domingo, 15 de junio de 2014

NUEVO RELATO. CAPÍTULO 3º

LA LUZ DE ESPERANZA



Capítulo 3º



En el reloj de la Iglesia del Sagrado Corazón, tocaban las campanadas
indicando la una del mediodía. Esperanza comprobó el suyo y también marcaba
la misma hora. Después de llevar tres largas y pesadas horas esperando a ser
atendida por el señor alcalde, sus temores de no ser recibida, empezaban a
dejarse sentir. Se levantó de la silla, se estiró los pantalones y se volvió
a sentar. Pero al momento oyó pronunciar su nombre. Una mujer, al parecer
joven por el timbre de su voz, hizo que se volviera a levantar.

-¿Esperanza Galván?

-Sí, soy yo.

Esperanza se puso en pie, desplegó su bastón y avanzó hacia el lugar de
donde la llamaban.

-Esperanza, El señor alcalde la está esperando.

-Gracias, pensaba que ya no se acordaban de mí.

La joven se hizo a un lado dejándole el paso libre, al tiempo que le
indicaba una silla frente a la mesa del alcalde.

-Buenos días, señor alcalde.

-Buenos días, Esperanza. Qué sorpresa, no esperaba encontrarte por aquí. ¿En
qué te puedo servir?

-Pues verá, yo venía... Bueno, quería... Quería hablar con usted.

-Mira, Esperanza, déjate de protocolo y háblame como siempre lo hemos hecho,
es decir, de tú a tú, que hace muchos años que nos conocemos.

-Ya ves, de toda la vida. Yo era una niña cuando tu madre te trajo al mundo.

-Pues ya hace unos cuantos años de eso aunque parezca mentira.

-Qué tiempos aquellos.

-Dime, Esperanza, ¿Qué motivos te traen por aquí?

Esperanza levantó un pie al frente y le enseñó la suela del zapato.

-¿Ves algo?

-Un zapato.

¿Y qué más?

-Nada, yo no veo nada.

Entonces puso el pie en el suelo y levantó el otro pie, mostrándole la otra
suela.

-¿Y en este?

-Nada,... Bueno, la suela está sucia.

-Sí, señor, la suela está sucia ¿y sabes dé qué?

-Mira, Esperanza, me he alegrado mucho de verte, pero no estoy como para
jugar a las adivinanzas. Soy un hombre muy ocupado y el tiempo, para mí es
oro. Si has venido a enseñarme los zapatos estamos perdiendo el tiempo.

-No te preocupes, Alberto, que no te voy a robar mucho tiempo, pero quiero
que me escuches -se quitó el zapato y le alargó con la mano-. Huele.

-Esto es el colmo, Esperanza, el hecho que nos conozcamos desde niños, no te
da derecho a venir a mi despacho con estas tonterías.

No son tonterías, quiero proponerte una cosa, pero antes te voy a decir a
qué huele ya que tú no te has atrevido a oler. Huele a mierda. Concretamente
a mierda de perro. Las calles de nuestro pueblo dan asco pasear por ellas,
porque todo es mierda sobre mierda. Las baldosas de las aceras, las que no
están levantadas están rotas. La semana pasada metí un pie en un hueco de un
árbol, cuando eso tendría que estar protegido por una rejilla. No me rompí
un hueso porque Dios no quiso, porque el golpe que me dí no fue para menos.
Y por si faltaba algo, están esos pilaricos de hierro, que no sé como
demonios se llaman, que según me han dicho esta mañana, es para que no
aparquen los coches. Es decir, el pueblo está lleno de obstáculos para
nosotros, los ciegos. Mira, Alberto, estoy cansada de dar tropezones, de
pisar excrementos y encontrarme con objetos indeseables en las aceras.

-Comprendo, que para vosotros los discapacitados, tengáis problemas a la
hora de trasladaros de un sitio a otro, pero el Ayuntamiento no puede estar
pendiente de lo que hace la gente, si limpia los excrementos o no, si
aparcan en la acera o no. Eso es cosa de los ciudadanos, de la conciencia de
cada uno

-Digamos que la mitad de los obstáculos que se encuentran en cualquier punto
de nuestras calles, son responsabilidad del Ayuntamiento y la otra mitad es
responsabilidad de los ciudadanos.

-Quizá tengas razón, Esperanza. Ya lo tendremos en cuenta y miraremos de
hacer algo.

