Maríaaa?

-Dígame, señor.

-Ven, siéntate aquí, que te voy a contar el suceso que pasó esta noche.

-Ay, señor, no me asuste. ¿Qué le ha pasado? ¿Se puso enfermo?

-No te asustes, mujer. Verás. A eso de medianoche, cuando dormía profundamente, oí unos golpecitos en la ventana. Pun, pun. Unos golpes suaves… ni eran fuertes ni tampoco flojos, lo suficiente para oírlos. Esperé unos instantes y al momento los volví a oír, Pun, pun. Seguidamente se oyó la voz dulce de un niño, tierna y alegre que decía:

-Ramón, ¿me dejas entrar?

-¿Quién eres? –Pregunté yo.

-Soy Ángel. ¿Me dejas dormir contigo?

Antes que yo pudiera reaccionar, ya lo tenía en la cama abrazado a mi cuerpo. Se aferraba a mí tan fuerte, que me oprimía el pecho y casi no podía respirar. Tenía el cabello muy suave, igual que su piel.

Mientras me abrazaba me preguntaba:

-Ramón, ¿Por qué estás triste?

No estoy triste.

-Sí lo estás y yo sé por qué. Estás triste porque vives solo.

-Bueno, sí, estoy un poco triste, pero solo es un poco.

-Yo sé por qué estás triste.

-¿Y tú qué sabes, pequeñajo? ¿Dónde vives? -Le pregunté. Él me hablaba en susurros que no entendí.

Cuando desperté, ya no estaba conmigo y la ventana estaba totalmente cerrada. No sé cómo pudo…

-Un sueño muy bonito, ¿no le parece?

-No, María, no fue un sueño…

-¿Entonces…?

-María, ¿sabes una cosa? Quiero que me acompañes al parque  infantil.

-Cuando usted quiera, señor. Yo estoy aquí para hacer lo que usted me Mande.

 

Ramón se apoyó en su bastón, y con el otro brazo cogido al brazo de María, llegó al parque infantil. Allí se sentó en un banco de donde observaba a los niños que disfrutaban de su recreo. Unos jugaban al futbol, otros montaban en bicicleta y los más pequeños jugaban con sus juguetes favoritos. El anciano sonreía sin apartar la vista de los diversos grupitos.

Una voz le sacó de su entusiasmo.

-¡Hola!

-Hola, guapo.

-Yo me llamo Ángel ¿y tú? Ah, ya lo sé. Te llamas Ramón.

-¡Ángel! –Exclamó el anciano.

-Hoy estás alegre, ¿verdad?

-Ramón sonrió.

-Sí, hoy estoy alegre… Digamos que veo la vida con otro color.  Aquí hay alegría con tantos niños. Hay sueños, ilusiones y vida.

 

Piedad Martos Lorente

 

31 de agosto de 2019

10 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, pues llegamos a final del mes de agosto, festividad de San Ramón, a los que felicito desde aquí.
La semana que viene todo volverá a la normalidad. Se acabaron las vacaciones para algunos, jejeje. Con lo cual, yo vuelvo a la rutina diaria. Con esto quiero decir que os visitaré poco a poco.
Espero y deseo que hayais pasado feliz verano.

Abrazos y gratitud.

Elda dijo...

Hola Piedad, encantada de volver a leer uno de tus cuentos, con un dulce mensaje. La verdad que mientras hay niños o gente joven por la casa, la soledad no existe.
Se acaban las vacaciones y todo vuelve a la normalidad, y en algunos casos a la rutina, pero lo importante es volver y ver amanecer cada día.
Un cálido abrazo y buen fin de semana.

CHARO dijo...

Hola Piedad, paso a leer tu cuento y de paso te dejo mi huella y un montón de besicos.

elchicodelmetro (María Glez) dijo...

Donde haya un niño siempre habrá ilusiones y mucha inocencia!
Un saludo, Piedad

Marina-Emer dijo...

Querida Piedad ...me da mucha alegría verte por mi blog ,,,muy bonito el cuento del niño y el bueno de Ramón.
Yo estos días no tengo ni tiempo para mi ,mis hijos me necesitan ,les ayudo a todos sus trabajos.
Bien me creo que no me olvidas , yo tampoco a ti ,son muchos años y buenos recuerdos.
Tu cuando puedas me escribes que yo poco o mucho te contestaré...
TE DEJO UN PUÑADO DE BESOS Y UN FUERTE ABRAZO

Kasioles dijo...

Me ha entretenido tu relato, mientras desayunaba lo iba leyendo y me ha hecho recordar cuando mis hijos eran pequeños, ni tiempo tenía para pensar en soledad o entristecerme.
Hoy, y sobre todo cuando me voy al pueblo, si no tengo los nietos a mi alrededor. no aguanto ni un solo día sola.
Comprendo que, a veces, me dan trabajo, pero me lo compensan con creces con su alegría y la compañía que me hacen, poco me importa que me pase horas metida en la cocina para cumplir sus caprichos, les apasionan las pizzas con la masa que yo hago o las costillas asadas al horno lentamente, en fin, que todos tienen buen paladar y apetito.
Te dejo un fuerte abrazo.
kasioles

Manuela Fernández dijo...

Los niños siempre dan alegría y son motivo para seguir adelante. Por otro lado efectivamente ya estamos en recta para hacer frente a nuestra vida en mayor o menor medida rutinaria.
BEsis ¡¡¡

Mari Carmen dijo...



Gracias por tu seguimiento. Volveré a intentar de qué manera me puedo convertir en seguidora. Pero para empezar, te digo que no tienes activado el espacio de; "SEGUIDORES", bueno sería si alguien de tu entorno o en un centro de Gualalinfo te lo facilitara....


Feliz semana, preciosa.

Besos.

Mari Carmen dijo...

Ah, los centros de Guadalinfo es un servicio público y gratuito, (por Andalucía tenemos muchos, casi en todos los sitios lo tenemos.

Bs.

Conchi dijo...

Hola Piedad!! Después de una año ausente del blog hoy regreso con todos vosotros. El cuento es muy tierno, en los parques siempre hay abuelos que se recrean viendo como juegan los niños.

Un abrazo.