domingo, 28 de enero de 2018

EL GATO MOJINES Y SUS AVENTURAS, SEGUNDA PARTE

 

CAPÍTULO 2: LA TORMENTA

 

Cascabel es un perro joven,

guapo y presumido

que pasea con arrogancia

por el barrio donde ha nacido.

 

Antes de salir a la calle

se mira en el espejo,

se da media vuelta derecho y tieso,

se relame el hocico

y se ríe al pensar que, como él,

no hay otro perrito.

 

Se coge la cola

y se vuelve a mirar,

da dos pasos hacia adelante

y dos hacia atrás.

Cambia de gesto,

saca la lengua,

enseña los dientes,

levanta las orejas

y se mira de frente.

 

Soy guapo y vanidoso,

cuanto más me miro

me veo más hermoso.

Me he enamorado de Perla,

a ver si ella me acepta por esposo.

 

Y así, con aire de grandeza,

se va en busca de su enamorada

que, ante su belleza,

se queda embobada.

 

Se encuentra con el gato Mojines

que pasea con sus patines.

 

Cascabel lo mira desafiante

y se abalanza hacia él

con intención de echarle el guante.

 

Mojines arquea el lomo,

levanta el rabo,

lo mira y sale disparado.

 

¿Qué le pasa a Cascabel?,

se pregunta Mojines,

¡no me puede ver!

Yo siempre lo saludo,

le hablo con educación

y él me enseña los dientes

y me mira con traición.

 

Cascabel se siente el rey del Universo,

todas sus amigas le piden un beso.

Coquetean con él las hembras de su raza,

pero, él a todas les da calabaza.

 

Él quiere a Perla, la hembra más fina

y distinguida que por allí pasa.

Perla y Cascabel hacen buena pareja,

se quieren y se llevan bien y

él, de ella, nunca se aleja.

 

Un día, él le dijo:

-Perla, perrita mía,

¿te apetece dar un paseo

con este día tan romántico

a la verita mía?

 

-Ay, Cascabel,

lo que hace el amor,

está a punto de llover

y tú con esa ilusión.

No me quiero mojar el pelo,

que luego huelo mal

y me gusta estar bella

para cuando nos vayamos a casar.

 

-No te preocupes, mi amor,

tengo un paraguas

que nos cubre a los dos.

Y cogiditos por la cintura,

te diré piropos bonitos

mientras paseamos bajo la lluvia.

 

Así lo hicieron,

los dos enamorados

por el sendero pasearon.

Se cruzaron con Mojines

que volvía de regreso.

Este, al pasar por su lado,

los saluda con respeto.

 

-Hola, parejita,

os vais a mojar,

la tarde se pone fea

y llueve sin cesar.

 

Cascabel le planta cara,

levanta las orejas,

enseña los dientes

y parece comérselo con la mirada.

 

Mojines se detiene

y a Cascabel le pregunta,

ya que no entiende

el porqué de su conducta.

 

-Cascabel,

¿por qué me enseñas los dientes

cada vez que me ves?

Yo no me meto contigo,

soy buen gato que ayudo a mis vecinos.

 

-Porque me divierte verte correr.

-Pues tu actitud me asusta,

parece que me quieras morder.

-De buena gana lo haría,

pero vete y no molestes mi paseo,

¿no ves que estoy con mi querida?

-Perdona si te he ofendido,

con ella lo pases bien,

que yo me retiro.

 

Bajo el paraguas,

Perla y Cascabel

felices hablaban

y, entre besos y risas,

de su casa se alejaban.

La lluvia caía con ímpetu,

el viento soplaba fuerte

y allí donde estaban,

no había nada donde protegerse.

Cascabel se acordó

del consejo de su vecino,

aunque él se ofendió

y lo tomó por un enemigo.

Cogidos del paraguas

intentaron regresar,

pero éste subía por los aires

por la fuerza del temporal.

El paraguas se elevaba

y la pareja, con él, volaba.

Al principio lo encontraban divertido,

pero después Perla exclamaba en un chillido:

 

-¡Ay, Cascabel, amor mío!

Nos matamos,

¡el viento nos lleva al río!

 

-Cógete fuerte al paraguas,

mi vida, no te vayas a caer,

que cuando cese la tormenta

bajaremos otra vez.

 

Cada vez soplaba más el viento,

el paraguas parecía un globo

aerostático aunque sin cesto.

La pareja estaba en peligro,

de eso no había duda.

Mojines, desde su refugio,

contemplaba la escena con amargura.

A pesar de que Cascabel

siempre lo miraba mal,

le daba pena verlos sufrir

sabiendo que, en cualquier momento,

la pareja podría morir.

 

-Sé que le caigo mal

a ese perro orgulloso

y, total, él no es mejor que yo,

aunque se vea más hermoso.

Yo podría salvarles la vida

poniendo la mía en peligro…

¿Y si después me asusta

y se divierte conmigo?

¡Ay, Dios mío, no sé qué hacer,

el viento los sacude y van a fallecer!

 

Sin apartar la mirada,

el gato se afrenta a un dilema.

En su interior suena

la voz de su conciencia:

haz bien y no mires a quién.

 

Se frota las manos

y se pone en marcha

sin pérdida de tiempo,

busca en su cabaña

el material que precisa

para el salvamento.

Un chubasquero,

una cuerda que ata a su cintura

y rápidamente se sube

al árbol de más altura.

Se sujeta a él con ella

y hace un lazo en el otro extremo,

lanzándolo al paraguas

que sube al cielo.

