martes, 2 de diciembre de 2014

ANSELMO EL PASTOR 13

   

LOS OJOS DE MIS SUEÑOS

 

 

CAPÍTULO 13.

 

 

Esa mañana, Eduardo acompañó a Anselmo al pueblo y mientras este vendía la leche, el segundo se dirigió al despacho del abogado tal como había prometido a Daniel con las últimas noticias.

A medida que iba entrando la mañana, la lluvia caía con más intensidad. El muchacho, bajo el paraguas, salteaba los charcos de las calles empedradas apresurando el paso, deseoso de entrevistarse con el abogado lo antes posible.

Empuñó el llamador de la puerta en forma de mano, dando unos suaves golpes sobre la base de hierro. Poco tuvo que esperar a que abrieran la entrada al edificio. Daniel, imaginándose  que el visitante sería Anselmo,  se adelantó a abrir sin pérdida de tiempo ansioso por saber lo que este había averiguado.

Los dos jóvenes se saludaron con un apretón de manos.

-¿Tienes noticias? -preguntó Daniel sin poder disimular su inquietud.

-Así es. Me gustaría poder hablar también con tu hermano y haceros unas preguntas a los dos.

Daniel abrió la puerta del despacho e invitó a Anselmo a que se sentara y acto seguido fue a avisar a su hermano regresando los dos al momento. Manuel fue el primero en iniciar la conversación.

-Me ha dicho mi hermano que tienes noticias sobre esa joven que él cree podría ser nuestra hermana, aunque ya le he dicho que eso es imposible...

Anselmo le cortó en seco.

-¿Por qué es imposible?

-Por dos razones. Primero: porque el hecho que se parezca o no en los ojos a él, no es ninguna pista fiable ya que muchas personas tenemos los ojos del mismo color sin ser familia. Segundo: mi hermana fue devorada por las alimañas del bosque.

-Es cierto, muchas personas tenemos el mismo color de los ojos, pero en este caso estoy de acuerdo con Daniel. Esa muchacha, al igual que él, tienen los ojos diferentes...su color entre azul y verde y ese brillo en la mirada hacen que sus ojos sean especiales, pero no obstante hay otra cosa más, ¿qué pruebas tienen ustedes para saber que fue devorada por los animales y no raptada?

-Encontramos sus ropas hechas jirones junto a un zapato lleno de sangre. ¿Qué más pruebas que esas?

-¿Cuántos años tenía la niña cuando desapareció? -seguía Anselmo interrogando.

-Tres años y algunos meses -contestó Daniel-, en noviembre hizo catorce que la perdimos.

-Todo coincide -continuó Anselmo-. Por lo que he podido averiguar, cuando esta joven fue adoptada tenía algo más de tres años. En noviembre hizo catorce que la llevaron a la casa de la familia de Luna y según le ha contado la criada que la acompaña, en esos días pasaron cosas muy extrañas que, con el paso del tiempo, ella las ha asociado con la niña. Don Francisco de Luna pagó una gran cantidad de dinero a un indigente que durante unos días frecuentaba la casa hasta el día después de la llegada de Alba, advirtiéndole el señor que si decía algo de lo ocurrido sería hombre muerto, y que él mismo se encargaría de que así fuese. El mendigo le contestó que estuviera tranquilo porque con las pistas que había dejado, Micaela y Luis pensarían que había sido devorada por las fieras del bosque.

Al oír estas palabras, Manuel y Daniel palidecieron a la vez. El mayor de ellos se puso en pie y se dirigió a Anselmo, demostrando interés por lo que acababa de decir.

-¿Es cierto todo eso?

-Lo estoy contando tal y como a mí me lo han dicho. Además, según dice Alba, tiene una prueba en su cuerpo que solo sus padres podrán identificarla.

-Muchacho, me has convencido, creo que Daniel tiene razón. Voy a ponerme a trabajar en el asunto lo antes posible. Averiguaré cómo fue la adopción. Si es legal o no eso se sabrá en los papeles del registro. Hablaremos con esa joven y si es necesario haremos la prueba de ADN, y si las sospechas son ciertas, el señor de Luna no tendrá dinero suficiente para pagar el daño que ha hecho a mi familia porque yo me voy a encargar de ello. Haré que le caiga todo el peso de la ley y pague con cárcel el delito cometido.

¿Y dices que esa muchacha tiene una señal en el cuerpo? -prosiguió Manuel.

-Yo no lo he visto, ella me lo ha contado.

-Aurora nació con una mancha en la espalda con forma de piña, yo me acuerdo perfectamente de vérsela.

-Yo soy más joven que tú -tomó la palabra Daniel- pero recuerdo su mirada como si la hubiera visto toda la vida, por eso, cuando la vi el otro día me recordó a Aurora y estoy convencido que es nuestra hermana.

-Pronto vamos a salir de dudas. Me voy a poner a trabajar en seguida. Mientras yo averiguo lo de los papeles, tú te vas a ir a casa y preparas a la familia, sobre todo a mamá y papá para que no le venga de sorpresa. Quiero que cuando yo lo tenga todo en regla, ellos nos puedan acompañar para ir en su busca. Pero cuidado de no decir nada a nadie, no nos conviene que se sepa. Solo la familia, los más allegados. Tengo que pillar a los señores de Luna desprevenidos para que no tenga tiempo de preparar ninguna de las suyas.

4 comentarios:

Piedad dijo...

Hola, amigos y amigas.
¿Dispuestos a seguir con otro capítulo?

Vueno, yo sé que hay alguien por ahí que aunque no deja su huella, no porque no quiera, sino porque no le es posible, está esperando a que llegue este momento para ver como sigue. Hoy me he tardado un poco pero ya os podeis sentar frente a la pantalla. ¡A ver qué pasará!

Las imágenes que acompañan cada uno de los capítulos son subidas de Internet, pues con la ayuda de Rosa que me las sube, yo puedo ilustrar cada una de las entradas con estas imágenes en blanco y negro ya que el relato trata de otros tiempos muy lejanos a los nuestros.

Os dejo un fuerte abrazo y las gracias por vuestros comentarios.

rosa mis vivencias dijo...

Bueno Piedad, una semana más nos dejas con la miel en los labios esperando el siguiente capítulo, pues me tienes enganchada a esta bonita historia que bien podría ser verdad.

No dejes nunca de escribir, lo haces de maravilla.

Abrazos.
Rosa.

Beatriz dijo...

Excelente historia. Y sabes muy bien mantener la intriga y el suspenso. Me encanta y siempre estoy esperando el próximo capítulo. Gracias por pasar por mi blog y dejarme hermosos comentarios

Mariaisabel dijo...

Ayyyyyyyy, Piedad, pero que bien escribes!
Digo lo mismo que Rosa, nos dejas con la miel en los labios.
Espero que estés bien.
Un gran abrazo, amiga!
Mariaisabel