jueves, 29 de mayo de 2008

Cuento Nª 2

¿Tienes perro? ¿Sí? ¿Y limpias sus caquitas? ¿No?
Pues contempla las aceras, jardines y parques de tu alrededor, y después de leer este cuento cierra los ojos unos instantes y reflexiona.

Hoy, Lina está muy contenta, pues le han comprado los zapatos que a ella tanto le gustan y loca de alegría, corre a enseñarle a su inseparable amiga eli. Ésta juega con su mascota, un perro llamado Mimo, que como su nombre indica, es muy cariñoso, mimoso e inteligente.
Lina saluda a su amiga y le hace una caricia a Mimo que la conoce como a su propia dueña. Después le enseña sus zapatos nuevos a eli y con la ilusión de lucirlos, deciden ir al parque. Allí se encuentran con otros niños y niñas amigos suyos y sin pérdida de tiempo se incorporan al grupo y a sus juegos de la gallinita ciega, con el que se divierten mucho. Ahora le ha tocado a Lina taparse los ojos pero están tan entusiasmados con el juego, que no le aprestan atención a Mimo, que siente necesidad de hacer sus necesidades y sin retirarse demasiado del grupo donde está su dueña, deja caer sus excrementos que desde hace rato le pesan en su barriguita. Lina que sigue las voces de sus compañeros para atraparlos,puso sus pies ni más ni menos que sobre el dicho excremento, resbalando al mismo tiempo y cayendo sobre el mismo, manchando sus lindos zapatos y parte de su pierna.
Lina retiró el pañuelo que cubría sus ojos y cuando vio sus preciosos zapatos rebozados de aquella asquerosidad exclamó casi llorando:
-¡Oh, qué asco!.
Enfadada y disgustadísima se levantó rápidamente del suelo, con la intención de darle una patada a Mimo, que ageno al disgusto de Lina, juguetea por el recinto, pero la imagen de sus pies era tan desagradable, que asqueada por la misma corrió a su casa para lavarse.
Al salir del parque se cruzó con un señor que cubría sus ojos con unas gafas negras y en su mano llevaba un bastón blanco con el que se guiaba y ante él, otro excremento similar al de Mimo, en el que el buen señor puso sus pies, con el mismo resultado del de ella, que al verlo aborreció a todos los perros por la suciedad que dejan en la calle y sin querer se pisa, ensuciando así los zapatos además de la vergonzosa imagen que da a la vecindad. Nunca querría tener un perro como su amiga, ni nunca más le haría caricias, ni jugaría con él. Por su culpa había estropeado sus zapatos favoritos. Pero acto seguido, encontró a una señora que igual que Eli, ella también paseaba a su perro, pero con la diferencia que la señora recogía los excrementos y los echaba a la basura.
Lina observaba la maniobra de la señora y comprendió que estaba equivocada, que el odio que derramó sobre aquellos inocentes animalitos no era justo, pues ellos no tenían la culpa de ensuciar, sino las personas que los llevan a pasear.
Arrepentida pues de sus pensamientos anteriores se volvió corriendo otra vez al parque sin dejar de gritar:
-¡Eli iii!... ¡Eli iiii!...
Mimo que reconoció su voz, salió a su encuentro moviendo el rabito en señal de alegría. Lina lo acariciaba dulcemente como si quisiera pedirle perdón por la mala reputación que de él y todos sus colegas tenía, sin dejar de llamar a su amiga:
¡eli iii!... ¡eli iii!... ¿sabes una cosa? Mimo no tiene culpa que yo me haya manchado los zapatos. La culpa es tuya, tú tienes la culpa, porque tú tienes que recoger sus caquitas y echarlas a la basura, él no puede ahcer esas cosas.f
La ceguera del señor del bastón y el ejemplo de la señora del perrito, iluminaron la mente de Lina que vio con claridad quien era el culpable.

14 comentarios:

Sabela dijo...

Que acertados son tus comentarios y siempre pones el dedo en la llaga, me gustan los perros, pero no soporto a los dueños que dejan el "regalito" en las aceras y ya no se diga en los parques y jardines (incluso si tienen la prohibición de perros no) que son frecuentados por niños pequeños. Hace unos años aquí en mi ciudad en las alcantarillas ponían una señal para que las utilizaran los amos de los perros al llevar éstos allí, también había una especie de papeleras con plásticos para ser empleados como recoge "cacolas", nunca ví hacer ni lo uno ni lo otro y es más ambas cosas desaparecieron, sería por falta de uso.
Que tengas un buen día.
Abrazos.

Piedad dijo...

Gracias sabela. Me encanta tu puntualidad a mi blog como siempre. Es vergonzoso ver algunas zonas, sobretodo las exteriores de la ciudad como están de esos regalitos que dejan los perros y que los dueños no se molestan en recoger, tienes que ir haciendo eses para no pisarlos.
Abrazos y feliz semana

joper dijo...

Como siempre estas muy acertada en tus historias nadie diria que eres invidente,pues ves con los ojos del corazon que son los que a fin de cuentas tendriamos que utilizar joana

Piedad dijo...

