viernes, 22 de agosto de 2008

ª parte de "El Castillo encantado"

Cuando cesó de llover, los rayos del sol penetraron por los grandes ventanales, iluminando con su brillo dorado, la alcoba del príncipe que todavía dormía. Su camastro se había convertido en una confortable y cómoda cama, en la cual se posaron los rayos del sol dándole un agradable calorcito al cuerpo del durmiente príncipe que poco a poco fue despertando. Por fin habrió los ojos pero el impacto de la luz le hizo volverlos a cerrar. Estaba aturdido, no recordaba nada, se frotó los ojos con las manos, se incorporó y se sentó en el borde de la cama. Se pasó las manos por la frente y se esforzó por recordar. Como ráfagas de luz que se encienden y se apagan, le van y vienen a su mente el recuerdo del pasado. Imágenes intervintentes que no ve con claridad pero que cada vez se hacen más prolongadas. Lentamente recupera el recuerdo y una imagen. La imagen de la horrorosa bruja y de pronto se encendió una lucecita en su mente iluminándole el recuerdo de su objetivo,y el deseo de hallar a la bella Azucena. Se puso en pie y dio unos pasos por la habitación abandonándola acto seguido. Después salió al pasillo y recorrió el Palacio de punta a punta, buscando la salida. Estaba deseoso de recuperar lalibertad para conseguir su objetivo, pero todavía estaba aturdido y desorientado, no sabe donde está la puerta de salida. Todas las que encuentra a su paso están cerradas y no se atreve a abrir ninguna de ellas. Quizá esté la bruja acechándole y tiene miedo de caer de nuevo en su trampa.
Al fondo del pasillo vió una abierta, sin hacer ruido se acercó despacio y lentamente asomó la cabeza temeroso de hallar en la habitación a la bruja malvada. Miró cuidadosamente y allá en el fondo, la silueta de una mujer le hizo estremecerse y mirar de nuevo para detener su mirada en ella.
-“¿es Triangulina? No no, Triangulina es fea y vieja, esta es joven y bella, muy bella”.
Azucena tanbién había despertado y recordó como un mal sueño, como una pesadilla el día que la bruja le mostró al príncipe dormido y de pronto se puso a pedir auxilio.
“¡auxilio, socorro socorroooh, salven al príncipe, la bruja le quiere hacer daño, socorro”!
El príncipe, al oir los gritos de la muchacha corrió a su lado y cuando estuvo frente a ella, quedó maravillado al contemplar de cerca la belleza de la joven.
¡Azucena!, ¡es ella, estoy seguro, no hay duda! –exclamó el joven con voz muy vaja-. Cálmaté, no grites, no temas, yo soy el príncipe y estoy asalvo.
A la joven le parecía estar soñando y había pasado de una pesadilla horrible a un sueño de hada, un sueño maravilloso del que no quería despertar. De pronto calló desmayada en los brazos del príncipe Amadeo, quien la coge con dulzura y le susurra en el oído palabras de amor.
-Despierta mi amor, despierta mi bella princesa.
El corazón del príncipe le latía de emoción fuertemente en su pecho, en el que ella apoyaba su cabeza desvanecida,la que él acariciaba suavemente con sus manos varoniles.
Recuperados de su largo sueño y emocionados por haberse hallado al fin y con las manos enlazadas, Azucena y Amadeo recorren el Palacio, mirando detalladamente su mobiliario,el cual es de lo más moderno. Sorprendidos, se detienen en todas sus habitaciones amobladas de lo más elegantes, como elegantes son sus cuartos de baño con grifos dorados de los que emanan agua. Se asean y siguen recorriendo todo. Bonitas lámparas de luz eléctrica alumbran todas las habitaciones. La cocina equipada con electrodomésticos modernísimos nunca visto. Salas de estar y de obcio equipadas con televisión, vidios de juegos y aparatos musicales. El despacho de igual modo, sobre su mesa un teléfono y un ordenador, todo ello desconocido para ellos que no salen de su asombro, ni siquiera saben para qué sirven todos esos aparatos. Un calendario al lado del teléfono en el que indica la fecha actual llama la atención del príncipe. Lo coge en la mano y lo ojea, comprobando que ha pasado medio siglo desde eldía que la bruja los hizo presa en su Castillo. Sí, así es, han pasado cincuenta años desde aquel día y en ese tiempo la tecnología ha abanzado tanto que por eso, todo lo que encuentran en el palacio le resulta sorprendente y desconocido. Azucena pasa la mano por encima del teléfono como si lo acariciara al tiempo que mira al príncipe con una pregunta en sus ojos. El joven se apresura a explicarle:
-Es un teléfono y sirve para comunicarse con otras personas en la distancia. En la ciudad, mucha gente lo tiene.
Azucena coge el auricular y se lo pone en la oreja y oye una voz que dice: el servicio contestador de telefónica le informa de que no tiene mensajes.
