sábado, 3 de septiembre de 2016

ABUELO JUAN Y SUS OCHENTA

CUMPLEAÑOS

 

Eva: Buenos días, señor. Que tenga feliz día de su cumpleaños.

Juan: Gracias, mujer. Ya sumo uno más.

Eva: ¿Cuántos en total, señor?

Juan: Un montón, hija, un montón. Ochenta.

Eva: Pues eso es bueno, sumar cuantos más mejor.

Juan: Sí, claro… lo malo es que pesan cada vez más. Si no fuera por ti, yo ya no puedo hacer muchas cosas de las que hacía antes.

Eva: Pero para eso estamos los jóvenes, para hacer lo que ustedes no pueden. ¿Qué haríamos nosotras entonces?

Juan: Tienes razón, no he dicho nada. Por cierto, ¿Cuándo me dijiste que te tomarías unos días de descanso?

Eva: Mañana, señor. Pero no se preocupe por nada, que no estará solo. Vendrá su familia y yo ya le tengo todo preparado para que no tenga que hacer nada. Tiene la ropa limpia y ordenada para que usted la coja cuando la necesite.

Juan: Gracias, mujer. Qué buena eres. Qué haría yo sin ti.

Eva: Gracias a usted, señor, que me ha dado trabajo.

 

(Por la tarde)

 

Juan: Me parece que llaman a la puerta.

Eva: Sí, voy a ver quien es.

 

Carlos, Claudia, Pablito, Ester: Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliiiz.

Juan: (emocionado) ¡Qué sorpresa! ¡Gracias, hijos míos! ¡Qué sorpresa más agradable!

Carlos: Pues prepárate que hay más (adelante, indicó Carlos con la mano mirando hacia la puerta de entrada. Un grupo de personas hacen su entrada cantando mientras se dirigen a él para saludarlo).

Juan: (no sabe si reír o llorar) ¡Mis sobrinos, mis amigos…! ¡Qué alegría me habéis dado!

Grupo: ¿Qué pensabas, que nos habíamos olvidado de ti?

Claudia: Coja aire, que ahora va a soplar las velas y después a brindar con toda la familia y sus amigos.

 

(La escena era de lo más alegre. Hablaban, reían, cantaban, comieron pastel y brindaron todos juntos.

Esa tarde, Juan fue el hombre más feliz del mundo, y es que no se necesita mucho para sentirse  dichoso. Una llamada telefónica… una visita a tiempo… un gesto cariñoso… una atención inesperada… Puede ser el mejor de los regalos. Cualquier cosa de estas pequeñeces te puede hacer sentir acompañado y querido.)

 

Piedad Martos

 

agosto 2016

8 comentarios:

Piedad dijo...

Gracias, amigos y amigas, por leerme y dedicarme parte de vuestro tiempo.

Durante unas semanas vamos a tener a este abuelo y sus diálogos.
Espero que os guste.

Que tengáis feliz fin de semana.

Alfred dijo...

Por una vez, una historia de abuelo feliz y con el reconocimiento familiar, a veces da mucha pena esos abuelos arrinconados en verano, para que no fastidien las vacaciones familiares.
El tuyo es un canto a la familia, muy optimista, gracias.
Un abrazo.

CHARO dijo...

Las personas mayores necesitan mucho del amor de su familia y amigos y se sienten muy solos y deprimidos si no es así......Besicos

joaki007 dijo...

Como siempre tus relatos son una preciosidad y un placer poderlos leer .

Eres realmente fantastica .

Espero hayas pasado un buen fin de semana .

rosa mis vivencias dijo...

La sensibilidad con que escribes tus relatos dicen mucho de ti, será porque te conozco muy bien y se que eres una persona sumamente volcada a toda persona necesita, lo estas demostrado desde hace muchísimos años, y lo mejor de ti, es que nunca te quejas de nada, eres un ejemplo a seguir nunca me cansare de decirlo.

Un abrazo.
Rosa.

carmen dijo...

Muy bonito PIEDAD eres genial un beso

Conchi dijo...

¡Que tierno y bonito lo describes!

Un abrazo Piedad.

PEPE LASALA dijo...

Me ha encantado Piedad, lo relatas precioso amiga. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala