viernes, 1 de marzo de 2024

Oigo música de fondo

LA MÚSICA ME LLEVA A PAISAJES LEJANOS

 

Oigo música de fondo

en una mañana resplandeciente,

donde se respira paz y armonía

al ver el sol brillar alegremente.

Y sumida en mis pensamientos

me voy alejando del presente,

para reunirme con ellos

en los paisajes que llevo en la mente.

Cuando luz tenían mis ojos

y las florecillas del campo me sonreían,

yo las acariciaba con mis manos

y las hacía mías.

Porque eran flores silvestres

las pequeñas maravillas,

nacidas en el campo

de color amarillas.

Había de todos los colores

rojo, blanco y morado,

que guardo en mi retina

los colores más preciados.

roja era la amapola

y morado el lirio estaba,

por saber de mis amores

a la margarita le preguntaba.

Y encerrada en mis pensamientos

oigo vagamente,

la música de otros tiempos

y veo las flores silvestres.

La flor del paraíso

pequeña y sin ningún misterio,

pero el olor que deja

baña el universo.

Porque fino es su perfume

como el color de su flor,

amarillo pálido es

y van unidos aromas con color.

La retama florecida

de amarillo se vestía,

y entre los verdes pinos

con el sol resplandecía.

A la sombra de un olivo

me paro a descansar,

y a lo lejos diviso

las flores de un almendral.

Y tantos paisajes son

los que guardo en mi mente,

que, aunque ya han pasado los años

se mantienen vivos y permanentes.

 .

 

Piedad Martos Lorente

viernes, 2 de febrero de 2024

UN RELATO

Esta vez cambio de tema, escrito recientemente.
 
