CAPÍTULO 4: AL GATO MOJINES SE LE HAN ROTO LOS PATINES
Alegre y saltarín,
Mojines se dispone a salir.
Para estar en forma
primero estira una pata,
después estira la otra,
arquea el lomo
y chuta una pelota.
El deporte es divertido y sano,
así que coge la pelota con la mano,
la lanza al aire y levanta el rabo.
La pelota vota en el suelo,
él le da con la pata,
hace una pirueta
y la para con la espalda.
De pronto algo extraño
nota en su patín derecho,
se agacha para comprobarlo
y observa que éste está deshecho.
Mojines exclama: miau, miau.
Suspende el juego
y recoge los tornillos del suelo.
Tiene que regresar,
pues sin sus patines
no puede andar.
¡Qué horror,
andar descalzo,
en los pies le produce
mucho dolor!
Preocupado y dolorido
entra en su cabaña,
mira los patines
y casi le caen las lágrimas.
No entiende cómo ha podido ocurrir,
él que siempre corría,
a todo se ofrecía
y con ello era tan feliz…
Se sienta en su cama,
limpia sus pies descalzos,
después se lava la cara
y se cruza de brazos.
No deja de pensar
cómo poder hacer…
Cómo solucionar el problema
pues necesita correr.
Pensativo se pone en pie,
se asoma por la ventana
y ve a sus amigos
que pasean en caravana.
En un instante
cambia de pensamiento,
salta al suelo
y sonríe contento.
– Tengo una idea
–se dijo para sí–,
me apoyo en un bastón
y en la otra pata me pongo el patín.
Así lo hizo y,
aunque parecía cojo,
cruzó el sendero
la mar de gozoso.
Pronto alcanzó a sus amigos
que al observarlo,
apoyado en el bastón,
quedaron sorprendidos.
Al verlo de aquella manera,
todos preguntaron a la vez:
– Mojines,
¿te encuentras bien?
¿Qué te ha pasado?
¿Por qué necesitas
ir apoyado?
– Se me ha roto el patín
y como quería salir…
He cogido el bastón
y así no siento dolor.
Tengo los pies tan delicados,
que al andar descalzo,
las piedras se me han clavado.
Se me han hecho heridas
en la planta del pie
y si no fuera por el bastón…
¡me faltaría valor para andar sin él!
– Pero con el bastón,
pareces más viejo
–contestó su amigo,
el conejo-.
– ¿Viejo yo? ¡Mira cómo corro!
¡Mira cómo salto!
¡Con el bastón,
hasta parezco más alto!
Mojines salta y salta de repente,
para demostrarles a sus amigos
que él sigue siendo fuerte.
De pronto, se le tuerce el tobillo
y, al apoyar la pata en el suelo,
al patín se le rompe un tornillo.
¡Qué horror,
los patines están rotos los dos!
Los amigos rieron
al ver su cara de espanto
y el conejo le decía:
–¡Ahora no eres tan alto!
Pero a pesar de la risa,
todos acudieron en su ayuda,
ofreciéndole sus servicios
sin la menor duda.
Entre risas y risas
se oyó un balido,
que emitía la oveja
que también había venido.
– Beee… beee…
yo te ofrezco mi lana
si con ella quieres tejer
unos buenos calcetines
que te protejan los pies.
– ¿Tejer unos calcetines?
Gracias por tu ofrecimiento,
yo no sé tejer…
lo siento.
Entonces salió una araña
muy dispuesta ella,
que acababa de tejer
su tela.
– Yo me ofrezco para tejer
en mi telar
si tú me traes
el material.
– Aquí tienes la lana,
mi querida araña.
– ¡Te has cortado la lana!
-exclamó Mojines
al ver a la oveja pelada-.
Estoy tan emocionado,
que no tengo palabras
para agradecerte
que por mí te hayas pelado.
La oveja sonrió.
– No te preocupes, amigo Mojines,
ahora yo estoy más fresca
y tú tendrás calcetines.
Así fue, la araña tejió
con mucha maña
los calcetines para Mojines
y se los llevó a su cabaña.
– ¡Oh, qué belleza!
