Amigo Teclas, hace tiempo que no te hablo ni te cuento nada. ¿Te acuerdas cuando era pequeña? Allá donde vivíamos no había colegios ni nada que se le pareciera. Teníamos un maestro que nos enseñaba lo más básico pero a mí me duró poco la enseñanza y me vi obligada a dejarla.
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A mi manera
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Cuentos y relatos
y en medio una poesía,
que escribo sin saber
las reglas de la ortografía.
Escribo a mi manera
sin recibir enseñanza alguna,
las circunstancias de la vida
me prohibieron de tal fortuna.
La oscuridad de la noche
se presentó una mañana,
cuando brillaba el sol
y yo lo veía por la ventana.
Sin previo aviso
se oscureció el día,
quedándose conmigo
para hacerme compañía.
Desde entonces va conmigo
rodando por donde yo voy,
me habla de las cosas bonitas
y las feas ni cuenta me doy.
Aunque estas son amargas
y dejan mal sabor de boca,
yo, lanzo por la vida
y nada me provoca.
Cosas del destino
que hizo cambiar los recuerdos,
dándole el valor
a las cosas que no tengo.
Los astros en el firmamento
y bajo el cielo azul una nube blanca,
la oscuridad que se presentó
a mí, todo me lo amaga.
Piedad Martos Lorente
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