domingo, 20 de mayo de 2018

LA RATITA MODERNA

LA RATITA Y SUS PRETENDIENTES

 

Hace muchos años

hubo una ratita

que, al barrer su escalerita,

un dinerito encontró.

 

-¡Qué suerte tengo!- exclamó.

 

Con aquella moneda

se compró dos palmos

de fina seda.

Escogió el color rosa

y lo lució en el cuello

para estar más hermosa.

 

Ante ella desfilaron

un montón de pretendientes,

que al verla tan bella

se declararon de repente.

Pasó un meloso gallo

que le pidió matrimonio,

pero ella, tan presumida,

le pareció ver al demonio.

Así, que de allí lo echó sin más,

y, aunque el gallo

quería conversación,

ella no lo quiso escuchar.

Le cantó el quiquiriquí

y la rata le gritó:

¡vete de aquí!

 

También pasó

un pato enamorado,

elegante y guapo,

que le dijo: Rata hermosa,

¿quieres ser del pato, esposa?

 

-Pato, eres muy patoso,

no me gustas por esposo.

 

Después llegó un cerdito,

que aunque parecía limpito,

ella se horrorizó

y, con voz en grito,

así exclamó

cuando él matrimonio

le pidió.

 

-¡Si me casara contigo

siendo tan fina,

me llamarían

"cochina"!

 

Un pony también

de ella se enamoró,

y es que la bella rata

a todos conquistó.

 

-Ratita, ¿te quieres casar conmigo?

 

-¿Cómo me voy a casar contigo,

si pareces un gigante?

Yo tan pequeña

y tú tan grande…

no haríamos buena pareja,

así que agacha las orejas,

te das media vuelta  

y me dejas.

 

La ratita, con astucia

y conocimiento,

despidió a todos sus pretendientes

en un momento.

Estaba dudosa por la elección,

pues entre todos sus enamorados

tenía que escoger el mejor.

 

Por fin llegó el gatito,

dulce y cariñoso,

y sin dudar un instante

lo escogió por esposo.

Se casaron e invitaron

a sus pretendientes.

Estos les felicitaron

y les desearon buena suerte.

Al quedarse solos en su casita,

el gato miraba a la ratita,

alegre y sonriente,

deseoso de clavarle el diente.

 

-Ay, gatito mío,

¿siempre me vas a querer?

 

-Siempre, ratita mía…

¡te voy a comer!

 

El gato, fingiéndole amor,

la abraza y le muerde,

¡qué horror!

Mas de pronto,

la rata despertó su sentido,

dándose cuenta del error

que había cometido.

Lucha por escapar de sus garras,

pide socorro,

huye desesperada

y se esconde en un pozo.

El gato la persigue

dispuesto a todo,

se relame los bigotes

mirando al fondo.

Pega un salto, y…

 

-¡Alto! -dos guardias

lo cogen preso

mientras él grita:

-¡Solo le di un beso!

 

El felino malvado fue castigado

por el delito cometido,

mientras la rata se recuperaba

del susto recibido.

La pobre ratita,

después del desengaño,

se encerró en su casita

y en ella vivió

más de cincuenta años.

 

Un día, cansada de la soledad,

se miró en el espejo

y pensó en la felicidad.

 

-Tengo que hacer algo…

así no puedo seguir,

todavía me siento joven

y con ganas de vivir.

Me voy a modernizar,

quiero estar a la moda,

tal vez me compre un móvil,

eso que tanto mola.

 

La ratita que, además de presumida,

era inteligente,

se sentó en su escalerita

y conversó con la gente.

Conoció a un perrito,

gracioso y simpático,

que acababa de participar

en una exhibición de campeonatos.

Éste, al verla tan dispuesta y presumida,

entabló conversación,

y casi sin darse cuenta,

de ella se enamoró.

 

-Hola, linda rata,

¿qué haces tú por aquí?

 

-Esta es mi casa y espero

que alguien me haga feliz.

 

-Estoy cansado,

¿me puedo sentar a tu lado?

 

-Bueno, si te portas bien…

 

-Claro que sí.

Yo no te voy a comer.

 

¡Ay, qué horror, la ratita recordó

aquel espantoso día,

cuando su esposo le mordió

y pensaba que se moría!

No sabe qué decir.

Lo mira de reojo,

pero lo ve tan hermoso

que se pone a reír.

 

-Ratita, qué guapa eres,

¿me das un beso

y te demuestro mis quereres?

 

-¿Un beso? Y… tú,

¿qué me darás a mí?

 

-Pues eso, un beso...

Y un queso.

 

-¿Un queso…?

Tú estás loco,

un queso

es muy poco.

 

-Entonces, ¿qué quieres?

 

-Bueno… yo te doy un beso

y tú me traes un queso.

Pero quiero algo más.

 

-¿Qué?

 

-Un móvil para poder chatear.

 

-Un móvil…

¿y te casarías conmigo?

 

-No.

Solo serás mi amigo.

Casarse ya no se lleva,

está pasado de moda,

Así, que nos divertimos

y luego, me voy a mi casa sola.

 

-Pero…

 

-No hay peros que valgan.

Si quieres un beso,

ya sabes lo que vale eso.

Me regalas un móvil y punto,

y a lo mejor, algún día

podemos salir juntos.

 

-Ay, ratita, es que eres tan bonita,

que yo quiero casarme contigo.

Tú serías muy feliz

si yo fuera tu marido.

 

-No insistas,

ahora nadie se casa,

nos divertimos y después,

cada uno a su casa.