una noche gelida trajo la felicidad.pdf
UNA NOCHE GÉLIDA TRAJO LA FELICIDAD
La noche estaba fría como un témpano de hielo. La nieve que había caído durante el día, ahora
se estaba helando, por lo que se hacía imposible andar. Daba miedo solo mirar por la ventana y
ver las calles desiertas. El viento empezaba a soplar con intensidad, hasta el punto que se hacía
violento. Se oía silbar por la chimenea como el que pide ayuda para poder entrar. El crepitar de
la lumbre era el único sonido que había en la habitación en aquellos momentos, a parte del
que se oía desde fuera. Las llamas del fuego parecían estar jugando entre ellas, una baja y otra
sube, con el propósito de no aburrir a sus habitantes.
Eran dos personas las que allí vivían y las dos guardaban silencio ya que las dos estaban
leyendo un libro.
Después de cenar apagaron el televisor, tomaron asiento uno frente al otro al lado de la
hoguera y reanudaron su lectura. La velada era larga y a los dos le tenían intrigados, cada uno
con su historia, explicado en aquellas páginas que parecían estar viviendo en vivo y directo.
Cada vez se sentía más ruido en la calle, como si alguien estuviese llamando a la puerta.
-¿Has oído Fidel lo mismo que yo? -Preguntó la mujer-.
-Es el viento que ha apretado -contestó él y siguió leyendo.
La mujer siguió puniendo oído a ver si diferenciaba los golpes que se oían en la puerta, cuando
oyó otra vez los mismos golpes de hacía un momento, pero esta vez iba acompañado de un
grito masculino: ausilioooo.
-Están llamando -dijo ella.
-Quien será a estas horas con la noche que hace -dijo el hombre dirigiéndose a la puerta.
Elisa, que así se llamaba la mujer, le siguió los pasos a su marido, intrigada por el grito que
había oído.
Al abrir la puerta, una ráfaga de viento invadió la entrada y un hombre cayó de bruces sobre la
alfombra.
-¿Se encuentra mal? -Preguntó Fidel.
El visitante se desmayó y no podía contestar a la pregunta que le acababan de hacer. Fidel y
Elisa lo arrastraron hacia a dentro y cerraron la puerta, no sin antes echar una mirada fuera por
si había alguien más.
-Se ha desvanecido, no sabemos por qué, pero seguramente que será por el frío tan intenso.
Fidel le cogió las piernas y se las puso sobre sus hombros, al tiempo que las masajeaba. Unos
segundos después empezó a darse cuenta. Fidel le preguntó de nuevo.
-¿Se encuentra mal?
Tardó unos segundos en contestar, pues estaba aturdido y no sabía lo que le había pasado.
-Sí, se me está pasando.
-¿Viaja solo o con alguien? Hemos mirado, pero no hemos visto a nadie.
-Voy solo.
Fidel dejó caer las piernas con cuidado y lentamente lo pusieron en pie, no sin preguntarle si
estaba bien y si tenía ánimo de subir a riba. Él le dijo que sí. Así que empezaron a subir la
escalera con cuidado no caerse de nuevo. Pues estaba muy blanco y tenía mal color de cara.
Elisa lo miraba detenidamente sin que él se diera cuenta, pero había algo que llamaba su
atención.
-Tengo caldo hecho y voy a hacer un plato de sopa calentito, que le irá bien.
-No quisiera molestarla. Con dejarme que pase la noche aquí, para mí ya es suficiente. Me ha
parecido que había luz y por eso he insistido en llamar, aunque el timbre no les va, o por lo
menos yo no lo sentía.
-Debe ser el aire tan fuerte, que lo ha estropeado -contestó Fidel.
-Perdonen, no me he presentado. Me llamo Javier.
-Y yo Fidel. Tanto gusto.
Yo me llamo Elisa y me alegra conocerlo.
-El gusto es mío.
Los dos hombres conversaban mientras Elisa preparaba la sopa, pero sin dejar de mirarlo,
