CAPÍTULO 3: PATINAJE ARTÍSTICO
El gato Mojines
se levanta muy temprano,
se lava la cara con la mano
y se pone los patines.
Sale a pasear y, como siempre,
saluda a sus amigos
simpático y sonriente.
Se encuentra con un ratón
que ha salido a tomar el sol,
se detiene y lo saluda
con educación.
Pues aunque para él es un desconocido,
lo trata como a cualquier amigo.
Buenos días amigo ratón,
encantado de conocerte
y de tenerte...
El ratón, no responde
a tan gentil gesto
y, asustado, huye y
desaparece en un momento.
Mojines se sorprende
porque la actitud del ratón
no comprende.
¿Qué le pasa?
¿De qué se ha asustado?
¿Se quemará su casa?
¡Ha salido disparado!
Voy a dar una vuelta a ver qué veo,
igual necesita ayuda…
aunque no lo creo.
¿Seré yo el causante de su miedo?
Los gatos tenemos mala fama,
pero si yo no me meto con nadie…
nunca hago nada…
Nada que no se deba,
porque si él está en peligro,
aquí está mi menda…
Para lo que pueda servir,
que yo, haciendo bien,
me siento feliz.
Y eso hizo,
el gato dio una vuelta
por el recinto.
Al principio no vio nada
pero después divisó una caravana.
Hacia ella se dirigió,
con la esperanza de ver algo nuevo.
Era un espectáculo
que venía de otro pueblo.
¡Caramba, si tenemos fiesta en el barrio,
no lo sabía!
–exclamó dirigiéndose al lugar
con alegría.
Sí, allí estaba la última moda,
una pista de hielo que tanto mola.
Se abrió paso entre los espectadores
comprobando que entre ellos,
había un grupo de ratones.
También había un quiosco
de refrescos y golosinas,
y un puesto donde alquilaban
patines en la otra esquina.
Todos hacían cola
para entrar en la pista
y deslizarse por el hielo
como hacen los artistas.
Los perritos, Perla y Cascabel,
cogidos de la mano,
comenzaron a patinar
por el suelo helado.
Socorrooo, gritaba ella
sin poderse detener,
tirando con fuerza de
la mano de Cascabel.
Era muy divertido,
aunque a Cascabel
le costaba mantener el equilibrio.
Nunca había patinado
y llevando a Perla de la mano…
¡Uf, qué pesado!
Cuando acabó su turno,
aplaudieron los espectadores
y ellos salieron triunfantes
como dos campeones.
Después entró un pato
de blanco plumaje,
con el pico dorado,
todo él muy elegante.
Se movía como una pluma en el aire,
equilibrando sus pasos sin esforzarse.
En la pista quedó solo,
sin nadie que entorpeciera
los movimientos
de su cuerpo con piruetas
como movidas por el viento.
De nuevo aplaudieron
al acabar su exhibición,
por el espectáculo ofrecido
digno de admiración.
Ahora toca el turno
a un cerdito gordinflón,
que desde hace rato espera
con impaciencia hacer su demostración.
Así, con el rabo enroscado sobre el lomo,
todo él muy erguido y dispuesto,
arrastra sus patines alegre y contento.
Pronto empezó el espectáculo
y la sonrisa del cerdito
se convirtió en sabor amargo.
De pronto pegó un chillido
pidiendo socorro,
el cerdito no podía
con su cuerpo tan gordo.
La falta de experiencia
desequilibró su patinaje,
cayendo al hielo
sin poder levantarse.
Se da la vuelta,
se pone de rodillas,
al ponerse en pie cae de nuevo
y con el hielo se golpea la barbilla.
Venga, vamos
–gritan los de fuera-,
levanta el rabo
y empina las orejas.
El cerdito contestaba:
– Si de esta me salvo y no muero,
no quiero más pistas de hielo.
– Venga, hombre, no te rindas,
que eso le pasa a cualquiera,
la próxima vez
tendrás más experiencia.
Él lo vuelve a intentar,
pero el hielo cada vez
resbala más.
Aunque mucho se esforzaba
no había manera,
así que arrastrando el pesado culo,
de un impulso saltó a la acera.
¡Por fin!
Tenía el lomo helado
y la mirada triste…
¡Se sentía avergonzado!
Al momento, el espectáculo continuó
y al ratón el turno le tocó.
Éste, con su pandilla,
patinaba como loco
de orilla a orilla.
