domingo, 13 de julio de 2014

NUEVO RELATO. CAPÍTULO 7º

LA LUZ DE ESPERANZA





CAPÍTULO 7º



La conversación que mantuvo Esperanza con Pedro, fue todo un éxito y, las
clases para aprender a leer comenzaron sin pérdida de tiempo. Pedro llegó a
casa de Esperanza acompañado por su mujer el día y a la hora acordada. De
haberlo podido ver, Esperanza hubiera comprobado que su rostro triste y
apagado, ya no era el mismo de unos días antes sino que radiaba alegría e
interés por aprender todo lo que le fuera posible.



Esperanza tenía todo dispuesto para dar su primera clase. Dos abecedarios,
uno para Pedro y otro para ella y una huevera vacía. También ella se sentía
contenta, pues había logrado sacar a Pedro de aquel pozo en el que se había
hundido y, ahora iba a darle clases de Braille. Era la primera vez que lo
hacía y aunque se sentía segura de ello, tenía un poco de miedo por si no
sabía explicarle debidamente, pero tampoco era tan difícil, total, a ella no
le enseñaron nadie y bien aprendió.

También estaba contenta porque tenía tres cifras premiadas del número que
compró de la Once y aunque el premio era pequeño, era suficiente para estar
contenta.



-Bueno, Pedro, vamos a empezar la clase y tú, Natalia, siéntate aquí, al
lado de Pedro y observa.

Esperanza cogió la huevera y la mostró a Pedro.

-Pedro, ¿sabes lo que es esto?

-Una huevera, ¿no?

-Sí, señor, una huevera. Y tú dirás que qué tiene que ver una huevera en una
clase de Braille.

Pedro rió y asintió con la cabeza. Esperanza adivinó sus pensamientos. Qué
tendría que ver aquel objeto con su aprendizaje. ¿Sería porque habría que
echarle huevos al asunto?

-No pienses mal, hombre, que no es lo que piensas. La base del método
Braille son seis puntos y están en la misma posición que una huevera en
vertical. Después lo verás en el abecedario, pero ahora es mejor que lo veas
así, porque como todavía no tendrás el tacto bien desarrollado, he preferido
esta técnica.

Estos seis puntos están numerados y de ellos sale el abecedario entero, los
signos de puntuación y los números.

Los tres puntos de la izquierda son los números 1, 2, 3. Los de la derecha
son, 4, 5 y 6.

Entonces, Esperanza puso en los huecos vacíos seis bolitas de papel y
continuó hablando y mientras lo hacía, iba retirando las bolitas que
sobraban dependiendo de la letra que explicaba.

-La a se hace con el punto 1. La b con los puntos 1 2. La c con los puntos 1
4...

Natalia observaba con curiosidad el manejo de las bolas y explicaciones sin
dejar de pensar lo difícil que debía ser aprender tantas combinaciones.

Pedro, atento a la enseñanza, intentaba introducir en su mente todo lo que
oía de su profesora. Esta continuaba pausadamente.

-Las diez primeras letras, es decir, de la a a la j, se escriben con los
puntos 1 2 4 y 5. Las diez siguientes, o sea, de la k a la t, se le añaden
el punto 3. Así hacemos de la a, la k, de la b, la l, de la c, la m...
Etcétera.

Las letras, u, v, x, y, z, se le añade el punto seis y obtenemos de la k, la
u, de la l, la v, de la m, la x...

Cuando te aprendas el abecedario empezaremos con el libro de aprendizaje y
cuando lo hayas acabado, ya sabrás leer. Ahora solo necesitas dos cosas,
una, interés, y la otra, constancia. Con voluntad, Pedro, todo se alcanza y
una vez sepas leer y escribir, y hayas asumido tu enfermedad, todo te será
más fácil.

Nosotros, los ciegos, tenemos unas ventajas que no tienen los que ven. Es
cierto que no podemos ver el paisaje que ofrece a los videntes el cielo azul
con esas nubes blancas que parecen montañas de nieve. Tampoco podemos ver
los paisajes del campo o de los jardines, pero podemos leer con la luz
apagada y ahorrar energía -Esperanza rió-. Mira, yo solo tengo de consumo lo
que me gastan los electrodomésticos, la radio, el ordenador, la plancha y el
secador. Y es que no todo es malo, hay cosas peores que perder la vista.