Tú me traes el móvil

que quiero ver

lo que hay en Internet.

Tener amigos virtuales,

esos que te dicen:

ratita, tú sí que vales.

 

-Eso te lo estoy diciendo yo,

¿es que no te das cuenta?"

 

-Anda, ve a por el móvil

que me voy a abrir una cuenta.

 

La ratita quedó maravillada

cuando vio lo que salía en la pantalla.

Imágenes, textos,

y una fotografía de un ratón

muy compuesto.

La ratita, sin dudarlo dos segundos,

le pidió amistad,

cosa que desagradó al perrito

y éste se puso a ladrar.

 

-Guau, guau.

¡Qué fracaso!

Yo te regalo el móvil y tú,

ni me haces caso.

 

-¿Regalado?

No digas eso,

el móvil me ha costado

un beso.

Y no digas

que no tengo razón,

mira qué guapo

es este ratón.

 

-¿A ver quién es?

Ah, sí, es el ratón

que recoge los dientes

y luego hace regalos

a sus clientes.

 

-¿Lo conoces?

 

-Sí, aunque nunca

lo he visto por aquí.

Dicen que anda muy ocupado

y no se deja ver,

siempre sale de noche

y regresa al amanecer.

 

-Le voy a escribir un mensaje

para decirle lo hermoso

que es su paisaje.

 

El perro, decepcionado,

se da media vuelta,

se despide de su amiga,

pero ésta ni se da cuenta.

No escucha nada ni a nadie ve,

solo el móvil que le acompaña

y el ratón de Internet.

 

Piedad Martos Lorente

 

(20 de enero de 2018)

12 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, ahora toca un cuento... Han cambiado tanto la vida y las cosas desde que se creó el cuento de la ratita presumida, que hasta ella se ha modernizado. Así que aquí la dejo con su móvil esperando que sea de vuestro agrado.

Junto a ella también os dejo un fuerte abrazo, no sin antes agradecer vuestros comentarios.
¡Gracias!

Elda dijo...

Ay qué bonito te ha quedado el cuento de la ratita presumida lleno de melodía los versos, con un final estupendo con una buena dosis de imaginación.
Me ha gustado mucho Piedad, un gusto la lectura.
Un abrazo y feliz semana.

CHARO dijo...

Muy bueno el cuento de la ratita aunque ésta nos ha salido un poquito interesada, me ha dado pena el pobre perro que le sacó el móvil y luego no le hizo ni caso.......bueno en la vida real suele pasar también.Besicos

Kasioles dijo...

¡Tú si que vales, mi niña!
¡Cuántas veces le he contado este cuento a mis hijos!
Hoy me has hecho sonreír al leer tu moderna versión del cuento de la ratita presumida, estoy convencida de que las ratitas de hoy ya no pueden ser como las de antes, las modernas ratitas no se conforman con cualquier regalo baladí.
Te dejo mis cariños en un abrazo.
kasioles

Conral dijo...

Me encanta este cuento escrito en verso. Solo tú puedes hacerlo con esa maestría.
Toda mi admiración para ti.
Un fuerte abrazo, amiga.
Conchi

Marina-Emer dijo...

Piedad querida ...que bellas palabras me dejas en mi sencillas letras ...lo que pasa creo que los lectores notáis con el cario que yo lo escribo para que a todos lleguen hasta vuestros corazones¡¡¡Cuánto amor siento al escribirlos!!!.
Desde luego tu cuento es muy bonito y me volví niña al leerlo lo único que en mi infancia el
Móvil, ni ordenador, robot que limpian solos ni tantos avances ....pero los cuentos a los niños nos deleitaban y este tuyo me llevó a mi infancia.
Deseo verte así muy feliz que todos tus amigos te adoramos. yo jamás te olvido .
Te quiere tu amiga.
Marina

Flor dijo...

Hola Piedad , vaya versión más moderna del cuento este esta muy entretenido , pero por lo que veo , esta ratita es un poco interesada , y convenenciera no es de extrañar , que se quedara sola sin ningún pretendiente , y el perro no fue nada listo , jajajajajaj.
te deseo una feliz tarde , besos de flor.

Conchi dijo...

Hola Piedad, me he reído mucho con tu versión tan moderna da la ratita, y para colmo acabó como los humanos enganchada al móvil.

Un abrazo de Espíritu sin Nombre.

Anónimo dijo...

Hace años que leí el cuento y ya se me había olvidado, me has hecho recordar aquellos tiempos, lo has modernizado y lo has puesto más guapo que la misma ratita, me ha gustado mucho, gracias Piedad.

Vuelvo a salir de mi refugio y mientras las pocas fuerzas que he recuperado en estas semanas me lo permitan, seguiré visitando.
Un abrazo.
Ambar

Kasioles dijo...

Gracias por tus letras.
Aprovecho para dejarte un fuerte abrazo.
Kasioles

Marina Filgueira dijo...

Ay Piedad, que ratito entretenido y alegre he pasado leyéndote.
El cuento está fantástico, no tiene nada que ver con el cuento de la ratita que yo me sabía antaño.
¡De verdad, eres grande y genial! Amiga. Gracias por darnos tanto y tan hermoso. Me ha encantado pasar por esta tu casa.

Te dejo mi inmensa gratitud y mi gran estima.
Un abrazo grandote y se muy, muy feliz.

Hasta otro momento, reina.

Ernesto. dijo...

Sí, la raíz del cuento la recuerdo de cuando niño... La adaptación a la "modernidad" te ha quedado muy bien. Eso del móvil y su servidumbre actual, certero.

Abrazo Piedad.