había algo en él que le intrigaba, aparte de que era más joven de lo que pensaba. Le puso la
mesa con la cena, mientras le preguntaba.
-¿Se ha calentado ya?
-Sí, gracias. Poco a poco voy entrando en calor. De no ser por ustedes ahora esta…ría… -Solo
con pensar en lo que le hubiese pasado, le cambió la cara.
-No piense en eso… venga a cenar. Fidel, echa más leña al fuego, que se está apagando.
Javier se sentía tan acogido, que se le escaparon dos lágrimas sin poder contenerlas por su
rostro entristecido.
-Perdonen. Estoy pasando una mala racha. Hace un mes, mis padres murieron en un accidente
de coche y todavía no me he recuperado.
-Lo siento mucho -dijo Elisa.
Fidel se acercó y poniendo la mano sobre su espalda le dijo:
-Tranquilo, y no te preocupes por nosotros. Desahógate.
Después de cenar con el estómago lleno y caliente, parecía más guapo y joven, hasta el punto
que Elisa no hacía más que mirarlo. Cuanto más lo miraba, más parecido le encontraba a su
marido. Los ojos, la nariz, la boca… hasta el pelo lo tenía igual que fidel.
-Como se nota que tenías frío. Has mejorado bastante, hasta el color de la cara. Ahora es más
natural y todo. Y si fueras hijo de mi marido no le parecerías tanto.
-Ya me he dado cuenta que tienes un parecido a mí. ¿tienes muchos hermanos? -preguntó Fidel.
-No, solo yo.
-Estarás casado, ¿verdad?
-No señor, no estoy casado. Estoy más solo que la una.
-Vaya por Dios, eso sí que es triste. Nosotros tendríamos ahora un hijo de treinta y tres años si
Dios hubiese querido que naciera vivo.
-Treinta y tres años… los mismos que tengo yo. Los cumplí en septiembre.
-¿En septiembre? -preguntó Elisa- y ¿qué día de septiembre?
-El día catorce.
-El mismo día que mi hijo -dijo la mujer con voz emocionante anhelando que fuera verdad lo
que por su mente pensaba en aquellos momentos. Pero no dijo nada.
Fidel y Elisa tenían un mismo pensamiento. Aquel joven era su hijo. Un hijo que le robaron el
día que nació, mientras ellos fueron engañados.
-Sí, ese día nació mi hijo -continuó Elisa-. Lo poco que vi de él lo recuerdo perfectamente como
si fuera ayer. Digo lo poco que vi porque no me lo enseñaron, pero lloraba con unas fuerzas…
Luego nos dijeron que había muerto. Que había nacido muy débil y no se recuperó, pero
tampoco nos lo enseñaron.
-¿Qué no le enseñaron el bebé?
-No -afirmó Fidel-. Nos dijeron que estaba mal formado y que mejor sería que no lo viéramos
para no recordarlo de aquella manera.
-Pues vaya. ¿Han tenido más hijos después?
-Ni antes ni después -dijo Elisa-. Probamos, pero no quisieron venir, además, nos quedamos
desilusionados y no quisimos ir al médico.
Por casualidad, ¿tienes alguna mancha en el cuerpo de nacimiento? Es solo una curiosidad -
continuó la mujer.
-Pues sí, tengo una mancha en la espalda casi en el hombro. ¿Por qué me pregunta usted eso?
-Porque yo también tengo una mancha.
Javier estaba aturdido. Lo que le estaba pasando esa noche era increíble. El parecido al dueño
de la casa y ahora la señora le pregunta si tiene una mancha, la fecha de nacimiento de su hijo
y la edad de ambos…
-Dios mío. no quiero ni pensarlo… Cómo es posible que mis padres hayan…
Y entre las dudas, llegaron a altas horas de la madrugada, pensando si aquel sería su hijo. El
viento se había aplacado y empezaba a nevar de nuevo.
-Vamos a dormir, que la noche otra vez se viste de blanco -comentó Fidel-. Prepárale la cama a
Javier, que estará cansado. Ah, y prepárale la que iba a ser de nuestro hijo, que la estrene él.
Piedad Martos Lorente