La muchacha lo dejó caer apresuradamente sobre su sitio asustadiza y un poco avergonzada de pensar que la persona que había al otro lado del hilo telefónico, pudiera adivinar sus movimientos y su ignorancia. Sin poderlo evitar dejó escapar una sonrisa simpática que al príncipe le pareció la de un ángel.
Una a una recorrieron todas las habitaciones del Castillo convertido en Palacio, sin hallar en ninguna de ellas a la vieja Triangulina. Pues no había duda de que estaban solos y la bruja ya no existía.
Radiantes de felicidad y cogidos de la mano salieron a la calle. Detuvieron sus pasos para contemplar el paisaje que les rodeaba, pero en su rostro,alegre y feliz se dibujó la desolación del mismo. Sus colores verdes y dorados que embellecían el lugar, se habían convertido en gris y negro por el fuego depredador. Los esqueletos de los pocos árboles que quedaban a medio quemar, ofrecían un aspecto de destrucción y desierto que apagó la alegría de los jóvenes. Azucena, con lágrimas en los ojos miró al príncipe, que seguía con la mirada fija sin pronunciar palabra. Pero en su mente flotaba una pregunta: ¿´que fue de aquel hermoso paisaje que él había conocido?. La respuesta era muy sencilla. Se había fundido en ceniza.
Recuperados un poco de la impresión, siguieron caminando hacia el río, en dirección al pueblo. Este había crecido tanto que sus casas estaban próximas a su cáuce, el cual bajaba seco y en lugar de agua pura y cristalina, su cáuce arrastraba un chorrito de agua oscura y espesa por la suciedad contenida. En sus orillas, las que ellos habían conocido pobladas de árboles y hierba verde, donde se posaban los ruiseñores para saludar al alba con sus alegres cánticos, ahora era un rastro de basuras y giringuillas, que indentificaban el desorden, la inmoralidad, la irresponsabilidad y la indecencia de algunas personas. Azucena y Amadeo se miran nuevamente y en sus ojos muestran la tristeza que les producen tanta desolación ecológica. Y de nuevo otra pregunta en el aire: ¿qué fue de aquel río que ellos habían conocido?.
Los jóvenes cruzaron por el puente aquella avenida de suciedad y se dirigieron a la ciudad, ya próxima a ellos, la cual también era muy diferente a como el príncipe la había dejado el día de su partida. Por sus grandes avenidas circulaban automóviles modernísimos de todas las marcas y diferentes diseños. Una máquina ocupa el lugar de los barrenderos limpiando las calles, aunque no también como una persona –se dicen los jóvenes que observan todo. También observan que de cualquier lugar aparece una persona hablando por teléfono móvil, lo que les sorprende mucho más. Igual que les sorprende que la gente se sirvan café, agua, refrescos y tabaco de diferentes máquinas, como así se sirven en las gasolineras cada cual, el combustible para sus vehículos.
Un tren de alta velocidad ha sustituído a aquel que ellos habían conocido de carbón con una ancha chimenea, por la que salía un golpe de humo negro extendiéndose en el aire formando una cortina espesa bajo el cielo azul. En la estación, en lugar de una taquilla, donde una persona te daba el billete a través de la ventanilla, ahora se encuentra una máquina que hace el mismo trabajo, pero con la diferencia que no puedes hablar con ella y decirle: ¡Hola, muy buenas!, quiero un billete a tal sitio, sino que tienes que saber tocar las teclas exactas y amadeo y Azucena no saben hacer esas cosas. Se miran y se pellizcan uno al otro para estar seguros que no están soñando, pues son muchas cosas las que han descubierto en un solo día. Unas les ha llenado de alegría y admiración, otras de pena y tristeza y por último, otras les ha dado preocupación e inquietud, pues la muestra del progreso en tecnología que han visto, les hace hacerse una pregunta: ¿por qué han cambiado a las personas por máquinas? ¿sabrían ellos utilizarlas?.
Azucena y Amadeo pusieron mucho interés en aprender, pero nunca llegaban a saberlo todo. La tecnología abanzaba más de prisa que ellos aprendían pero tampoco se rendían, querían aprender para estar a la misma altura que los demás jóvenes.
El Palacio donde vivía amadeo en la ciudad, tras su desaparición, fue ocupado por otro príncipe y cuando amadeo despertó de su sueño encantado, ya no pudo ocupar su trono. Además, cuando él decía que era el príncipe amadeo, nadie lo creía, pues todo el mundo le creía muerto, pero a él no le preocupó en absoluto. Para azucena siempre sería su príncipe y ella su princesa.
Se casaron y fueron muy felices en el Palacio del Castillo encantado, donde vivieron y formaron una familia, no sin antes dar una fiesta para darse a conocer en la ciudad, a la que asistieron todos los jóvenes invitados a ella.

