sábado, 10 de septiembre de 2016

ABUELO JUAN CON SU NIETO

ABUELO ESCUCHANDO LA RADIO

 

Pablo: ¿Abuelo…? ¿Abuelo…?

Juan: ¿Me llamabas, Pablito?

Pablo: No me llames Pablito, abuelo, que ya soy mayor para ese diminutivo.

Juan: Vale, hombre, vale. Tú serás mayor, pero para mí sigues siendo el niño al que le contaba cuentos sentado sobre mis rodillas.

Pablo: Sí, pero hace mucho tiempo de eso.

Juan: Tienes razón, el tiempo pasa muy rápido y ya eres un hombre hecho y derecho. Bueno, ¿qué querías?

Pablo: Nada, abuelo, que te he visto tan entusiasmado con los auriculares que he sentido curiosidad por saber lo que escuchas.

Juan: Ah, ¿era eso? Nada, no escuchaba nada de particular. Solo escucho música y anuncios, que eso nunca falta en esta emisora. Ahora anuncian el colchón de la Piquer…

Pablo: ¿El colchón de la Piquer?

Juan: Sí, parece ser que es el mejor colchón que hay ahora en el mercado.

Pablo: ¿Pero no era el baúl de la Piquer lo que se decía siempre?

Juan: Claro, así es. Pero ahora también está el colchón.

Pablo: ¿La Piquer también llevaba en sus giras el colchón?

Juan: ¡Y qué sé yo! Se supone que no, que lo que radian ahora es un colchón, que por lo que sea, le han puesto ese nombre. Quizá sea el nombre de su creadora.

 

Pablo: Abuelo, yo venía a decirte que me voy a la playa. ¿Te quieres venir conmigo?

Juan: Pues no me desagrada la idea… Pero es que veo tan poco, que igual te voy a servir de estorbo, aunque un baño EN EL MAR no me iría mal.

Pablo: Pues si te quieres venir, a mí no me importa ayudarte lo que sea menester. Además, voy solo.

Juan: Pues si vas solo, creo que sí me voy a ir contigo. Espera un momento que cojo el bañador.

Pablo: Ah, no, eso no. No necesitas bañador…

Juan: ¿Cómo que no? ¿Es que tú te bañas en pelotas?

Pablo: Así es, abuelo. A la playa que yo voy no necesitas bañador.

Juan: ¡Tú estás loco! ¿Tú crees que voy a ir yo a una playa de esas a mis ochenta años?

Pablo: ¿Y qué pasa?

Juan: pasar, lo que se dice pasar nada. ¿Pero tú ves bien que yo me ponga en pelotas delante de toda esa gente, que seguramente todos serán jóvenes? ¡Yo, con mi cosita marchita, arrugada y encogida…! ¡Y por si faltaba algo, estoy medio ciego para no poder disfrutar con la VISTA…!

Pablo: No te creo, abuelo. Con lo fuerte y erguido que tú estás, ahora me vas a venir con ese cuento. Anda, anímate, que no será para tanto, jejeje.

Juan: No será para tanto, pero piensa que no tengo veinte años como tú.

Pablo: Bueno, pero tampoco estará tan arrugado como dices, porque la cara la tienes bien estirada.

Juan: Dejémoslo así. Ahora no vamos a entrar en detalles, ni vamos a descubrir qué parte del cuerpo está más o menos arrugada. Sigue con tus planes, que yo seguiré escuchando la radio. Cada edad requiere lo suyo y esas cosas no son para mí. Tenemos que vivir la etapa que nos corresponde en el momento que toca. No queramos que yo viva como tú, ni tú hagas las cosas que yo hago. Disfruta ahora que eres joven, pero recuerda lo que te enseñé de niño: siempre con educación y respeto hacia los demás, porque la educación no está reñida con la diversión.

Pablo: Ay, abuelo, todavía con el mismo discurso de siempre. No te preocupes, que sé comportarme como Dios manda… mejor dicho, como tú me enseñaste.

Juan: Me alegro que lo tengas presente… ¡No olvides nunca los consejos de tu abuelo!

Pablo: ¿Cómo voy a olvidar los consejos del mejor abuelo del mundo? ¡Eso nunca!

Adiós, cuídate mucho.

Juan: Hasta luego… Ah, y disfruta en la playa.

 

Piedad Martos

 

septiembre 2016

9 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, pues aquí vengo otra vez con este abuelo, que al parecer le gusta dialogar con sus nietos.
Con él os deseo que tengáis un feliz fin de semana. Espero que os guste y no os aburra, jejeje.

Abrazos para todos y todas.

CHARO dijo...

Un encanto de abuelo, sabe dialogar con su nieto y a la vez sabe también cual es su lugar.Bonito relato.Besicos

joaki007 dijo...

No todos los abuelos son asi , por desgracia .

Siempre tus maravillosas historias .

Un beso.

reser dijo...

Que sigas por mucho tiempo con tus bonitas historias.
Abrazos, amiga.
Roser

rosa mis vivencias dijo...

Piedad, tu imaginación sigue y sigue, esta muy claro que lo tuyo es escribir, relatos como en este caso, poesía, cuentos o lo que te de la gana, eres increíble y nunca te rindes ante ninguna dificultad que la vida te pone, los no estas demostrando día tras día.

Un abrazo.
Rosa.

Marina-Emer dijo...

Piedad ,cariño perdona no estoy bien pero pasaré a saludarte de nuevo ...te quiero y no olvido ...volveré bonita besos

Conchi dijo...

Piedad, mira que te he dicho que me avises cuando escribas algo nuevo, jeje.
Me estaba yo perdiendo la historia del abuelo Juan.
me encantan los tres capítulos. Cuánta razón en todo lo que dices, es que no se te puede añadir nada. Tú ´si que sabes, ¡hasta de abuelos!
Mira que no atreverse a ir a esa playa con su nieto... jeje

Un fuerte abrazo, amiga.
Conchi

Conchi dijo...

Hola Piedad, tus relatos son geniales, he disfrutado mucho con Juan y Pablo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias Piedad.
Por tu visisita, amable comentario y relatos del abuelo que tantos consejos nos deja, en esta era moderna los abuelos ya no tienen su refugio en la casa familiar.
Ya no se juntan tres o cuatro generaciones unidas y menos bajo el mismo techo.
Muy buen escrito.
Un abrazo.
Ambar