martes, 9 de enero de 2024

UN CUENTO

Queridos todos. Espero y deseo que este año, 2024 nos traiga salud para todos, que es lo más importante
Yo os dejo un cuento que hace algunos años que lo escribí. Espero que os guste.
.
El gato Mojines
siempre va en patines,
corre de noche y de día
porque tiene mucha energía.
Es amable y cariñoso,
lo que lo hace más hermoso.
Saluda con simpatía,
pregunta amablemente
y ofrece su compañía.
Cuando va por el sendero al salir el sol,
se encuentra con un caracol…
Bueno, mejor dicho, es una caracolilla
que descansa en la orilla.
-Hola, Caracola,
¿qué haces aquí tan sola?
-Espero a un amigo
que me acompañe en el camino.
-¿Seré yo el afortunado
que pasee a tu lado?
-Tú eres veloz como el viento,
en cambio yo… yo…
mi paseo es muy lento.
Mojines se despide
y su camino sigue,
hasta un nuevo encuentro
que lo pondrá contento.
-Hola, mariposa,
¿qué haces tan hermosa?
-Bañarme en el rocío de la rosa.
-¿Te ayudo?
-No, gracias, eres muy forzudo.
Yo soy tan frágil…
que sin querer,
mis alas puedes romper.
-Pues que tú te bañes bien.
Yo sigo con lo mío,
que hoy salí a correr.
Mojines sobre sus patines
por el campo corría,
saludando a los amiguitos
que por allí había.
-Hola, bella hormiga,
¿a dónde vas con ese grano de trigo?
¿Quieres que te ayude este amigo?
-Lo llevo a mi granero
y, aunque eres un gran caballero,
no me puedes ayudar
porque en él no puedes entrar.
-Pues sigue trabajando
y no te hagas daño,
guárdate la comida
de todo el año.
Entre romero y tomillo,
Mojines paseaba
y, alegre,
a las abejas saludaba.
-Hola, abejita,
¿qué haces picando las flores?
-Fabricamos miel
de todos los sabores.
-¿Aceptas mi ayuda?
-¿Tú?… ¿con tu estatura?
Te agradezco el ofrecimiento,
eres un gato muy dispuesto,
pero este trabajo es solo nuestro.
El gato de allí se retiraba
y sus amigos atrás se quedaban.
Cogió tal velocidad,
que sin darse cuenta,
a la charca fue a parar.
Las ranas que allí se bañaban,
al oír tal zambullido,
todas gritaron en un chillido:
-¡Croak, croak!
¡Mojines en nuestra charca!,
¿cómo lo vamos a sacar?
El pobre animal,
al verse en aquel estado,
temblaba asustado.
Las ranitas corrieron a socorrerlo,
¿pero cómo sacarlo?
¿De dónde cogerlo?
Una lo coge del rabo,
dos de las orejas,
cuatro de las patitas,
la última lo toca
y, después, lo deja.
-Así no lo podemos sacar
pero si lo dejamos en el agua,
se puede ahogar.
Nosotras somos pequeñas
él es muy grande,
y con esos patines tan pesados,
no hay quien lo saque.
-Tengo una idea:
le quitamos los patines
que así pesará menos,
y probamos todas juntas
a ver si podemos.
Así lo hicieron,
y, aunque lo probaron de todas formas,
sacarlo no pudieron.
¡Pobre felino,
él que es tan servicial,
si sigue en el agua se va a asfixiar!
La lucha era intensa,
las ranitas estaban sudando
y el pobre gato,
de frío, tiritando.
-¡No puedo más!
–gritó una de ellas sin poder respirar.
-¡No te rindas, sigue adelante
y tira del rabo aunque sea grande!
-¡Alto! –ordenó la más inteligente
poniéndose la mano en la frente-
Nos vamos a meter debajo de su barriga
y, todas a una, saltaremos hacia arriba.
-¿Vamos? Una, dos y tres,
saltamos otra vez.
Una, dos y tres.
El gato calló a la orilla
como si fuera una colilla.
No tenía fuerza,
le dolían las patas y la cabeza.
Se puso en pie sujetándose las costillas,
pero como no llevaba los patines,
la hierba en los pies le hacía cosquillas.
Mas de pronto,
al suelo calló desplomado,
¡casi desmayado!
-¿Ahora qué voy a hacer?
–se preguntaba angustiado-
Sin patines no puedo correr.
Y mientras él pensaba,
las ranas los patines sacaban.
Los colocaron en sus patas en un momento
y Mojines se puso la mar de contento.
Dio las gracias a las ranas
y de nuevo salió corriendo.
Piedad Martos Lorente.
 

domingo, 10 de diciembre de 2023

ABECEDARIO EN JUEGO.

Me encuentro con las letras del abecedario todas ellas muy alborotadas, hablando cariñosamente entre sí.

.

La a, con su amiga Alba y demás amistades le da abrazos.

La b le da besos sin mirar a la c que va detrás de ella llamando, cariño, espera, corazón. A lo que contesta la d. ¡No me había dado cuenta! ¡Buenos días!

La e, que se da cuenta de lo ocurrido, se le escapa una emoción al ver la estrella. Felicidades en estos días festivos, dijo la f, a lo que le contestó la g: gracias, guapa.

La h, cuando sale del hogar nunca habla sola y hoy va acompañada de una hermana y se dirigen hacia la plaza.

La i, ilusionada se imagina cosas increíbles, que la j, al observarla, se monda de risa, jajajaja.

La k, que se entera de lo que tienen liado, coge sus bártulos y se va cuatro kilómetros para unirse a la pandilla y cuando ve a la l le dice: te he traído un kilo de buena fe, a lo que le contesta ella. La utilizaré llevando la esperanza a los lugares lejanos.

La m, se lleva la mano a la mandíbula y dice: ¡madre mía! Y es que sin darse cuenta a tropezado con la n, que llamaba: niñas y niños, poned mucha atención. Pronto estamos en nochebuena y Navidad que sin dudarlo nos vais a felicitar. Pues yo me pongo moño porque, aunque soy española, con una caña sola me canto un villancico y después me voy a la montaña a buscar piñas para sacar piñones, dijo la ñ, para hacer dulces navideños.

