sábado, 22 de octubre de 2016

EL ABUELO JUAN EN EL PUEBLO

FIESTA DEL PUEBLO

 

Carlos: Buenos días, papá.

Juan: Buenos días, hijo. ¿Cómo es que vienes tan temprano? ¿Ocurre algo?

Carlos: No, no pasa nada. Venía a proponerte algo.

Juan: Tú dirás.

Carlos: Me ha llamado Pedro el cohete, y dice que por qué no nos vamos unos días ahora que son las fiestas del pueblo. He pensado que a lo mejor te gustaría venir con nosotros. Se puede venir Eva y acompañarte a los sitios que te apetezca ir porque nosotros estaremos con los amigos. Ya sabes como son.

Juan: Pedro el cohete… ¿Todavía conserva ese nombre?

Carlos: Ya ves. El incidente del petardo cuando era un niño le va acompañar mientras su cuerpo le haga sombra.

Juan: cosas de los pueblos. Pues creo que voy a aceptar tu propuesta y me voy a ir también. Hace muchos años que no voy por allí y me gustaría ver a los amigos que todavía quedan, porque la mayoría ya han muerto.

 

En el pueblo.

 

Claudia: Esta noche no vamos a cenar en casa. Nos ha invitado Pedro y su mujer, así que ustedes cenen y no nos esperen. Si quiere salir a dar una vuelta que le acompañe Eva. A lo mejor le gusta ir a la verbena.

 

Noche.

 

Juan: Eva, prepárate que nos vamos de verbena. Ponte el mejor vestido que hayas traído… Esta noche voy a presumir ante algunos galanes envidiosos y fanfarrones, jejeje.

Eva: ¿Qué quiere decir, señor?

Juan: Nada malo, mujer. Voy a ir cogido de tu brazo y hasta podríamos bailar…

Eva: ¿Bailar, señor?

Juan: ¿Por qué no? Yo era un buen bailarín en mi juventud.

Eva: Usted lo ha dicho. En su juventud…

Juan: Ahora no soy joven, ya lo sé, pero todavía puedo bailar un pasodoble, una rumba o un bolero. El hecho de no ver, no me impide poder bailar. Para bailar no se necesita la vista.

Eva: Pues vamos, señor, que a mí también me gusta presumir de galán. ¡Un galán como usted no se consigue siempre! Con esa ropa parece otro y hasta se ve más joven y todo. Está muy elegante.

Juan: Tú tampoco te quedas atrás… ¡Así  que en marcha, vamos a divertirnos!

 

(Juan llega a la verbena cogido del brazo de Eva. Esta explica lo que él, con su poca visión no alcanza a ver.)

 

Eva: Señor, la gente mayor se lo quedan mirando muy descarados, pero ninguno hace por venir a saludarlo. Aquí, en frente de nuestra mesa, hay dos parejas mayores, se miran entre ellos y luego le miran a usted. Uno de ellos se sonríe y creo que va a venir hacia aquí.

Hombre: ¿Juan…? ¿Eres tú?

Juan: Yo soy Juan, sí señor, pero…

Hombre: Yo soy Alejandro. ¡Me alegro de verte, amigo!

Juan: Igualmente. Hacía tantos años que no venía por el pueblo y que no hablaba contigo que ya no recordaba tu voz. La verdad es que me alegro mucho de verte.

Alejandro: Pues sí, aquí estamos con otros amigos pasándolo lo mejor posible. Vamos a bailar, que esto se va animando.

 

Juan: Eva, ¿bailamos esta pieza?

Eva: como usted diga.

 

(Cuando bailan se les acerca un hombre y le habla con una risita guasona. Qué bien acompañado vas, Juan.)

 

Otro día.

 

Carlos: Papá, ¿Qué pasó la noche de la verbena?

Juan: ¿Qué pasó, hijo?

Carlos: Vas de boca en boca por todo el pueblo. Parece ser que te has casado con una joven que podría ser tu hija.

Juan: (ríe a carcajadas) Eso es cosa del Gilipichi. Se me acercó con mucha guasa. Siempre ha sido un fanfarrón y envidioso, y lo seguirá siendo mientras viva.

Carlos: ¡Pero, papá, ya sois mayorcitos para andar con tonterías de adolescentes!

Juan: ¿Y lo bien que me lo pasé yo? Jaja jaja.

Me divertí, no le falté el respeto a nadie. El que me saludó le saludé con educación y  no dije, ni hice nada que pudiera ser mal interpretado. Lo demás es la película que cada uno se monta, y nada más.

 

Piedad Martos Lorente

 

9 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, pues aquí tenemos otra vez a este abuelo dispuesto a disfrutar en la fiesta de su pueblo... Y ya se sabe, en los pueblos, los comentarios van siempre por delante, jejejeje.

Feliz fin de semana.

Gracias por dejar vuestra huella.
Abrazos.

Julia dijo...

Me ha encantado tu relato sobre el pueblo. Felicidades por tu bloc, ha sido un regalo poder visitarlo.
elracodeldetall.blogspot.com

María dijo...

Qué bueno tu relato, Piedad, un placer volver a leerte.

Un beso enorme.

Alfred dijo...

Esas situaciones que dan pie a comentarios con segundas intenciones, muy bien trabado Piedad.
Besos.

reser dijo...

Je je Piedad, con razón quería ir con la chica... Ya sabía los cotorras que eran en el pueblo.¡Y lo bien que se lo pasó! Muy buen relato.
Abrazos.
Roser

CHARO dijo...

Un relato muy real pues es lo que ocurre en los pueblos que de un granito de arena hacen todo un volcán y se quedan tan anchos.Besicos y a por todas que seguro eres ganadora

Conchi dijo...

Me ha encantado Piedad, el abuelo Juan es todo un galán y se lo pasó divino en la verbena, los cotillas de siempre sacando sus conclusiones.

Un abrazo.

isam dijo...

Que bueno!!

Conchi dijo...

Los pueblos ya sabemos cómo son. Todo el mundo tiene que llevar palante la vida de los demás, pero lo que gusta ir al pueblo y a sus fiestas!!! Como eso nada.
Muy bueno el capítulo, Piedad.
Un abrazo
Conchi