domingo, 28 de agosto de 2016

LAS CONVERSACIONES DEL ABUELO JUAN. 1

PADRE E HIJO

 

Carlos: Hola, papá.

Juan: Ah, ¿eres tú, hijo? Dios te guarde.

Carlos: ¿Cómo estás?

Juan: Pues ¿cómo quieres que esté? Bien, pero… Me siento muy solo. Cada vez encuentro más en falta la compañía de tu madre.

Carlos: Mamá hace muchos años que nos dejó, ya tendrías que haberte acostumbrado a su vacío.

Juan: ay, hijo mío, cómo se ve que tú no sabes lo que es eso, y Dios quiera que no lo sepas nunca, porque es muy doloroso. Cuanto más mayor se hace uno, más necesitas la compañía de tu pareja, si es que te llevas bien con ella, claro está. Tu madre y yo nos llevábamos tan bien… que ahora no puedo olvidarla por mucho que lo intento.

Carlos: Te tienes que acostumbrar, papá. Además, no estás solo, tienes a la chica que te cuida y te hace compañía.

Juan: Ya lo sé que no estoy solo, pero la compañía de mi mujer no la cubre nadie. Nosotros que siempre hemos estado unidos para todo. Tomar decisiones, proyectar, hacer y deshacer… Y encima estoy perdiendo la vista. Cada vez veo menos y eso me hace sentirme inútil.

Carlos: Otra cosa a la que también te tienes que acostumbrar. Ya sabes lo que dijo el médico.

Juan: Sí, ya lo sé, pero... En fin, vamos a cambiar de tema. ¿Cómo están los chicos y tu mujer?

Carlos: Ellos están bien.

Juan: Parece mentira que los jóvenes se olviden tan fácilmente de los abuelos. Habiéndose criado con nosotros. Hace tanto que no los veo… Creo que ya no los conocería si los viera por la calle.

Carlos: Están ocupados con los estudios y no tienen tiempo para nada.

Juan: Ya me imagino, pero una visita de vez en cuando no estaría mal.

Recuerdo cuando me ponía a Pablito en mis rodillas y le hacía el caballito. Le contaba cuentos antes de irse a dormir y luego, cuando el sueño le vencía dormía plácidamente como los ángeles, con aquella dulzura en su rostro.

Yo me encargaba del niño y tu madre de Ester… ¡Y qué felices éramos los cuatro!

Carlos: Papá, los tiempos cambian y hay que aceptarlo todo, vivir nuevas etapas con nuevos acontecimientos a medida que estos van llegando.

Juan: Si lo intento, hijo. Pero hoy estoy yo muy nostálgico. Si tuviera a tu madre conmigo… lo vería todo de otro color.

Carlos: Ya les diré a los chicos que vengan a hacerte una visita.

Juan: A ver si es verdad, hijo. Dale un beso a Claudia y dile que me acuerdo de ella.

Carlos: Gracias, papá. Cuídate mucho.

 

Piedad Martos

 

agosto 2016

5 comentarios:

Piedad dijo...

Hola, amigos y amigas.

Hoy vengo con un relato, que aunque es inventado, bien podía ser real, tal como es ahora la vida.
Yo no tengo ese problema, ecepto lo de la vista, pero sé de gente que se queja por el mismo motivo. Pero como dice Carlos, los tiempos cambian...

Que tengáis feliz domingo.

Abrazos.

CHARO dijo...

Tu relato se asemeja mucho con la realidad por dura que sea.Me gusta cómo escribes.Besicos

joaki007 dijo...

Impresionante relato querida amiga ...

eres sensacional, de verdad .

Un beso .

Kety dijo...

Hola Piedad, después de un tiempo lejos del ordenador, volvemos a la rutina.
me gusta todo lo que escribes, por su sencillez y realismos, pues son metáforas de la vida misma.
Es cierto que en Facebook prefieren imágenes y brevedad. Pero a los que nos gusta la escritura si lo leemos.

Un fuerte abrazo

rosa mis vivencias dijo...

Piedad, creo que tu relato se acerca mucho a la realidad, hoy en día se vive todo tan deprisa y la juventud piensa tan diferente que por desgracia los valores están desapareciendo.

Un abrazo.
Rosa.