La pareja asintió con un gesto de reflexión. Natalia no sabía cómo agradecer
el bien que le había hecho a su marido y a ella misma.

-Me encanta oírte hablar, Esperanza. No tengo palabras para expresar el bien
que nos has hecho, así que dime qué te debemos.

-Calla, mujer, por Dios, ¿cómo dices eso? Ya he cobrado.

-No, No, no has cobrado -contestó Pedro-. Tú nos dices lo que cobras y con
mucho gusto te pagamos lo que nos pidas.

-Ya os he dicho que he cobrado. Aceptar venir a mi casa para aprender y
saber que tienes interés en ello, que has salido del pozo en el que te
habías hundido, para mí es la satisfacción más grande que si me pagaras todo
el dinero del mundo, así que no insistas. Si quieres pagarme, págame de la
forma que lo has hecho ahora, es decir, volviendo la semana que viene y así
hasta que yo diga. Esa será tu deuda conmigo hasta que sepas leer y después,
escribir.

-Esperanza, tú has iluminado mi vida con un rayo de luz, que nadie, jamás,
lo habría podido hacer. Tu manera de ser y de ver la vida, tu alegría, tu
lucha... Todo eso ha sido para mí lo más importante que me ha pasado después
de perder la vista.

-No, yo sólo te he ofrecido una mano y tú te has cogido a ella, cosa que me
llena de alegría. Tu mujer también te la había ofrecido y la rechazaste.

-Así es, Esperanza, yo le ofrecí mi mano como tú bien has dicho, pero yo no
le podía hablar con tu experiencia. Tú has sido la luz para todos. La luz
que muchos necesitaríamos para ver las cosas con más claridad y ver la vida
de otro color.

6 comentarios:

Piedad dijo...

Esperanza está llegando al final, pero antes de marcharse se volverá a ver con el señor Alcalde... Esperemos que consiga su objetivo.
El mío es haceros pasar un rato entretenidos.

Buena semana para todos.

Abrazos.

Beatriz dijo...

Que hermosa historia y cuantas enseñanzas. Dar esperanza a otro y ayudarlo es muy gratificante para ambos. Que generoso corazón. Te mando un beso y que tengas una buena semana

reser dijo...

Piedad, preciosa la historia que nos cuentas. Como sabes no he podido pasar por aquí en muchos días pero, ahora me he leído todo el relato y la vedad que me ha encantado. Siempre ves las cosas buenas de la vida poniendo humor y fantasía ¡que por muchos años sigas así!
Abrazos muy, muy fuertes.
Roser

Conchi dijo...

Piedad, este capítulo es estupendo pues casi me entró ganas a mí de aprender también el abecedario. Sería cuestión de ponerse a practicar.
Esperanza tiene un corazón muy grande, lleno de generosidad, y está llena de amor, lo que la hace ser una persona especial. Su fuerza y su luz se transmite a quien trata con ella. Así que esta pareja es afortunada por haberla conocido. Lo mismo me siento yo contigo, afortunada de haberte conocido.
Gracias por darnos tanto.

Un abrazo grande para ti y Rafael.
Conchi

Piedad dijo...

¡Hola, Beatriz, Roser y Conchi!
Pues sí, Esperanza está demostrando que tiene un corazón muy grande y bondadoso.

Conchi, si te gusta y quieres aprender este método, supongo que a Esperanza no le importaría enseñarte, jejeje. O sea, que si se lo pedimos seguro que monta una clase para todas las que paseis por aquí y estén interesadas en ello.
Además, es muy divertido.

Os dejo besos y abrazos.

rosa mis vivencias dijo...

Piedad, la generosidad de Esperanza es muy grande, ojala hubiese mucha gente dispuesta a colaborar con los más necesitados, en este caso un invidente, que gracias a las ganas y el empeño de esta mujer, consiguió volver a tener ilusión y, ver la vida como dices, con un poco más de color.

Abrazos.
Rosa.