 

Mojines grita energético:

-¡Perla, Cascabel, sujetaos bien!

¡Voy a tirar de la cuerda

para traeros al árbol

y, si lo consigo, estáis salvados!

 

Cascabel no podía creer

lo que sus ojos estaban viendo.

Mojines, en medio de la tormenta,

por ellos estaba sufriendo.

 

Empezó la lucha

entre el gato y el viento,

¿quién podrá más, la astucia del gato

o la fuerza de la tempestad?

Mojines de la cuerda tiraba,

que enganchada del paraguas,

al árbol doblaba.

El gato se tambalea,

casi pierde el equilibrio,

los perros, en el aire,

son conscientes del peligro.

 

La lucha se hace intensa,

el viento racheado

dificulta el rescate,

y el paraguas, elevado,

no hay quien lo alcance.

Pero Mojines no se rinde,

su condición de servir a los demás

no lo abandona,

manteniéndose firme

en lo alto de la copa.

Tira de la cuerda

con las dos manos,

se le escapa una pata…

¡Suerte que está atado!

 

Por fin vence al viento,

el paraguas desciende altura

y el gato se siente contento.

 

Los perros llegan al árbol,

el gato ata sus cuerpos con la cuerda

y, tirando de ella, baja a tierra.

Se desliza con sus patines

sobre el suelo mojado,

con la cuerda atada a su cintura,

remolca a los enamorados.

El viento no cesa,

los tira al suelo

y se golpean la cabeza.

 

Mojines, con sus patines,

tiene mucha maña

y, aunque el viento lo cimbrea,

logra llegar a su cabaña.

Atiende a Perla,

que del susto se ha desmayado.

Cascabel tirita de frío

y se siente emocionado.

¡Gracias a Dios,

los tres se han salvado!

 

Después de la tormenta llega la calma,

Cascabel organiza una fiesta

y adorna la plaza.

Pone una foto de Mojines,

cuelga cintas de colores

y en todas las esquinas

pone ramos de flores.

 

Quiere homenajear a su vecino,

el gato que sus vidas salvó

y que sepa el barrio entero,

que no existe un felino mejor.

 

Piedad Martos Lorente

 

(26 de enero de 2016)

 

 

 

12 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, pues vuelvo con El gato Mojines y sus aventuras.
Agradezco vuestros comentarios.

Os dejo besos y abrazos.

CHARO dijo...

Ese gato Mojines es un buenazo y me alegra que salvara a ese perro vanidoso y a su enamorada para que se dieran cuenta de la valía de tenerlo de amigo.Besicos

Conchi dijo...

Hola, Piedad.
He pasado a saludarte y me encuentro con el gato Mojines y sus aventuras. Me encanta este cuento escrito con tanta ternura y sus puntos de humor.
Tienes una capacidad increible. No dejes de escribir, amiga.
Un abrazo muy grande.

Kasioles dijo...

Muchas veces, la amistad no es recíproca, Mojines representa al buen vecino y amigo, Cascabel es el perro orgulloso al que no le cae nada bien el gato.
Pero al igual que pasa en la vida real, puede llegar el día que de aquél que no esperas nada, te dé una lección de vida.
Me cae fenomenal Mojines, ha salvado la vida de Cascabel y su novia.
Menos mal que al final todo acaba bien.
Me encanta como lo has escrito, me has hecho pasar un buen rato y me sonrío pues me he dejado llevar por el recuerdo de cuando mi madre me contaba cuentos antes de dormir.
Gracias, de corazón.
Cariños.
kasioles

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

como cosidos de un tapiz los sentimentos vas en versos dando la nobleza de Mojines frente a la irreverente soberbia de Cascabel ,todo un arte Piedad ha sido un placer leerte , y quiero invitarte a mi nuevo post de Horas Rotas que espero sea de tu agrado , mis saludos , jr.

Marina Filgueira dijo...

¡Hola Piedad!

¡Bueno! Has hecho un trabajo extraordinario, amiga: con esos tres protagonistas, es un precioso cuento en verso, el cual nos sirve para reflexionar, nunca sabremos quien nos ayudará en caso de peligro, el gato y el perro por lo reguilar... No suelen llevarse bien, aunque en algunos casos son muy buenos amigos.

Me ha encantado leerte, gracias por tu buen hacer.

Te dejo mi inmensa gratitud y mi estima siempre.

Un abrazo y se muy -muy feliz.

Conchi dijo...

Ha sido un final muy feliz para todos gracias al buen hacer de Mojines.

Besaos de Espíritu sin Nombre.

joaki007 dijo...

Que fantastico Piedad.

Eres realmente genial.

Besos.¡¡¡

Piedad dijo...

¡Muchas gracias a todos y a todas por vuestras palabras!
¡Vuestros comentarios es el alimento de este espacio!

isam dijo...

Una historia muy bonita, Piedad!!! Buenas noches.

Besos, Isabel-

Flor dijo...

Hola Piedad , me gustan las aventuras de gato Mojines , voy a leer las otras que me quedan a ver como le va a nuestro amigo gatuno , jajajajajaja te deseo una feliz tarde besos de Flor.

Mari Carmen dijo...


Piedad, tengo dos nietecitos con tres añitos, son mellizoz. Les gustan que les cuenten historias, cuentos, las poesías de la inolvidable Gloria Fuertes, y después de leer tu blog, voy a leerles esta fuente inagotable de fantasía de tus bonitos versos...
Eres cielo.
¡DIOS TE BENDIGA!
Un puñao de besos.