-exclamó, poniéndose
las manos en la cabeza-
Mojines cogió los calcetines,
se los puso en los pies
y al verse con ellos,
no se lo podía creer.
Eran tan suaves y bonitos,
que en lugar de calcetines
parecían zapatitos.
– Parece imposible
que de la lana de mi amiga
se pueda hacer
esta maravilla.
– Gracias, amiga araña,
por tu valioso trabajo,
cuenta con mi ayuda
cuando necesites algo.
Esa noche, Mojines durmió
a pata estirada,
alegre y contento
con sus calcetines de lana.
Piedad Martos Lorente
(1 de junio de 2017)
8 comentarios:
Bueno, amigos y amigas, con este capítulo he llegado al final de estas aventuras... Por ahora, el gato mojines tiene calcetines y ya no corre con patines, jajaja. espero que haya sido de vuestro agrado, aunque como habéis podido ver, es un cuento infantil. Pero aunque haga mucho tiempo que dejamos nuestra infancia, en el fondo de nuestro corazón, por lo menos yo, nos sentimos niños y nos gusta leer estas aventuras que encierto modo, nos enseña los valores más esenciales de la vida y que algunas veces olvidamos... Yo me lo paso bien escribiendo, por eso os los presento aquí, con la intención de que os guste también a vosotros/as.
Y como siempre, os vuelvo a dar las gracias por vuestros comentarios.
Os dejo abrazos de gratitud y cariño.
¡Hola Piedad!
Felicidades por este final feliz, Mojines duerme bien contento con sus calcetines nuevos y suavecitos.
Tienes en tu cabecita una gran imaginación, reina. Ha sido un placer seguirte todo este tiempo regalando lindas y divertidas imágenes con tu protagonista Mojines, envueltas en tus letras. Mi enhorabuena.
Te dejo mi inmensa gratitud y mi gran estima.
Un abrazo y ten una feliz semana.
Se quedó sin patines pero ganó unos calcetines........pero seguro que intentará arreglar sus preciados patines.Besicos
Queridísima Piedad...no sabes como me acuerdo de ti ,yo entre una cosa y otra estoy muy ocupada ...este día estuve con Maribel, me la encontré en el paseo saliendo con mi hijo de tomar un café ,ella y su marido estuvieron muy atentos y marchaban a Barcelona...uf como te recuerdo.
jajaja precioso relato del gato y sus calcetines ...me hace gracia la casualidad que yo pensaba hace un poco ...me voy a poner unos calcetines de lana ,para estar aquí en casa ...y es que esta nevando un poco ya .gracias por tu visita y aquí te abrazo muy fuerte .
Marina Pastor
besossss
Me ha encantado que para Mojínes haya sido un final tan feliz Piedad.
Besos de Espíritu sin Nombre.
Me encanta tu espacio, mi querida amiga, no te puedes imaginar el buen rato que paso cuando te leo, la historia de ese gato da para mucho y estoy segura de que habrá más capítulos que me hagan sonreír.
No sé que hará Mojines ahora que no tiene patines.
Gracias a la oveja y a la araña, le han confeccionado calcetines, espero que algo invente para arreglar lo que aún tiene pendiente, sin patines no es Mojines, así que algo habrá que hacer para que vuelva a correr.
Te dejo un fuerte abrazo.
Kasioles
Hola, Piedad. Siempre estás enseñándonos algo. Dices en tu comentario que volvamos a nuestra infancia, que está en el fondo de nuestro corazón y nos sintamos niños. Pues sí, eso es lo que tenemos que hacer, porque así nos encontraremos a nosotros mismos, a los de verdad.
Yo también te doy las gracias por compartir tus relatos, tus cuentos que escritos en verso son maravillosos, y tus pensamientos.
Un abrazo muy grande.
Conchi
Que lastima pobre gato , se le han roto los patines y ahora no puede patinar , menos mal que tiene muy buenos amigos y lo ayudan , que pronto pueda arreglar los patines , me a gustado mucho estos cuentos , de gato Mojines... Te deseo una feliz tarde amiga mía besos de Flor.
Pd ; voy a leer la última entrada que tienes publicada y así ya voy al día contigo , vale preciosa besitos.
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