Estaba la o pensando en otra cosa, que se olvidó de opinar y odió que se hubiese olvidado de estas fechas tan honorosas. Y tras la o tan despistada llegó la p, que haciendo honor a sus compañeras le dejó para todos paquetes pintados con purpurina antes de salir a toda prisa, cuando tropezó con la q, que sigilosamente le daba una sorpresa, ¡os quiero mucho! A esto que llega la r con un ramo de rosas rojas para regalar una a una, junto con una ramita de romero.

Después se presenta la s, que siempre trae soluciones para todo. ha propuesto salir de excursión a la sierra cuando mejore el tiempo.

La t, al oír esto, dice, iremos todos y traeremos tomillo para tomar. La u no iba a ser menos y tomó con urgencia una decisión, ¡todas unidas!

La v, se vistió de verde esperanza y llamó a la w, la x, la y, y por último a la z, que cantaron y bailaron todas juntas, hasta cansarse.

.

En estas fiestas que vienen

con paz y alegría,

cantemos todos juntos

al compás de la melodía.

Con panderetas y zambombas

felicitamos al mundo entero,

que tengan feliz Navidad

y próspero año nuevo.

.

La z, bailó un zapateado que cayó rendida, mientras, la y se montó en su yegua y saludó a los presentes. La x y la w, se quedaron admiradas de sus compañeras y saludaron con un:

¡Feliz Navidad!

¡Feliz año nuevo, que venga lleno de paz y salud para todos!

¡Felices reyes, que vengan cargados de regalos para niños y mayores!

¡Feliz 2023-2024!

.

Piedad Martos Lorente

martes, 7 de noviembre de 2023

MOSCA IMPERTINENTE

EL PERRO Y LA MOSCA

 

Tururú era un perro simpático y educado. Le gustaba tumbarse en la terraza sobre una maca, tendido con las patas abiertas y relajado, esperando que su amo viniera a rascarle la panza y las orejas. Pero en lugar de unas manos dulces y cariñosas, encontró una mosca impertinente, antipática y pegajosa, que le estaba tocando las narices a base de bien.

 

-¡Mosca, me estás haciendo enfadar! ¡Vete y déjame en paz!

-¡Jaja, no me coges!

La mosca volaba de un lado a otro de la cara, se metía en las orejas, en los ojos, en la nariz y en la boca. Tururú estaba como loco con las orejas moviéndolas y las patas delanteras que se hacía polvo dándose manotazos y, la mosca cada vez más guasona.

-¡No me pillas, jajaja!

-¿Qué no te Pillo…? ¡Como te pille te mato, mosca asquerosa! ¡Te he dicho que me dejes tranquilo y no me molestes más!

 

La batalla sigue entre el perro y la mosca y en un descuido de esta, el perro la cogió por debajo de la pata y la apretó. Los huesos crujieron todos a la vez como si le hubiese pasado un camión por encima. La mosca gritó de dolor.

-Ay, ay. Me has matado.

-No es verdad, estás vivita y coleando…la culpable eres tú, tú has tenido la culpa. Yo no quería hacerte daño. ¡Mosca pegajosa, no quería hacerte daño!

 

La mosca, caída en el suelo, daba vueltas y más vueltas gritando hasta que dejó de quejarse.

Estaría muerta de verdad ¿o le estaría gastando una broma al pobre tururú?

*

 

Una mosca impertinente

con un perro se metía,

le hacía cosquillas en la frente

y el perro se ofendía.

Andaba de las orejas a los ojos

por la nariz y la boca,

iba dando saltitos

al tiempo que lo provoca.

Sube y baja de prisa,

se da media vuelta,

y vuelve a empezar

lo más de contenta.

Va cantando una coplilla

un, dos, tres,

media vuelta a bajo

y empezamos otra vez.

Un, dos, tres,

no para de cantar,

y el perro, ofendido

¡como la coja la va amatar!

