martes, 16 de diciembre de 2014

ANSELMO EL PASTOR 15

LOS OJOS DE MIS SUEÑOS

 

 

Capítulo 15

 

-Aquí, el abogado don Manuel Trujillo y el juez don Carlos Moreno, quieren hacerle unas preguntas -aclaró el guardia.

"Trujillo" -se repitió para sí don Francisco palideciendo al oír pronunciar aquel apellido.

-No creo que estos señores tengan nada importante que preguntarme ya que es la primera vez que les veo. Pero ustedes dirán, ¿cuáles son esas preguntas?

Don Carlos abrió una carpeta y sacó de ella unos papeles. Don Manuel tomó la palabra.

-Tengo entendido que la señorita Alba, comprometida con don Emilio Granados, va a contraer matrimonio en breve.

-Así es, pero eso no es de su incumbencia.

-La partida de nacimiento está falsificada.

-Aquí no hay nada falso, soy una persona legal que puedo ir con la cabeza bien alta. Es verdad que Alba es adoptada, sus padres la abandonaron -aclaraba un poco alterado y nervioso.

El abogado y el juez se miraron sorprendidos por la facilidad de mentir que tenía, o tal vez falta de memoria porque al parecer se le había olvidado lo que en su día puso al escribirla en el registro civil.

 

El juez cerró la carpeta y ordenó a la guardia civil:

-Llevadlo a comisaría y que le tomen declaración.

-¡Cómo! ¿Me van a detener? ¡Ustedes no saben lo que van a hacer! ¡Están cometiendo un error! -protestaba sin consideraciones.

-Tendrá que declarar.

-¡Yo no tengo nada que declarar!

-Sí, señor. Tiene que dar los nombres de los padres de Alba, lugar y fecha de nacimiento.

-¡Me niego totalmente!

-Mi consejo es que se busque un abogado -dijo Manuel.

-Ah, es eso. Usted quiere que le contrate, ¿no es así?

-Se equivoca, ya tengo trabajo, soy el defensor de la señorita. No necesito el suyo y, piense que voy a ir a por todas.

Pilar estaba temblando de miedo, pues si se descubría la verdad podría ser muy trágico. Su marido también empezó a temer a ser descubierto y eso le alteró más de lo que estaba. La desaparición de Alba, pensó que podría estar relacionada con lo que estaba ocurriendo en aquellos momentos tan confusos para él.

-Esa zorra me ha denunciado, no podía ser otra persona.

-Señor de Luna, cuide su vocabulario, por favor -ordenó la guardia civil mientras lo esposaban para dirigirlo hacia el coche de patrulla. Doña Pilar se derrumbó sobre el sillón, ocultando con las manos su rostro bañado en lágrimas. No podía creer lo que estaba ocurriendo. Su marido detenido por la guardia civil y su hija desaparecida.

 

Aunque Francisco de Luna se buscó un buen abogado nada pudieron hacer para ocultar la mentira y la falsedad de la adopción de la muchacha. Unos días después de su detención, Manuel pudo demostrar, a los ojos de todo el mundo y a los medios informativos, el daño que Francisco de Luna hizo a su familia, apoderándose de la niña en un descuido de sus hermanos mayores cuando esta jugaba en la calle. El indigente contratado cogió a la pequeña, le tapó la boca y corrió por el bosque hasta desaparecer del lugar dejando el rastro falso con sus ropas rotas y un zapato manchado de sangre, preparada previamente.

La familia no pudo hacer otra cosa sino conformarse con la mala suerte que el destino puso en sus vidas y darla por muerta. No por eso, su madre se resignó a perderla para siempre.

Sumergida en la tristeza que le invadía, Micaela siempre tenía esa pequeña esperanza dentro de su corazón que le decía que la niña estaba viva, incluso, muchas noches, sus pensamientos invadían sus sueños los cuales desde la desaparición de su hija dejaron de ser dulces y plácidos convirtiéndose en horribles pesadillas. Pero este sueño era como un cuento de hadas en el que veía a la niña convertida en princesa, acompañada de un joven muy elegante que corrían hacia ella y se fundían en un abrazo, y entonces despertaba. Pero si alguna vez hablaba de ello con su marido, le decía que estaba loca, que se olvidara  de lo ocurrido porque la niña nunca más iba a volver.

 

Don Francisco de Luna se vio obligado a declarar, recordando punto por punto los hechos ocurridos catorce años atrás cuando, invadido por el deseo de tener el hijo que nunca llegaba por medios propios ni a través de la adopción legalizada, decidió apoderarse sin escrúpulos ni sentimientos de la hija pequeña de unos campesinos, los cuales gozaban de cuatro hijos mientras que ellos carecían de dicho privilegio.

Fue condenado a cárcel además de indemnizar a la familia Trujillo y a la joven Alba con gran parte de su fortuna.

 

 

6 comentarios:

Piedad dijo...

Hola, amigos y amigas.

Paso brevemente para deciros que estoy pasando por malos momentos al tener a mi hermano gravemente enfermo.

Os dejo un fuerte abrazo.

Beatriz dijo...

Lamento lo de tu hermano. Espero que poco a poco vaya mejorando. La historia que escribiste es muy buena. Y por fin de supo la verdad y los que hicieron el delito estarán en la cárcel Te envío un beso grande y mucho ánimo y fortaleza. Dios te bendiga

rosa mis vivencias dijo...

Piedad, a pesar de los momentos tan difíciles por los que nos esta tocando vivir nuevamente, no podía pasar sin leer este nuevo capítulo, sabes que cada semana espero la siguiente, para saber más de este precioso relato. Me encanta seguirte y espero poder seguir haciéndolo.

Abrazos.
Rosa.

Kety dijo...

Piedad, deseo que tu hermano tenga un final feliz. al igual que la historia que, tan magistralmente nos has contado.

Un fuerte abrazo.

PEPE LASALA dijo...

Hola Piedad, muchísimo ánimo, seguro que tu hermano irá bien. Ayer fue la Virgen de la esperanza, no la pierdas amiga. Un abrazo de corazón.

isam dijo...

Piedad, acabo de leer el final, se ha quedado mi hermano y yo he aprovechado.

Sigue escribiendo que se te da muy bien.
Muchos besos.

Isabel.