Se deslizaban con facilidad en el aire,
bailaban y hacían piruetas
como hacen los profesionales.
Mas de pronto,
pasó algo inesperado.
– ¡Un agujero en el hielo
a los ratones se los ha tragado!
–gritaba el público horrorizado-.
¡Qué pena y qué dolor,
entre esos bloques de hielo
ya no tienen salvación!
La lucha del cerdito
por levantar su cuerpo pesado,
ha hecho que el hielo
se haya ablandado.
Todos gritaban
pero nadie corría al lugar,
pues les faltaba experiencia
para poder ayudar.
Mojines, voluntario como siempre,
se mete en la pista
y en el socavón se detiene.
Los ratones, al descubrir
la presencia del gato,
corren y gritan con horror y espanto.
No tengáis miedo,
gritaba el felino,
yo solo quiero ayudaros
y ser vuestro amigo.
Entonces, los ratones callaron sus voces
y esperaron aliviados a ser rescatados.
El gato buscó una escalera,
la introdujo en el agujero
y ordenó a los roedores
que de allí salieran.
Uno tras otro por la escalera subieron,
saludaron a Mojines
y las gracias le dieron.
Entonces, él también
quiso sentir la emoción
de patinar sobre el hielo
al son de una canción.
Bailaba al compás de la música
sin esfuerzo aparente,
mientras oía los aplausos
fervorosos de la gente.
¡Qué agilidad!
¡Qué sabiduría!
La inteligencia de aquel gato,
en el barrio nadie la conocía.
Los ratones, recuperados de la tragedia,
reanudaron la diversión en la feria.
Invitaron a Mojines
con mucho respeto y educación
a tomar unas tapas
de chorizo y jamón.
Él, agradecido por el detalle,
aceptó con mucho gusto
y conversó con ellos
mientras paseaban por la calle.
Al día siguiente,
Mojines se sorprendía,
al leer en la prensa
lo que de él se decía.
He aquí un felino bondadoso,
que salva a un grupo de roedores
de morir en un pozo.
Los gatos, que de por sí,
tienen mala fama con los ratones,
Mojines ofrece su ayuda
al que está en peligro
sin mirar raza ni condiciones.
Y así, de esta manera,
nuestro amigo se hizo famoso
porque todos supieron como él era.
Piedad Martos Lorente
(9 de mayo de 2016)
10 comentarios:
Bueno, os presento el tercer capítulo de las aventuras de mi amigo, el gato Mojines, esperando sea de vuestro agrado.
Gracias a todos y todas por vuestros comentarios. Para mí es un placer poder leerlos.
Os dejo abrazos de gratitud.
Un gato simpático y solidario que espero siga teniendo nuevas aventuras.Besicos
Que bueno ...¡¡¡¡
Eres fantastica , ya lo sabes.
Besos .¡¡¡¡
¡¡¡Hola Piedad!!!
Madre mía que precioso trabajo poético haces, con el ya famosísimo Mojines, te felicito, tienes una gran capacidad, supongo que para todo, pero para redactar, si la tienes sin duda alguna, capacidad y sabiduría. Mi felicitación, amiga. Te ha quedado chapó. Y ha sido un placer leerte.
Te dejo mi abrazo, mi gratitud y mi estima.
Se muy -muy feliz.
Piedad, no solo tienes capacidad para escribir historias en verso sino que además transmites valores positivos.
Mojines ofrece su ayuda
al que está en peligro
sin mirar raza ni condiciones.
Ofrecer nuestra ayuda sin mirar raza ni condiciones... Ojalá todos lo hiciéramos, seguro que el mundo cambiaría y viviríamos mejor.
Te mando un fuerte abrazo. Es un placer leerte.
Conchi
Desde que he empezado a leerte, me han encantado las aventuras del gato Mojines, hilas fenomenal unos sucesos con otros y además lo haces con rima, eres única, amiga mía.
Seguro que nos seguirás sorprendiendo con más aventuras que saldrán de tu ingeniosa cabecita.
Aquí seguiremos a tu lado.
Cariños en abrazos.
kasioles
Me siento niña de nuevo cuando te leo
Es un placer leer tu relato-poesía Piedad, Mojines me gusta, es un gato muy inteligente.
Besos de Espíritu sin Nombre.
Me ha encantado Piedad, enhorabuena.
Un gato , encantador y servicial nuestro querido amigo el gato Mojines , besos de Flor.
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