Piedad M L.

12 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, aquí está la segunda parte de "El Castillo encantado" aunque cuando he puesto el título no he puesto el número dos, ¡en qué estaría yo pensando! Pero bueno, creo que se sabe que es la segunda parte y última. espero que no sea demasiada larga y aburrida y os guste. No es nada más que una demostración de lo que es la vida de agora y el recuerdo de la de antes envuelta en mi fantas´ía.
besos.

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

¡Uiii! Piedad que no lo había visto venia de hacer el recorrido por la historia en el blog de Conchi y veo que tu has escrito un cuanto en dos partes. Casi no doy abasto, pero me lo he leido es mu bonito, no lo conocía.
Ahora que puedo te puedo seguir bien en cuanto empiece el trabajo espero que sabras disculparme pero ya no podré entrar tan a menudo.
Un beso

Inma dijo...

Voy con rapidez, pero, regresaré a leer. Ahora sólo dejo un fuerte abrazo.

Sabela dijo...

Leído todo, muy bien Piedad, sigue con estas historias que hacen pasar un buen rato.
Abrazos

Sabela dijo...

Piedad tendremos que ir buscando alguna cosa para desarrollarla cuando todas estas personas se incorporen a su respectivo trabajo, estoy segura de que haremos algo para que, aunque nada más sea brevemente, nos visiten ¿verdad?. Mientras aprovecharemos estos días.
Abrazos.

Conchi dijo...

Hola, Piedad. Ya me lo leí todito. Me ha gustado por la reflexión que haces del cambio vivido. Pronto, cuando le hablemos a los niños de ríos y árboles, de tiendas y trenes, les parecerá un cuento. Dirán: eso te lo estás inventando. Síiii, es cierto. Todo va muy deprisa.
Gracias por traer tu cuento al blog para que lo podamos leer.
Dile a Sabela que aunque empecemos a trabajar ya buscaremos un ratito para visitar a las amigas, jaja. Creeis que os vais a librar de mí!.
Un abrazo.
Conchi

Kety dijo...

Piedad, ya le he dicho a Conchi que si sois profesionales en esto de la escritura. no salgo de mi asombro cuando os leo.

Un abrazo

Me ha gustado tu cuento

Meli dijo...

Piedad, enhorabuena. Has sabido reflejar los cambios, unos para bien, otros no tanto, en los hábitos de vida y desarrollo de tecnologías. Es cierto, que si algunos de nuestros antepasados más recientes, pudieran ser testigos de lo que hoy consideramos casi imprescindible para la vida, creo que se morirían, pero esta vez de risa. Con mucho menos, ellos también fueron felices. Quizá, muchos ahora no lo sean precisamente por eso, por tener y querer tener más y más. Bueno, no me enrollo. De nuevo felicitarte por cómo nos cuentas las cosas.

Además, quiero agradecerte el comentario que has dejado en mi blog.

Besotes enormes.

Piedad dijo...

Driada, ojalá no tengas mucho trabajo en el colegio y puedas seguir visitándome como hasta ahora, aunque sé que eso no será así pero yo te espero.

Muxica, te espero cuando puedas y tengas tiempo.

sabela, me gustaría hacer algo como tú bien dices, pero no se me ocurre otra cosa que no sea lo que estoy haciendo hasta ahora, que es escribir. Me gustaría que siguiéramos como estamos ahora, es decir, en contacto todos los días, pero el que trabaja tendrá que acudir a sus obligaciones.

Conchi, no sabes como me alegro oírte decir que no nos vamos a librar de ti. eso es lo que yo quiero, tenerte por aquí.

Keti, ¿de verdad que me ves como profesional? Pues si has visto mi blog desde el principio, habrás leído que nunca antes había leído un libro, y ni siquiera había ido al colegio. Me alegra pues, que me veas así.

Meli, gracias por tu felicitación. Me alegra leer vuestro comentarios, para mí son muy importantes y muy valiosos.

Abrazos para todas.

Sabela dijo...

Paso sólo a saludarte.
Abrazos.

rosa mis vivencias dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
rosa mis vivencias dijo...

Hola Piedad:

He leido tu cuento el " EL CASTILLO ENCANTADO", y me a gustado la mezcla de ficción-veridica , despues de pensar un poco no he podido hevitar pensar en cosas que tu lla sabes, simplemente, por lo deprisa que havanza todo, pero en definitiba me a gustado ,no me a sorprendido nada tu imaguinación porque se como eres , suigue adelante. ROSA