 

 

Piedad Martos Lorente

martes, 3 de octubre de 2023

LA MARIPOSA ENFERMA

 

Érase una vez, una mariposa que paseaba por el campo cubierto de flores, alegre y contenta por el espectáculo que tenía a su alrededor. De pronto se sintió mal. No sabía que le pasaba, pero era como si le hubieran dado un fuerte golpe en un ala y se la hubieran roto. No podía volar de dolor que tenía, así que se puso encima de una flor a ver si se le pasaba. Estaba muy triste, casi a punto de llorar, cuando alguien le llamó la atención.

*

-¿Mariposa? ¿Mariposa?

-Ay, que susto me has dado, perrito.

- ¿Que te pasa, linda mariposa?

-Me ha dado un dolor tan grande en esta ala, que no puedo volar y no me puedo ir a mi casa. Debe ser la edad, que dicen que cuando uno se hace mayor le duele todo, y lo mismo me estoy haciendo Mayor…

-Jajaja, no me hagas reír, con lo joven y guapa que tú eres.

-No te rías, perrito, pero yo lo oigo a todo el mundo y debe ser verdad.

*

El perro se encogió de hombros y le dijo:

- ¿Quieres que te lleve a tu casa?

- ¿tu podrías llevarme?

-Jajaja, ¿por qué no podría llevarte con lo fuerte que soy? Anda, súbete en mi lomo que verás que a gusto vas a ir.

 *

La mariposa se subió en el lomo de su amigo y fue un placer viajar de aquella forma, por lo que le dio mil gracias y le ofreció su casa.

* 

Un día triste y decaído

cuando la mariposa se sentía morir,

por allí pasó un amigo

que le hizo sonreír.

Un perrito fino y adorable

vio la mariposa en una flor,

y sin pensarlo dos veces

por su estado le preguntó.

 *

"Querida mariposa

tú que eres tan linda,

te veo triste y llorosa

y no te veo herida.

Dime una cosa

¿estás enfadada con alguien?"

"-No, tengo dolor en un ala

y no puedo marcharme."

"-No te preocupes por nada

adorable y amiga mía,

que yo te llevo a tu casa

aunque esté en la lejanía."

 *

"Gracias, perrito,

amigo mío,

esta es tu casa

cuando quieras venir conmigo."

Gracias, mariposa,

venir a verte será un placer

siempre que tú quieras

y yo no tenga nada que hacer."

 *

Piedad Martos Lorente

 

domingo, 3 de septiembre de 2023

SE HIZO EL MILAGRO

 

Era un día de verano y hacía mucho calor. Andar por aquel secano era sofocante, por no decir imposible.

Estaba todo muy seco. El camino que atravesaba el monte era puro polvo y matorrales desechos por la sequedad. A penas había sombras de los pocos árboles que quedaban resistentes a la sequía, pero con las hojas caídas por la falta de agua.

Un señor bien entrado en años, al ver lo que sus ojos miraban, exclamó con lágrimas en su rostro.

* 

Chorros de agua en cascada

en otros tiempos mis ojos veían,

como el agua regaba

las florecillas que por aquí había.

Gozaba de venir en primavera

y ver las flores de mil colores,

en redadas en sus ramas

como arbustos de amores.

Aquí abajo había un lago

y a su alrededor todo estaba verde,

que solo verlo tan grande…

la intensidad se pierde.

Eran tantas cosas hermosas

lo que aquí se respiraba…

ahora es un desierto

que buscas,        pero no encuentras nada.

* 

El buen hombre seguía llorando

de pensar en lo que fue y en lo que había quedado,

con los ojos miraba al cielo

y de pronto se hizo el milagro.

Llovía agua en caudales

y se hizo la cascada,

los árboles resucitaron

y la maleza quedó en nada.

Del suelo brotaban semillas

como recién sembradas,

mostrando sus frutos al viento

con flores perfumadas.

Los arbustos florecieron

y todo tenía color,

no importaba que fuera verano

y que hiciera calor.

Era el día del milagro

el día de lluvia temporal,

como llovía en antaño

cuando había agua en raudal.

 *

Piedad Martos Lorente