-¿Lo tendréis en cuenta? Jajaja. No me hagas reír, Alberto. En cuanto yo
salga de aquí, lo que hemos hablado ahora se lo llevará el viento, y si te
vi, no me acuerdo.

El alcalde se puso en pie como dando por terminada la visita de Esperanza,
pero esta sacó un pañuelo del cuello que llevaba en el bolso como
prevención, se puso en pie y dio unos pasos hacia él.

-Alberto, te voy a proponer una cosa, mejor dicho, un juego. Toma este
pañuelo y tápate los ojos.

-Esto es el colmo, Esperanza. ¿Ahora vamos a jugar a la gallinita ciega?

-Ahora no, pero sí te propongo que lo hagas. Organiza una fiesta y convoca a
los vecinos.

-Muy bien, convoco a los vecinos y le digo que se tapen los ojos que vamos a
jugar a ser ciegos. No digas tonterías, mujer.

-Esto no son tonterías, es una forma de hacer reflexionar al pueblo y como
no, también a vosotros, los políticos, de que todo el mundo tenemos derecho
a pasear sin trabas en el camino.

-Bueno, ya lo pensaré a ver qué podemos hacer.

-Es muy sencillo, organiza una fiesta que haya algo de comer... una
merienda, por ejemplo. La gente acude a donde hay algo que pillar, o
obséquialos con algún detalle. Propones un desfile de perros para que todo
el mundo acuda con ellos, y después os tapáis los ojos y con vuestro bastón
al frente, paseamos por las calles de la zona más afectada. Y luego se puede
hacer otro recorrido en silla de ruedas por otras zonas, porque también
ellos, los que dependen de estos medios, tienen sus inconvenientes.

-Lo pensaré, Esperanza. Ya me pondré en contacto contigo. Creo que me va a
gustar tu idea. Ahora me vas a perdonar, pero te tengo que dejar.

Se dieron la mano y se despidieron.



(sigue )

6 comentarios:

Piedad dijo...

Bueno, pues ya sabemos que la ha recibido el señor alcalde. Ahora hay que esperar a que éste organice la fiesta.

Las imágenes son sacadas de Internet ya que las imágenes que Esperanza lleva en su mente no nos las puede mostrar, pero yo creo que si ella viera estas serían como las suyas, jejeje.

Muchas gracias a todos y todas que habeis dejado vuestros comentarios en el capítulo segundo. Con ellos, Esperanza se siente mucho más atrevida y luchadora para explicar sus aventuras. Así que os espero de nuevo.

Os dejo un fuerte abrazo con el deseo de que tengáis un feliz domingo.

Beatriz dijo...

Ojala organice la fiesta y se tomen medidas urgentes. Que ya es difícil transitar para uno que ve, me imagino personas que no ven o tiene dificultades,. Ojalá los políticos y la gente pensaran en ellos. Buena semana

Conchi dijo...

Ya sabiamos que la idea de Esperanza sería buena, ahora lo que tenemos que ver es si el alcalde le hará caso y organiza esa fiesta.
Ya están haciendo este tipo de cosas para protestar y para conseguir que se tengan en cuenta a las personas ciegas o discapacitadas en general, pero es que hay que ser burrro muchas veces para hacer las cosas que se hacen en las calles de nuestros pueblos y ciudades. Y no pensar en los demás, por supuesto.

Sigue con el relato, Piedad, que nos encanta leerte.

Un abrazo
Conchi

isam dijo...

Muy buena, la historia Piedad, aunque es una realidad, sigue con esa imaginación para escribir, los demás las iremos leyendo. Al menos yo no soy capaz de escribir nada.

Un beso. Isabel

PEPE LASALA dijo...

Me ha encantado Piedad. Posicionas muy bien los personajes, los momentos, haces que nos metamos dentro. Paso por aquí también para despedirme por las vacaciones, así que un fuerte abrazo, feliz verano y hasta Septiembre.

rosa mis vivencias dijo...

Hola, Piedad.
Casi me pierdo esta tercera parte de tu relato, sabes que he estado ausente y no he podido pasar a saludarte, ahora ya más relajada he leído este capitulo y me ha encantado, por suerte parece que el señor alcalde te ha escuchado, como debe ser, ojala todos tomaran nota de el, valla, doy por hecho que piensa solucionar el problema, espero el siguiente capitulo para saber que pasa.

Un abrazo.
Rosa.