Joana, una vez leí un libro de entrevistas a invidentes y uno de ellos hacía referencia a lo que su abuelo (invidente como él) le decía: "Jordi, nosotros no somos ciegos, solamente no vemos, los verdaderos ciegos son los ciegos mentales". Esa frase me hizo mucha gracia y desde entonces yo también la uso.
Un beso.

reser dijo...

Hola piedad: que razón tienes con lo de los perros. En Vilanova te aseguro que es un problema, no se puede transitar tranquila ni por las aceras.Pero lo mas fuerte es la maldad de algunos individuos que los maltratan y los hacen sufrir, como esta gentuza que salio no hace mucho por la tele, tenian unos cincuenta perros cazadores en un estado lamentable, medio muertos de hambre, atados en la intemperie con solo un metro de cuerda,lleno de parasitos y heridas.Ya no les valia, ya no era epoca de caza. Que triste. No tienen perdón. reser

joper dijo...

Piedad si buscas en el texto de el mundo esta loco es cribi unos consejos de la MADRE TERESA DE CALCUTA para mi una mujer admirable.Como soy novata no supe ponerlo donde queria saludos

Inma dijo...

Hola Piedad: Yo tengo un perrito al que adoro. Nunca dejo sus caquita sin limpiar, si olvidé la bolsita utilizo mis clinex y algunas veces recorro muchos metros con las cacas por falta de papeleras. Nunca me gustaron los perros, pero… la vida y mi hijo me hicieron descubrirlos y hoy acaricio a los que pasan por mi lado ¡pequeñitos he! Que los grandes me dan miedo.
Un biquiño gallego, mi amiga preciosa.
Inma

Piedad dijo...

¡Hola Inma!: a mí también me gustan los perros, es más, de pequeña siempre tuvimos en casa porque vivíamos en el campo, pero en el campo es diferente,ellos ya sabían donde tenían que ir a dejar sus regalitos, pero en la ciudad los tienes que cuidar tú, y si no lo haces, mejor no tener perro, porque luego vas por las aceras haciendo eses para no pisar. eso es una cosa que los dueños ya tendrían que ver sin necesidad de que le tengan que llamar la atención. Pero los que hacen como tú, se pueden contar con los dedos de la mano, la mayoría pasa de todo.
Un abrazo.

Conral dijo...

Hola, Piedad. Acabo de encontrar un comentario tuyo en mi blog y me ha emocionado tanto que enseguida he venido al tuyo para saludarte y darte las gracias, por haberme dedicado parte de tu tiempo.
He leído solamente este cuento y me ha parecido estupendo y, como sabes que soy maestra y quizás tenga deformación profesional, al leerlo me imaginaba contándoselo a los niños y las niñas de la clase. Después de leído se abriría un debate sobre el tema de los perros y las cacas en las calles. Creo que sería muy interesante, ¿a que sí?.
Bueno, prometo volver y leerte más despacito. Mi puerta está abierta para cuando te apetezca entrar y sentarte conmigo un poquito.
Un abrazo desde Córdoba.
Conchi

Meli dijo...

Hola Piedad ... y demás amig@s. En primer lugar, gracias por las historias que narras. En segundo lugar, explicar que yo también tengo mascota. Una perra llamada Reina. Y que somos muchos más los que no dejamos "regalitos" en las calles que los que lo hacen ..... pero siempre llama más la atención el defecto que la virtud. No obstante, con que sólo fuera uno el que dejara la caquita de perro en la calle, estaría mal ... así que entre todos hagamos que esto no suceda. Por el bien de todos!. Me ha encantado pasearme por tu rincón y si me lo permites lo seguiré haciendo de tanto en cuanto.

Besotes.

Tomi dijo...

hola Piedad, te mando saludos y te admiro por tus comentarios a todo lo cotidiano, que a veces nos pasa desapercibido, pero personas como tú que son muy observadoras nos hacen pensar sobre estas cosas que son sencillas pero muy importantes.
Besos

Piedad dijo...

¡Hola Meli!: bienvenida a mi blog donde tienes la puerta abierta siempre que quieras visitarlo, para será un placer. yo he visitado el tuyo y no sé lo que es, pero mi ordenador no me lee nada que pueda entender, claro, que si hay fotografías eso no me lo dice.
Referente a los perros, es verdad que la virtud es siempre lo último que se ve, yo por ejemplo, lo primero que me doy cuenta es cuando pongo los pies encima del pastelito, pero sin duda admiro a los que como tú recogen sus caquitas por que es un hecho ejemplar para todos los que tienen mascota.
Un abrazo.

Piedad dijo...

¡Hola Tomi!: como ya sabes, no te puedo dejar mi comentario en tu blog por aquello que mi ordenador no lee las letras que hay que escribir, pero ya veo que tu pintura va viento empopa, si estuviera cerca visitaríamos la feria de Leganés y tus cuadros. Suerte y un beso.

Meli dijo...

Bueno, pues Piedad, yo soy aprendiza de pintora. Pero con cada cuadro siempre hay una historia, un cuento, un relato o una dedicatoria. Unas veces más corta otras más extensa. De cualquier forma, te diré que pinto paisajes y también ventanas. Pero me interesa la ventana desde dentro y que si alguna la abro pues veo lo que hay en el exterior: ya sea una bahía, un cielo o un paisaje campestre.

Gracias por el recibimiento y besotes.