martes, 29 de abril de 2008

Enplena Naturaleza

Mi infancia y adolescencia trascurrió en el campo lejos de la ciudad en plena naturaleza, siendo esta fuente de aprendizaje y escenario de el espectáculo de su belleza. Con ella aprendí a amarla y a respetarla como a la madre sabia. Por eso, cuando oigo que arde en yamas bien por accidente o por el capricho de un depredador, me duele en el alma como si fuera yo la que ardo y quisiera poder tener la sabiduría para transmitir en pocas palabras, el hechizo de su encanto tal como yo lo viví y la necesidad que tenemos de conserbarla. Y digo que es un espectáculo, porque es maravilloso vivir bajo el esplendor de un cielo azul, limpio de humos y contaminación con tan solo alguna mullida nube blanca desplazándose lentamente empujada por la brisa, las cuales contemplaba admirando sus formas, buscando en ellas el parecido de algún animal, una ovejita, un perro, un cerdito.... Y el paisaje que ofrece la primavera con el contraste del colorido de las florecillas entre el verde de las siembras, es sin duda digno de contemplar, aunque para los agricultores encargados de limpiar los sembrados no le fuera tan hermoso, ya que dicho paisaje le hacía trabajar más de la cuenta, por la forma en que en aquella épouca se hacía de manera natural, sin insecticidas, químicas ni nada parecido. Cualquier cosa podía ser motivo de recreo ocular, un almendro en flor, un pino, un nido, el susurro de las aguas cristalinas del río, y en sus remansos, vandadas de peces danzando entre sí. Y en invierno, el cielo gris, y detrás de la ventana, contemplar la fina lluvia que lentamente iba calando la tierra, y en ocasiones, los copos de nieve hasta cubrir la misma con su manto blanco, por donde corría como cualquier fierecilla inofensiva del bosque sin miedo a caer sobre el duro esfalto de las calles de la ciudad.
Sí, para mí, todo esto era un espectáculo, y digo era, porque por mucho que quisiera volver a tras, para mí ya no sería posible, ya que desde mi niñez dejé de contemplar su belleza, o mejor dicho, mis ojos dejaron de contemplar todas esas maravillas. Pero si pudiera ver otra vez, tendría miedo de no encontrar aquel paisaje que yo conocí cuando era una niña y que aún conservo en la mente tan vivo como el primer día y es por eso, que quisiera transmitirlo al resto de la humanidad tal como yo lo siento. Por eso, cuando siento nostalgia escribo así:


NOSTALGIA

A veces siento nostalgia, al recordar aquellos tiempos pasados ya, cuando mis ojos tenían luz y podían contemplar cuando la naturaleza brillaba en su esplendor y el río que cruzaba el valle,señoreaba sus aguas, puras y cristalinas bajo los rayos del sol.
Y la primavera cubría de alegres colores la verde pradera, donde las mariposas voleteaban sobre sus flores perfumadas y hermosas. Y el azul del cielo, limpio y transparente, se reflejaba en el espejo del agua detenida de la fuente.
Y recuerdo el hermoso paisaje de los árboles en flor. Sus frutos coloridos y el dorado trigo bajo los dientes afilados de la oz.
El hermoso verde de los pinos y el negro azabache de las aceitunas entre las ramas de los olivos.
Si mis ojos despertaran y volvieran a la luz, ¿qué paisaje encontrarían? ¿Quizá el río gozaría de buena salud? O por lo contrario ¿padecería esa grave enfermedad que se llama sequía y contaminación?
Y el paisaje de la sierra, el bosque y la montaña, ¿Mantendría su esplendor? O ¿sería su color gris y negro, de ceniza y fuego,por la mano de un depredador?
No sé, quizá no, quizá sí, prefiero guardar en mi mente aquel que yo conocí.

2 comentarios:

Sabela dijo...

Te hice ayer un comentario y no se lo que pasó pues no salió publicado, hoy vuelvo a intentarlo para ver si hay más suerte. Escribes y ves con el corazón, por ello es muy agradable leerte. Un abrazo

Inma dijo...

te escribiré con calma, estoy en un mal momento con mi mama muy malita. le pase tu comentario a sabela
besoss