domingo, 20 de julio de 2014

NUEVO RELATO. CAPÍTULO 8º

LA LUZ DE ESPERANZA





Capítulo 8º



El sol radiante de una tarde de mayo y la agradable temperatura invitaba a
pasear. La gente iba llegando a la plaza Mayor donde se hallaba ubicado el
escenario de la fiesta organizada por el Ayuntamiento.

Todo estaba en orden a punto para empezar. Las mesas preparadas sólo a falta
de servir la merienda y, los músicos afinaban sus instrumentos para cuando
llegara el momento, ponerle el broche final a tal festejo.

Conforme iban llegando los invitados con sus perros, una persona encargada
iba entregando un paquete de bolsas para que éstos se fueran familiarizando
con ellas y el tema del que en breve se hablaría.

Nadie sabía todavía el porqué de aquella fiesta. Por qué el señor Alcalde le
había enviado una carta citándolos a todos con el fin de pasar una tarde
agradable y divertida, rogando que no faltara nadie.

A la espalda de la tarima que más tarde serviría de escenario para la
presentación de las autoridades, y después para los músicos, se podía leer
un gran cartel que decía:

"Ciudad limpia y ordenada, ciudad querida y admirada".

Al lado, una mesa regentada por un colaborador daba información a los que
allí se acercaban y, una vez sabedores de todo detalle se apuntaban para
recorrer las calles con los ojos tapados.

Un profesional hacía entrega de un bastón al tiempo que enseñaba cómo debían
manejarlo.

El público se mostraba alegre y optimista dispuesto a colaborar.

El señor Alcalde cogió a Esperanza de la mano y juntos subieron al
escenario. Acto seguido se dirigió a los presentes:



-Buenas tardes tengan todos ustedes.

El motivo por lo que hoy los he citado en esta plaza, no es por la
celebración de la fiesta del barrio, sino por otro motivo más importante. La
fiesta de esta tarde ha sido sólo una escusa para haceros venir, porque un
evento como este no se puede dejar perder.

En nuestra ciudad hay muchas personas con minusvalías: ciegos, en sillas de
ruedas, etcétera, etcétera. Ni el Ayuntamiento ni ustedes lo tenemos en
cuenta.

Ellos merecen que mantengamos nuestras calles limpias de cualquier barrera
que obstaculice su paso.



Ahora cedo la palabra a Esperanza.



-Gracias, Alberto.

Señoras y señores, ciudadanos viandantes, lo que aquí vamos a hacer hoy,
para mí es algo muy importante.

Importante para mí y para los que como yo, andamos a oscuras. Y ustedes
dirán: ¡esto es una locura!

Pero no es así. Pónganse la mano en el pecho y reflexionen, cierren los ojos
unos instantes y con ellos cerrados avancen hacia delante.

No pasa nada, pisen sin miedo, solo pueden encontrar mierda de perro. Bueno,
excrementos y alguna otra cosa que les hará tropezar, golpearse con fuerza y
maldecir al culpable que no piensa en los demás.

Si ordenamos y limpiamos nuestras casas, si nos arreglamos para cuidar
nuestra imagen, ¿por qué no cuidamos nuestra ciudad y hacemos de ella un
hermoso paraje?

Mantener limpias las aceras, el césped y los jardines, usar las papeleras y
dejar que la ciudad huela a jazmines.

Mantener el orden y la limpieza no conlleva ningún sacrificio, que cada uno
cumpla con su deber y cargue con su estropicio.

No buscamos el humor al iniciar este juego, es digno de seriedad y
admiración con el respeto que merece un ciego.



Que ustedes lo pasen bien y sepan reflexionar, retiren todos los obstáculos
con los que los ciegos puedan topar.

Y no olviden jamás, que la imagen del pueblo es el reflejo de sus
habitantes, reflejen su conciencia y hagan una villa admirable.



Yo le doy las gracias y quedo a su servicio, si en algo puedo ayudar, no
olviden que veo con el sexto sentido.





El señor Alcalde volvió a tomar la palabra.



-Bueno, ya lo han oído. Poco puedo añadir yo.

El empeño que Esperanza pone en superarse y su presencia en mi despacho hace
unos días, hizo que sus quejas me iluminaran la mente llevándome a la
reflexión.

Ella tiene razón. Los que por suerte tenemos vista para ver donde pisamos no
nos damos cuenta. No vemos lo que tendríamos que ver antes de diseñar la vía
pública y pensar en los demás. Por eso, hoy os pido que conozcamos mejor sus
dificultades. Tapémonos los ojos y paseemos con todos ellos... Con Esperanza
y los demás invidentes, y después, reflexionemos, por favor.



A continuación bajaron de la tarima dispuestos a iniciar el recorrido,
seguidos por el resto de los participantes que con la ayuda de las cámaras
de televisión, no solo recorrieron las calles del pueblo, sino que también
entraron en muchos hogares.

Después, la deliciosa merienda y fin de la fiesta.



Piedad Martos Lorente.

4 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, pues ya hemos llegado al último capítulo y Esperanza ha conseguido su propósito: que las autoridades se taparan los ojos junto al resto de participantes para recorrer las calles con las dificultades que ello conlleva.
Esperemos que los ciudadanos reflexionen y mantenga limpia la ciudad.

Feliz semana para todos.

rosa mis vivencias dijo...

Piedad, deberían tomar nota muchos ayuntamientos y, como Arberto no tirar en saca roto las recomendaciones, que como Esperanza puedan sugerirles y, gracias a su perseverancia, consiguió algo tan importante como hacer reflexionar a todo un Ayuntamiento.
Me encanta el final de tu relato, por fin se tienen en cuenta a los que por diferentes motivos, dependen de ayuda para moverse por cualquier Ciudad, ojala esta historia se hiciese realidad.

Abrazos.
Rosa.

Conchi dijo...

Piedad, me gusta mucho el último capítulo. Último por ahora, que Esperanza seguro que tiene mucho que contar.
Consiguió su objetivo, que por unas horas todos sintieran las dificultades de una minusvalía y tomaran conciencia de que hay que cuidar las calles, los parques y todo para que se pueda vivir mejor.

Has hecho tus rimas con esa facilidad que tienes y a mí me encantan.

Un abrazo y no dejes de escribir.
Conchi

isam dijo...

Piedad, acabo de leer tres capítulos de tu relato, hacia tiempo que no lo miraba, es una historia muy bonita y muy real, todo eso pasa.
Un beso.
Isabel.